Al principio fueron las especias...
El seis de septiembre de 1522 y tras casi tres años de navegación arribó por la desembocadura del Guadalquivir una de las cinco naves que al mando de Magallanes partió rumbo a las islas de las especias, las Molucas, para, de paso, darle la vuelta al mundo y demostrar la redondez de éste y el hecho de que un solo mar conectado bañaba todas las costas; 21 hombres de los 239 que partieron, 18 españoles y tres moluqueños a bordo de La Victoria comandados por Elcano se tumbaron en las doradas arenas de Sanlúcar por donde hoy Bajo de Guía enfrenta horizonte con Doñana, una hazaña sin igual que estos días celebra su 500 aniversario y lo hace, visto lo visto, con más sombras que luces porque la heroicidad de aquel intrépido portugués fue mucho más allá que la del reconocido Colón al llegar a América, descubrir el después bautizado como Estrecho de Magallanes cerca de la Patagonia, atravesarlo, cruzar ese inmenso Pacífico hasta las islas Filipinas y las Molucas y volver a España rodeando la costa de África; una hazaña, insisto, de España, pero se gestó en Sevilla y de allí partió, que merece, qué duda cabe, todo el fuego de artificio en este su quinto centenario de cara a ese seis de septiembre próximo cuando hará justo quinientos años quedó demostrado que el mundo es como es.
La otra reflexión: mirando atrás vemos cómo era y cómo hemos evolucionado en estos cinco siglos, entre 1522 y 2022. Descubrimos que el mundo era redondo y para circunnavegarlo se emplearon nada menos que tres años. El salto de entonces ahora ha sido gigantesco y eso que hablamos de una mínima, pequeña, insignificante parte de la historia del mundo y de la humanidad, pero pasamos casi del final de la Edad Media entonces a lo que hoy somos, un mundo avanzado, tecnológico, digital, global, moderno. Que evoluciona muy rápido, lo de ayer es antiguo y si entonces merecía la pena viajar con estas penurias hasta La India para traer pimienta, nuez moscada, clavo o cúrcuma, hoy el comercio mundial se gestiona en unas pocas horas y la información en pocos segundos. Y estamos educados a evolucionar rápido, ya no nos sorprende nada, nuestras mentes están abiertas a todo porque no imaginábamos muchas de las cosas que han sucedido. Por tanto, ¿cómo seremos en 2522, dentro de cinco siglos? ¿Seremos? ¿O con estas prisas y estos calores fuera de todo ritmo evolutivo lógico la humanidad habrá evolucionado hacia a saber qué? Si es imposible adivinar, a este ritmo por el que vamos, lo de dentro de treinta o cincuenta años, quinientos es una absoluta quimera, da vértigo, es imposible.
La mesa. Este mitad de julio caluroso representa perfecto, quizás más que nunca, la antesala de un agosto a la vuelta de la esquina donde todo se detendrá tras un año intenso en todos los frentes, político, social, económico, sabiendo además que la vuelta de septiembre aguarda un otoño con nubarrones importantes en materia de economía e inflación y con elecciones, otra vez, cerca; Sánchez intenta capear el temporal en este debate sobre el Estado de la Nación que no se celebraba desde hacía siete años y lo hace con medidas que para algunos rozan la improvisación y que gravan a bancos y eléctricas, e igual son efectivas pero esconden una necesidad imperiosa, la suya, de darle brillo a su marca a sabiendas de lo mucho que ha perdido y del lastre electoral que para su partido su imagen representa.
Mientras, en Andalucía el presidente Moreno Bonilla comienza a mover piezas con la soltura de quien se sabe dueño de la pelota. La confección de la mesa del parlamento tiene varias lecturas. Poner a Jesús Aguirre en la presidencia de la misma le aleja de Sanidad y de ser consejero y aprovecha el carácter bonachón del Cordobés cara a negociaciones futuras; sitúa ahí también a Jota Carmona, que progresa adecuadamente desde la esfera política del PP de Málaga al de Andalucía y que se presenta como uno de los hombres importantes dada su relación de pareja con Marifrán Carazo -posible portavoz y consejera-, y nombra vicepresidenta primera de la mesa a Ana Mestre, la que fuera delegada del Gobierno en Cádiz y que se ha quedado sin hueco en un ejecutivo con mayoría absoluta. Debe ser que en política las amistades suman de manera proporcional a lo que lo hacen las enemistades, no se entiende de otro modo el escaso premio ante tantas posibilidades como había. Además, el presidente cede a Vox uno de sus cinco miembros para darle representación en lo que a todas luces es un guiño, en concreto a una Macarena Olona con la que intenta amoldar futuro sabiendo que, aún sin margen parlamentario, Vox y su portavoz se las gastan duras. El PSOE no quiso ceder uno de los suyos a Por Andalucía y, normal, con solo dos miembros y tanta cosa por colocar a Espadas se le hacía dura tanta solidaridad.
La otra novedad ha sido el nombramiento de Irene García, la ex presidente de la Diputación de Cádiz, como vicepresidenta segunda de la mesa, lo que viene a representar el primer cargo político del PSOE de cara a esta legislatura que a punto está de comenzar y se entiende que de este modo Juan Espadas ha querido lanzar un mensaje de confianza sobre la sanluqueña que, seguro, habrá sido entendido, más en Cádiz donde nadie fue informado al respecto y donde la noticia fue recibida con el mismo tono de agrado en una parte como de desagradado en la otra.
Ahora se producirá el pleno de investidura del presidente, tras lo cual tomarán posesión consejeros y se realizará el primer consejo de gobierno para, al final de mes, celebrarse el pleno de votación de los senadores. ¿Senadores? Habrá que ver por la cuota parlamentaria a quién disponen tanto PP como un PSOE en el que a buen seguro una de las tres plazas la cubrirá el propio Juan Espadas, es de suponer que Susana Díaz continúe una legislatura más y para la tercera, ante la escasez de puestos, hay un listado importante y presiones múltiples. Jiménez Barrios y Juan Cornejo se han jubilado visto la imposibilidad de continuar ante la escasez de puestos a repartir, quizás el isleño López Gil, que se ha quedado fuera de todo y que en su día cedió el senado para que entrara Díaz, tenga alguna opción y de hecho presiones para ello hay. Pero difícil está.
Quedó por demostrar, finalmente, si Elcano y sus veinte acompañantes celebraron su magnífica gesta brindando con alguna de las hoy centenarias manzanillas que absorben la salinidad de la brisa que azota el barrio alto proveniente de allende los mares. De hecho, quizás alguno de ellos debió pensar, henchido el paladar con semejante y fresco jugo y elevado ante tan heroico hecho, "la vuelta que he tenido que dar para tomarme un vaso".