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Alcalá la Real

Necrópolis de la Mota, candidata a mejor historia funeraria de España

La votación está abierta aún en www.revistaadios.es y de ganar tendría proyección estatal en la Ruta de Cementerios de España

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  • Necrópolis de la Mota.

La antigua necrópolis de la Fortaleza de la Mota es candidata a ser reconocida en la categoría de Mejor Historia en el marco del III Concurso de Cementerios de España. El máximo exponente de esta necrópolis- con más de cinco siglos de antigüedad- se sitúa en la Iglesia Mayor Abacial, lugar donde actualmente se proyecta el audiovisual del Centro de Interpretación de la Vida en la Frontera. La votación está aún abierta, si bien es preciso registrarse, enviando el correo electrónico previamente.

La concejala de Turismo, Empleo y Comercio, Eva Bermúdez ha señalado los principales motivos por los que se opta a esta candidatura “que pasan por reivindicar el valor cultural  que la Fortaleza de la Mota tiene como recinto funerario; por el reconocimiento de las mejoras realizadas en la revalorización del patrimonio; y finalmente por incrementar la promoción a nivel estatal al incorporarnos a la Ruta de Cementerios de España”.

La votación está abierta aún en www.revistaadios.es , en el apartado del III Concurso de Cementerios. Para participar en la votación es necesario introducir el correo electrónico, lo que da opción a un voto en cada categoría. Alcalá la Real se sitúa en la categoría de Mejor Historia.


La Fortaleza de la Mota opta así a este premio como recinto funerario.El Conjunto Monumental de la Fortaleza de la Mota, la Alcalá vieja, fue el emplazamiento de la ciudad desde la Edad Media hasta el Siglo XVIII. Aquí se aprecia arquitectónicamente la dualidad de su pasado musulmán y cristiano a través del perfil de Sta. Mª La Mayor y la Torre del Homenaje de su alcazaba.

Hasta la construcción del actual cementerio, los difuntos de Alcalá la Real yacían en la Fortaleza de la Mota.

VESTIGIOS FUNERARIOS
En el solar de la ciudad vieja los vestigios funerarios son de muy diversa índole. Un espléndido jardín de lavandas atesora los límites que ocupó el cementerio civil desde finales del XIX hasta mediados del S.XX, y aljibes que han entrado en desuso, repartidos por la trama urbana de la antigua ciudad amurallada y que han sido reutilizados como osarios.

Pero, sin duda, es el interior de la Iglesia Mayor Abacial el que conserva  la memoria funeraria de éste lugar a lo largo de más de cinco siglos. Una visión impactante y sobrecogedora que permite ver en sus paredes y en el subsuelo las marcas de su función como cementerio.

NECRÓPOLIS DE SANTA MARÍA LA MAYOR
Los restos funerarios localizados en el interior de la Iglesia Abacial de la Fortaleza de la Mota de Alcalá la Real mantienen una característica común y es el hecho de que se encuentran excavados en la roca.

Se constata la presencia continuada en el Cerro de la Mota de diferentes culturas a lo largo del tiempo, desde la Prehistoria hasta nuestros días, con vestigios materiales muy diversos. Pero solo algunas de estas civilizaciones han dejado restos de sus tradiciones funerarias a través de diferentes formas de enterramiento.

La mayor parte de las tumbas localizadas corresponden a tiempos en que la ciudad ya se hallaba conquistada por los cristianos, fieles a la tradición de enterrar a sus difuntos en los espacios sagrados.

Se encuentran los enterramientos excavados en roca, que presentan varias formas:

Por un lado, tumbas antropomorfas: enterramientos que se adaptan a la forma del cuerpo humano, y que en algunos casos presentan una abertura en la roca, en la zona donde iría depositada la cabeza del difunto. Presentan una cronología más antigua que el resto de las tumbas halladas.

Por otro, tumbas rectangulares: se disponen de forma desordenada, sin orientación concreta, con una distribución anárquica por toda la superficie de la Iglesia Mayor Abacial.

A su vez existen tumbas rectangulares ordenadas: dispuestas a partir del espacio que dejan libres los elementos constructivos. Esto permite poder datarlas en la misma época de la construcción de la propia iglesia. Algunas de ellas presentan una cruz cristiana tallada en la roca, en la pared de la tumba, con una tipología similar a las utilizadas en el Renacimiento.

Asimismo, las criptas. Estas, en un total de doce, ocupan una tercera parte de la superficie de la iglesia. Se definen a partir de un habitáculo excavado en la roca y cubierto con una bóveda de medio cañón de sillería. Algunas presentan un banco tallado que circunda toda la cripta y un pilar central  que hace las veces de soporte.

Gran parte de las criptas y sótanos de la Iglesia fueron cegados por la ocupación francesa, por lo que se veían obligados a realizar los enterramientos, bien en fosas cavadas someramente entre ruinas y escombros, bien formando pilas con los ataúdes colocados los unos sobre los otros, recubiertos por una capa de yesos. Esta situación se mantuvo hasta 1865 cuando se construye en la zona alta de la Fortaleza de la Mota un cementerio, junto al recinto de la iglesia Mayor Abacial.

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