Esta canción, popularizada por Adriano Celentano hace cincuenta y cinco años, forma parte de nuestra particular banda sonora, cuando apenas descubríamos que el ritmo movía nuestros pies dándole cuerda al cuerpo que soportaban. YouTube la rescata como fragmento de un programa de televisión, donde jugábamos a adivinar los colores de su camisa animando las grecas del estampado, mientras caminaba entre el blanco y el negro de la pantalla, donde su seriedad no podía apagar el brillo de un artista desenfadado, libre e innovador.

Azul, su título, hace referencia a lo larga que puede hacerse una tarde de verano llena de sol y cuánto puede echarse de menos a quien se ama mientras dura. Es como un pasacalle, una marcha ágil y muy bailable, pero llena de nostalgia y a pesar de este toque de tristeza sobrevive a los años habiendo sido interpretada, entre miles de cantantes,por la selección italiana de fútbol.

Es por eso que nos la encontramos casi por todas partes. En versiones instrumentales,se le puede incluir en una listade música ambiental, aquel antiguo hilo musical, hoy conocida como easylisteningo música de ascensor, piezas fáciles de escuchar por ser pegadizas y de casi todos los géneros.

Hoy las listas de reproducción se elaboran con un clic al lomo del ratón y la propia página facilita la selección titulándola, teniendo en cuenta el lugar donde se va a emitir. Un detalle ensalzable, si bien llega un momento en que el oyente, sea cliente de una librería, usuario de un gimnasio o paseante por un centro comercial deja de oírla en cuanto su atención se deja seducir por un título, por superar el número de flexiones o porel diseño de un kaftan.

Ocurre si las canciones o las piezas musicales no nos son familiares.Sin embargo, cuando suena Azzurro la memoria se sube al tren del estribillo, solo que no va al contrario de los deseos, sino directamente y al momento en que la oímos por primera vez, durante uno de los primeros veranos de las vacaciones escolares. Un tren que traqueteaba por una lista donde todavía sigue, un tren del que no hemos bajado, porque junto a Azzurro viajan otras tan pegadizas como ella, pero no tan especial.

 Resulta entrañable que durante un paseo por un centro comercial o al entrar en una mercería los trombones de la introducción nos devuelvan el rostro de Adriano Celentano, su camisa estampada caminando por el blanco y negro de la tele, mientras seguimos el estribillo sin equivocarnos.Como si no hubiera pasado el tiempo.