En una embarcación destinada al petaqueo, que facilita combustible a narcolanchas y barcos dedicados a actividades ilegales
La Guardia Civil investiga la desaparición de tres jóvenes de Balerma, El Ejido (Almería), que presuntamente se adentraron el pasado 25 de febrero en alta mar en una embarcación destinada al petaqueo, que facilita combustible a narcolanchas y barcos dedicados a actividades ilegales.
Fuentes de la Comandancia de Almería han confirmado a EFE que se han presentado sendas denuncias, así como que se mantiene abierta una investigación para intentar localizar a Adil Lamsiyah Benaissa, de 20 años; Khaled Khayati, de 33, y un tercer joven, del cual se desconoce la identidad.
El tío de Adil, Jalal Benaissa, ha explicado a EFE que su sobrino ha nacido y se ha criado en Balerma, que ha estudiado y durante los veranos trabajaba como socorrista, así como que hasta el pasado mes de febrero trabajó junto a su padre en un almacén hortofrutícola, aunque fue despedido en febrero debido a la baja producción de la empresa.
“Hay una banda que se dedica a trasladar gasolina en embarcaciones a otras embarcaciones en alta mar. Buscan a niños sin conocimiento de nada. Por una pequeña cantidad les comen la cabeza”, asegura.
Explica que su sobrino se subió junto a los otros dos desaparecidos en una semirrigida de ocho metros de eslora el pasado 25 de febrero y que juntos salieron desde algún punto del Cabo de Gata mar adentro.
“Desde ahí no se sabe nada del niño. Pasaron los días y por el pueblo se comenzó a hablar de que los otros dos habían muerto porque la embarcación había volcado a 30 millas náuticas del Cabo de Gata, pero no se hablaba de mi sobrino. Si saben la distancia, es porque tienen la embarcación geolocalizada”, asevera.
Ha insistido en que ese domingo hacía “un temporal increíble”, y precisa que su hermana, la madre de Abil, creyó hasta el viernes de la semana pasada que su hijo se había ido a pasar unos días con su novia, motivo por el que no denunció hasta ese día.
“Buscó al cabecilla -del supuesto grupo de petaqueros- porque se ha corrido la voz de que era él el que los había mandado en una semirrigida con 60 petacas para abastecer a otros barcos en alta mar. Le dijo que no sabía nada de su hijo y que no tuviera esperanzas de que fuese a volver”, mantiene Jalal.
El tío de Abil lamenta que, a pesar de la supuesta geolocalización de la embarcación, “cuando se perdió la señal no se hizo nada, no se llamó a Salvamento Marítimo o a la Guardia Civil”.
Añade que el pasado lunes, tras tener conocimiento de que varias narcolanchas se habían refugiado en el Cabo de Gata, la madre de Abil acudió de nuevo a la Comandancia de Almería “a preguntar si habían encontrado a alguien o alguna embarcación a la deriva”.
“Mi sobrino no sabe llevar esa barca ni se ha subido nunca a una en la vida. El padre se ha tenido que dar de baja por depresión. Toda la familia está destrozada. Además, parece que unos días antes de que desapareciese, la Guardia Civil paró a mi sobrino y al cabecilla de este grupo remolcando por tierra una embarcación, que fue incautada”, concluye.