En Sevilla, la cárcel estaba en aquel entonces situada en lo que hoy es la calle Sierpes. Allí estuvo encerrado por cuestiones económicas y bancarias Miguel de Cervantes y allí se comenzó a escribir las Aventuras del Ingenioso Hidalgo D. Quijote. Curioso origen de unos de los libros más importantes de la historia, en el que un labrador, escudero, algo ambicioso, realista y práctico, pero de muy poca sal en la mollera, consigue mediante el apoyo de un Duque el gobierno de una ínsula de no pequeña calidad.
El Estado español ha conseguido al igual que las almejas de Islandia, sobrepasar los quinientos años de vida. Del reinado de Fernando e Isabel al del Felipe VI. Desde 1480 cuando los Reyes Católicos convocaron Cortes en Toledo y se certificó por escrito la unión de Castilla y Aragón o desde 1492 con el descubrimiento de América y la conquista de Granada, - según diferentes autores -, hasta nuestros días. Un buen número de gobiernos en este amplio espacio de tiempo. El Hidalgo le aconsejó a su escudero cuando fue Gobernador de la ínsula Barataria - nombre que parece deberse a lo barato con que se le había dado el poder - que dejara de utilizar tanto el refranero, aduciendo a que el refrán es sentencia breve sacada de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios, pero si no vienen a propósito, ante es un disparate que una sentencia. Han pasado siglos, el refranero ha sido sustituido al parecer por el decreto/ley que también obvia toda posibilidad de debate y los gobiernos han pasado de ser regidos por Sancho, al estar bajo el mando de Sánchez.
Los enormes progresos y descubrimientos en el campo de la física, la química, la biología o la medicina, han llevado al ser humano a ser altamente civilizado en comparación con los siglos previos, pero la cultura, es algo diferente. Precisa una escala de valores, que en realidad y recordando el Teorema de Tales de Mileto, tiene la semejanza como icono y bandera. Sancho y Sánchez lo demuestran: Sancho obtuvo el gobierno gracias a una influencia externa, el Duque le ofreció la Ínsula. Sánchez obtiene el gobierno gracias a una serie de factores externos, un conglomerado de partidos, que llevan a que algunos opositores lo designen como Gobierno Frankenstein. Corre peligro Sancho por perder el gobierno, debido a ataques eclesiásticos. Sánchez ve peligrar su gobierno por las cada vez más agudas controversias entre los partidos que lo integran. Recibió Sancho bastantes instrucciones para gobernar, entre ellas del ingenioso Hidalgo. Sánchez ha recibido instrucciones para gobernar de clara ideología comunista. Al escudero, le dieron a gobernar una Ínsula Barataria, que era en parte un mundo carnavalizado. El presidente gobierna el país bajo una máscara que no solo es para librarse de la Covid. Cuando inició el gobierno tuvo Sancho un desfile de bienvenida. Nuestro presidente ha tenido demasiados aplausos con eco de agradecimiento. A pesar de decirse que tenía Sancho poca sal en la mollera, fue admirado por su sabiduría en resolver casos que le presentaron. Sánchez ha preferido ir en alas de decreto/leyes y con paso de memoria democrática. Hizo Sancho justicia limpiando la Ínsula de criminales. Aquí y ahora, con el Gobierno de Sánchez y a pesar de sus esfuerzos, son los “cacos” de distinto grado y estirpe, los impuestos y los recibos de la luz, los que “limpian” a los ciudadanos. Dio Sancho nuevas muestras de sabiduría que se recuerdan en el libro perdido. En el Gobierno actual de Sánchez, hay eutanasia y al contrario de lo que anhelaba Rosalía de Castro, silencio en las campanas y no se pierden libros porque aquí no hay ludopatía por la lectura.
Pese a sus virtudes Sancho pierde el Gobierno. Sánchez pese a sus vicios de unirse con quien sea para mantenerse en el gobierno, va a perderlo. Sancho finalmente se fue honrosa y limpiamente. A Sánchez se le está buscando un nuevo detergente capaz de aclarar en algo su retirada. A Sancho le consideraron como un segundo Salomón, a Sánchez como un segundo Zapatero.
El Quijote es algo más que un libro, es todo un gran tratado de “mundología” - ciencia que se aprende en la calle - en dos tomos. Su inicio carcelario lo demuestra. El mundo de la inteligencia, de la dedicación, el esfuerzo y el trabajo continuado, nos ha hecho, al compararnos con los hombres de cinco siglos antes, parecer técnicamente dioses, pero abandonado el pecado y suavizado el delito, los vicios humanos al frente de los cuales se erige la soberbia con sus adláteres de odio o venganza pueden ser capaces de volver a hacer de la calle Sierpes, la antigua prisión.
