José Mercé demostró ya hace mucho unas condiciones artísticas al alcance de muy pocos. Una de las claves de este jerezano es la capacidad de ofrecer al público, fiel a más no poder y de distintas generaciones, un producto musical en continuo cambio por lo que no se ha quedado instalado en un repertorio inerte y caduco. Siempre tiene algo nuevo que aportar, refresca su repertorio y se entrega como si fuera su primera o última actuación de su vida.
Esas ganas se palpan, esa ilusión se nota y causa el efecto esperado: triunfo. En Tío Pepe Festival llegaba con el objetivo de llevar al escenario las composiciones más populares de Manuel Alejandro, el escribidor de canciones “más importante del mundo”, según el propio José, que “nació en mi misma calle, Merced”. Para ello se hizo acompañar de un equipo musical más amplio que en sus habituales conciertos, bajo la dirección del pianista Alejandro Romero.
El cantaor traspasa los límites del flamenco pero nunca se olvida de él e incluye la malagueña, la soleá y la seguiriya en la escaleta, defendiendo que esto “es nuestra marca España”. Todo comenzó En carne viva, dispuesto en el centro el cantaor de melena casi blanca pero elegante como cuando joven. Alto y sonriente, conecta desde el principio. Imprimen compás en el segundo de los títulos, Yo soy aquel, así como en el siguiente, Te estoy queriendo tanto. Cómodo se encuentra el que ha versionado ya a otros grandes autores, quien ha creado un estilo propio y ha vendido más de un millón de copias a lo largo de su fecunda trayectoria, con reconocimientos justamente recogidos y querido por tantos compañeros de otros géneros musicales.
Procuro olvidarte y Se nos rompió el amor fue lo siguiente en sonar, ya sin chaqueta porque las temperaturas comenzaban a subir. José no se queda con nada, todo lo ofrece a pesar de que no siempre es fácil llegar a los registros tonales y rítmicos exigidos. Tiene tanto oficio que resuelve sin problemas. Mientras los músicos interpretan Que sabe nadie, José se prepara fuera de escena para entrar en el apartado más flamenco, señalando en este caso la esperanzadora sonanta de Manuel Cerpa, con una madurez sorprendente, y la maestría de Antonio Higuero, tocaor situado en un nivel altísimo, reconocido y justamente valorado, solvente como el que más. Jerez en estado puro, en las seis cuerdas. En la seguiriya se le premió con un aplauso, y a José con otros tantos, porque se acordó nuevamente de su hijo Curro y emocionó sobremanera. Todavía quedaban algunas entregas más dedicadas a la obra de Manuel Alejandro, como el Se muere por mí la niña, que tuvo especial encanto porque a José se le vio divertirse. Este título, por cierto, está recogido en el gran disco Así Cantan por Flamenco a Manuel Alejandro, grabado por jerezanos como Lola Flores, La Paquera, Macanita, Vicente Soto, Ángel Vargas, María José Santiago y el propio José.
Todavía había ganas de más y no se fue sin interpretar Aire, a coro con todos, Al Alba, e incluso una vez más tocando a la puerta de Manuel Alejandro con Voy a perder la cabeza por tu amor, título que dejó grabado en el disco que anteriormente mencionamos.
Bulerías de Jerez, baile cortito, sonrisa y ronda de fandangos para brindar por el triunfo. José estuvo soberbio, sublime, entregado, digno de elogio porque el artista sigue estando en forma, con una capacidad incuestionable para atraer y demostrar que en su caso, el tiempo juega a su favor. Importante mencionar a un equipo que lo arropó para tal fin: Alejandro Romero (piano y dirección musical), David Moñiz (violín), Pablo Oliva, Jorge Bautista, Víctor Carrasco, Genara Cortés (coros), Antonio Higuero y Manuel Cerpa (guitarras) y Javier Teruel (percusión).