¿Quién ayuda a los que ayudan? El próximo 18 de septiembre el apoyo a la Asociación Lagunillas-Centro de Málaga llegará a bordo de una treintena de Ferraris, que recorrerán el centro de la ciudad para mostrar su apoyo a este comedor social y así llamar la atención de los malagueños.
Esta colaboración, además, surge de la amistad entre Curro López, presidente de la asociación, y Vicente Jiménez Ifergan, propietario de una de las mayores colecciones fenicias del mundo y que se puede visitar en la calle Sebastián Souvirón.
La caravana solidaria
De esta manera, la caravana solidaria, organizada el Ferrari Club España e Ifergan Collection, partirá a las 11:30 h. desde la Plaza Manuel Azaña, a la altura de la Comisaría Provincial, para recorrer la avenida de Andalucía, la Alameda, el Paseo del Parque, el Paseo Marítimo, los Baños del Carmen y volver hasta la Farola, donde estos lujosos coches estarán expuestos hasta las 18:00 horas para el deleite de todo el que pasee por el Muelle Uno.
Según los organizadores, participará una treintena de vehículos y unas 60 personas, que ya han comenzado a hacer sus donaciones a beneficio de la Asociación Lagunillas-Centro. “Es una llamada a que los malagueños hagan donativos”, detallan desde la organización.
Un auxilio que no cesa
El final del verano ha traído también un aumento de usuarios que acuden a estos ángeles de la guarda en busca de frutas, verduras y alimentos para sus familias. “Los usuarios no bajan, atendemos casi a 2.000 familias a diario, y el perfil está cambiando. Este mes de septiembre nos encontramos con que hay gente que en julio y agosto no ha pasado por aquí y ahora vuelven. Vemos una vez más el problema de que se siguen haciendo contratos basura, hay mucha economía sumergida y gente sin asegurar”, explica Curro López en una llamada telefónica con Viva Málaga.
Consultado por la caravana solidaria, detalla que la relación con Vicente Jiménez surgió en los primeros días del confinamiento a causa del coronavirus. “La situación es que al comienzo de la pandemia teníamos 45 toneladas de comida, pero al mes la gente empezó a agolparse en la puerta para comer. Hay que tener en cuenta que muchas personas viven al día y estar toda una semana sin trabajo comenzó a agravar la situación. En ese momento, tomamos la decisión de darle comida a todo el mundo, viniese de donde viniese, pero estábamos entre las cuerdas. Decidí hablar con Vicente y nos ayudó mucho. Nos compró leche, aceite y más productos, y gracias a él pudimos atender a muchas familias más”, afirma.
