E l consumo de fármacos antidepresivos ha aumentado en España hasta un 10 por ciento en los últimos dos años, coincidiendo con los inicios de la actual crisis económica, pasando de 30 a 33 millones de unidades vendidas por año, según los datos presentados por la farmacéutica Pfizer.
De este modo, y como explicó el director de Comunicación de la compañía, Francisco García Pascual, el consumo de estos medicamentos ha crecido a medida que ha ido avanzando la crisis y, de hecho, desde finales de 2009 a febrero de 2010 el incremento en unidades ha sido de hasta un 6 por ciento.
Desde 2007 hasta febrero de 2010 también ha experimentado un aumento del 1,6 por ciento en el consumo de tranquilizantes, con una media anual de 52 millones de unidades vendidas. Por comunidades, se detecta un mayor consumo en Galicia, Madrid y Comunidad Valenciana, mientras que donde menos fármacos de este tipo consumen son La Rioja, Navarra y Cantabria.
“Ha aumentado y lo hará más”, aseguró el psiquiatra del Hospital General de la Defensa en Zaragoza José Carlos Fuertes, ya que “están aumentando las consultas relacionadas con el paro o por problemas socioeconómicos”, que “amargan la existencia” de muchos ciudadanos. De hecho, las consultas de Psiquiatría han aumentado su actividad en un 25 por ciento desde 2007.
Los trastornos más frecuentes en estas consultas son los “esperables”, tales como cuadros de ansiedad, depresión y trastornos adictivos, para los que los antidepresivos han demostrado ser “el tratamiento más eficaz” para “serenizar el ánimo” y, al mismo tiempo, ofrecer un efecto neuroprotector que ayude a controlar su situación.
Además, a diferencia de los tranquilizantes, estos fármacos no provocan una dependencia, si bien su uso debe ser continuado durante al menos un año. Es más, aseguró este experto, el tratamiento con estos fármacos puede ser “incluso de por vida”. Su mayor consumo está también relacionado con que “muchos pacientes buscan resultados inmediatos” y no aceptan terapias más a largo plazo cuando “con una pastilla se ponen mejor”.
Eso sí, precisó este experto, estos fármacos --que requieren prescripción médica-- aportan “serenidad para no agobiarse con lo que está pasando" pero "no sirven para combatir la crisis”.
Los trastornos mentales afectan más a las personas más vulnerables y son más frecuentes en mujeres, dado que éstas deben hacer frente a su “multiplicidad de roles” en el trabajo y el hogar, según Fuertes. Igualmente, también se ha percibido un aumento en las consultas de personas más jóvenes.
“Hemos creado una sociedad enferma que no tolera la frustración, sólo persigue el éxito y no entiende que la felicidad no es algo constante. Y esto siempre es generador de problemas de salud mental”, aseguró este experto.
El escudo del alcohol
Estas situaciones van aparejadas con un mayor consumo de drogas y, sobre todo, de alcohol ya que el hecho de que sea una droga “polivalente, social e institucionalizada” hace que “muchos, en lugar de acudir al psiquiatra, acuden al bar a tomarse unas copas”. De hecho, según el estudio Repercusion de la Crisis económica en la salud mental, en el que participaron 200 pacientes, hasta el 40 por ciento reconoce haber incrementado el consumo de alcohol “de forma notable” en los últimos 6 meses e incluso un cuatro por ciento reconoció haberse iniciado en el consumo de cocaína.