No, no voy a hablar de fútbol, pero sí de algo muy relacionado con el deporte y el estado de ánimo. La euforia es un estado de alegría y bienestar que sobrepasa los límites de manera desbordante y es de duración breve. Cuando no tiene relación con algo que lo produzca, estamos ante un cuadro psiquiátrico bipolar, una enfermedad maníaco-depresiva, donde el estado de ánimo pasa de la depresión (episodio depresivo) a la euforia (episodio maníaco que puede durar hasta 7 días y provocar agotamiento). Un ejemplo de euforia colectiva en relación con una causa, sería ese gol de Iniesta en el mundial de Sudáfrica en el verano del año 2010 que nos daba el título de campeones del mundo. Yo creo que ahí saltaron de emoción hasta los camaleones de La Breña. Incluso esa misma euforia, pero en menor medida, aparece cuando volvemos a ver las imágenes. Otro ejemplo pero más a nivel individual puede ser que nos tocase un buen premio en la primitiva.
El origen de la palabra euforia viene del griego “euphoria” y significa fuerza para soportar. Si tuviéramos distintos grados de alegría, podríamos hablar, de menor a mayor intensidad, de bienestar, luego la alegría como tal, después sería estar contento, posteriormente pasaríamos a la felicidad y, por último, la euforia. La euforia también puede ser producto de alguna enfermedad o droga, que acaban produciendo en la persona daños psíquicos y emocionales como ansiedad, depresión y paranoia. En la euforia se producen distintos procesos en nuestro cuerpo. A nivel del cerebro el lóbulo frontal se estimula, siendo el encargado de regular nuestras emociones, el tálamo regula la consciencia y participa también en las emociones y se liberan dos sustancias que son la dopamina y la serotonina. Ambas se encuentran reguladas por la mayoría de los antidepresivos que intentan aumentar su producción. No solo en nuestro cerebro se producen cambios con la euforia, también se acelera el ritmo cardíaco, la respiración aumenta, la piel se pone erizada, la digestión se modifica y las pupilas se dilatan. Cuando no es producto de una causa justificada sino que la euforia aparece de manera habitual el individuo presenta prepotencia, escasez de sueño, ignora las consecuencias que producen sus acciones, no es consciente de peligros o amenazas, aumenta la actividad cerebral y sexual, eleva el tono de voz, agitación rápida, movimientos repetitivos, habla de forma rápida, actúa de manera compulsiva. De ahí que la euforia tenga también esa parte negativa. Por eso si la euforia se presenta de manera continuada se debe consultar con un médico.
La euforia bien entendida si nos puede llevar a revertir una situación adversa, como esas remontadas épicas de partidos de tenis de Nadal que hacen que poco a poco la euforia haga que su juego mejore y la fatiga o el cansancio se atenúen. En el lado opuesto estaría la disforia, que es ese sentimiento de tristeza que siempre se apoderaba del oponente de Nadal, ¿sabes de lo que escribo, verdad Djokovic?.
La euforia genera notas que la inteligencia jamás entenderá, de la misma manera que la fe cree en cosas que la razón no puede explicar.