Las euforias congresuales hay que tomarlas como tales. Momentos de estados de ánimo elevados. En Valencia, en la Convención Nacional, - nombre evocador republicano de la Revolución Francesa- Pablo Casado no se cortó: “Los españoles no recuperaremos el empleo hasta que el Presidente del Gobierno no pierda el suyo….El cambio ya está aquí́….Sabemos dónde vamos”. Dijo más: “…con los bolsillos limpios…”. En el Congreso Regional del PSOE de Andalucía ha habido -como es preceptivo- también instantes de exaltación anímica de las dirigentes del partido refiriéndose a Moreno Bonilla y Juan Espadas: "¡Nos da igual! ¡Que convoque cuando quiera, aquí estamos! Vamos a reconquistar la confianza de los ciudadanos”,…"¡Que las convoque cuando les dé la gana, Juan va a ser el próximo presidente de la Junta!”., como recogía Dani Cela. El subidón es explicable. En uno y otro caso el balón está en el pasto, pero el árbitro es el respectivo presidente. En España Pedro Sánchez y en Andalucía Juanma Moreno son quienes disponen de la capacidad de convocar elecciones, cuando convenga al interés general o a ellos partidistamente.
Sánchez fía todo su empeño a terminar la legislatura en los finales de 2023 -quedan dos años- para que desaparezca la pandemia, den sus frutos los fondos europeos y España pueda organizar la cumbre de OTAN en 2022 y la Presidencia de la Unión Europea, en el segundo semestre de 2023. Juanma Moreno no quiere gobernar en coalición sólo con Vox, porque tiene un programa y unos dirigentes insufribles para la mayoría, aunque tiene un público entregado. Vox quiere el adelanto electoral para intentar entrar en el gobierno y adelantar la extinción de Ciudadanos. Moreno está satisfecho con la situación de un tripartito de “dos partidos dentro y uno fuera”, hasta que Vox ha dejado de apoyar los presupuestos andaluces.
Esa oportunidad es la que ha querido aprovechar el nuevo secretario general del PSOE, ofreciendo su apoyo a unos presupuestos andaluces… diferentes. El PP no acepta cambios. Las famosas lentejas. Pero Espadas necesita tiempo. Es normal -acaba de llegar- que aún le falte conocimiento público y perfil propio como dirigente andaluz. Ganar requiere un partido, un líder, un programa y que los vientos soplen a favor del cambio, porque, por vez primera para los socialistas andaluces, gobiernan otros partidos en Andalucía.