Quedan apenas diez días para que dé comienzo la ansiada Semana Santa. Una cuenta atrás que en muchos casos se emplea para poner a punto las túnicas, y para que todo esté listo para la próxima estación de penitencia.

Un aspecto muy importante a tener en cuenta es el calzado que se va a emplear a la hora de acompañar a los Sagrados Titulares. El camino se hace largo y cansino, por lo que es conveniente pensar en cómo cuidar los pies para que no se resientan el resto de la semana.

La secretaria del Colegio de Podólogos de Andalucía, Elvira Bonilla, aconseja evitar el estreno del calzado el mismo día de la procesión. En este sentido recominda emplear un zapato con suela flexible y gruesa a ser posible sujeta al empeine. No es conveniente usar un calzado con contrafuerte duro y muy curvo, que tenga punteras duras o puntiagudas, ni plásticos y gomas en contacto con la piel. También es importante evitar los cordones ajustados y las costuras que puedan provocar lesiones por roces o presión. Para las personas que utilicen tacones, estos no deben superar los 4 centímetros de altura.

Pero el calzado no es lo único que se debe tener en cuenta. Según esta especialista también es crucial cuidar los pies antes y después de la salida procesional, sin cortar las uñas en exceso, y secando bien los pies después de cada lavado, especialmente por en medio de los dedos. Los podólogos recomiendan además lavar los pies con agua templada y jabón adecuado a la acidez de la piel, restringiendo los baños calientes y productos sedantes, o vasodilatadores y usar siempre calcetines o medias suaves y sin costuras, que no queden ni holgadas ni muy pequeñas.

Bonilla advierte de que no es recomendable realizar la salida procesional descalzo, pero en el caso de hacerlo, deben lavar los pies con un antiséptico dejándolo actuar durante al menos cinco minutos y luego aclarar con agua tibia, y un secado muy cuidadoso.

Para aliviar el cansancio de las extremidades durante la procesión hay que intentar no estar mucho tiempo parado, y si no fuera posible, cambiar alternativamente al pie que está más apoyado en el suelo. También se aconseja realizar movimientos de flexión y extensión de los dedos mientras se está parado.

Después de la salida procesional es conveniente meter los pies en recipiente de agua caliente (no menos de 5 minutos ni más de 10 minutos) y sal y aplicar una crema reparadora del manto ácido o hidratante en finas capas, dando un masaje ligero por todo el pie, excepto por los dedos.

Según la secretaria del Colegio de Podólogos, los especialistas suelen percibir un aumento de visitas después de Semana Santa, ya que acuden aquellas personas que han tenido algún problema, especialmente los cargadores.

En el caso de que no se sigan estos consejos, Bonilla advierte de que puede dar lugar a la aparición de problemas de roces, ampollas dolorosas y sobrecargas metartasales que se pueden evitar utilizando un calzado apropiado, y consultando al podólogo antes de la salida procesional para que le recomiende los cuidados específicos para el tipo de pie.

La secretaria del Colegio recuerda que ante cualquier duda o problema no hay que dudar en consultar a un especialista. Es más, si se trata de una persona aquejada de esta parte del cuerpo, lo más conveniente es que acuda al podólogo antes de acompañar a los titulares para que el experto determine las recomednaciones a seguir. No obstante, siguiendo estos consejos se puede contribuir en gran medida a evitar problemas mayores.
Evidentemente, el dolor de pies aparecerá en algún momento por leve que sea, pero eso forma parte de la estación de penitencia y será un buen síntoma de que la hermandad ha podido salir a la calle.