El 7 de octubre, día festivo en el calendario gaditano, recobró en el día de ayer el tradicional ambiente de la virgen del Rosario entre aroma de nardos y repiques de campanas. A las nueve de la mañana se abrían las puertas del convento de Santo Domingo para acoger una eucaristía a la que acudían –como es tradicional cada año – las religiosas, personas mayores, y muchas familias de la ciudad de Cádiz.
A las once se llevaba a cabo la solemne función del voto que desde 1730 tienen hecho los dos cabildos de la ciudad, el municipal y el catedralicio. El acto, en ausencia del alcaldeJosé María González, estuvo presidido por el Obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, quien se dirigió a la asamblea lleno de júbilo y esperanza: “hoy es un día grande en Cádiz porque es fiesta, porque la virgen sale en procesión y porque sus gaditanos pueden alabarla”. El deán de la Catedral de Cádiz, Ricardo Jiménez, fue el encargado de renovar, un año más, el voto a la Patrona.
El padre Ricardo comenzó su discurso haciendo referencia a la pandemia que estamos sufriendo. “Este año no ha sido fácil. Los efectos terribles de la pandemia de la Covid-19 han dejado unas marcas terribles en nuestra sociedad. Muchos de nuestros ancianos han estado solos sin poder ver a sus seres queridos. Hay tantas personas que han visto como su salud ha quedado gravemente mermada. Muchos puestos de trabajo se han visto amenazados. Hemos tenido que reinventar nuestras demostraciones de cariño, nuestras fiestas más populares y nuestras devociones más arraigadas. Y tristemente hemos tenido que despedir a muchas personas muy queridas, separaciones para las que no estábamos preparados aunque la certeza de la fe en la resurrección nos ha sostenido y alentado”.
A pesar de todo, el deán de la Catedral puso en valor la actitud mostrada por los gaditanos en estos duros momentos. “Madre amada, Cádiz es un pueblo luchador que no se deja doblegar fácilmente por las adversidades. Ha sido un año difícil pero también hemos sabido pelearlo con gallardía sin perder en ningún momento nuestro carácter risueño y alegre, pues somos una tierra acostumbrada a mirar al futuro con esperanza”.
El santuario permaneció abierto durante toda la jornada en un trasiego incesante de público que entraba y salía deteniéndose ante la virgen para rezarle, hacerle fotos y fotografiarse en su presencia. A las seis y media, las puertas de Santo Domingo se abrieron para que saliera la procesión de la Patrona, suspendida por dos añosante la pandemia del Covid-19 en 2020 y 2021.
La procesión recorrió elCompás de Santo Domingo, Plocia, San Juan de Dios, Nueva, San Francisco, Valenzuela, Cuatro de Diciembre, San Juan de Dios, Sopranis y Compás de Santo Domingo. Una de las medidas que se tomaron para acortar la longitud del cortejo procesional fue que cada hermandad participó de la manifestación pública con un máximo de seis representantes. La procesión fue anunciada por las cornetas y tambores de una banda del Rosario que se encuentra de aniversario, pues se cumplen veinticinco años de su fundación.
Tras el paso de la virgen, como cada año, sonaron los sones de la portuense banda de música del Maestro Dueñas. Finalmente la patrona procesionó en parihuelas en lugar de hacerlo sobre su paso tradicional -como ya nos informaba el prior del convento, fray Pascual Saturio- en una entrevista realizada por este periódico días entes:“aunque la ciudad cuente con el nivel 0 logrado por la muy baja incidencia del coronavirus, creemos que lo sensato es que la vuelta a la normalidad se haga de manera paulatina.
La virgen entró de vuelta en Santo Domingo en torno a las once y cuarto de la noche y lo hizo acompañada en todo momento de un público que recordaba a las épocas más doradas del tradicional 7 de octubre.
Cabe destacar que 7TVBahía realizó una programación especial por el día de la virgen del Rosario desde las 17:30h hasta las 21:00h con conexiones en directo para llevarle a todos los gaditanos a través de la señal municipal de Onda Cádiz la procesión más anhelada de los últimos dos años.
