Hace unos días me emocioné con el pregón que compartió mi amigo José Luis Marín Weil en las fiestas del barrio de El Pilar del Arrabalejo. Crecí y viví gran parte de mi vida en esta zona emblemática de Jaén.
Con la calle Millán de Priego como arteria, El Arrabalejo es un barrio que linda con el centro histórico y tiene como motor infinidad de comercios, servicios y hostelería de solera. Muchos de estos negocios tienen décadas de actividad a sus espaldas dando al barrio un alma con olor a castizo mezclado con autenticidad.
Por haber vivido casi toda mi vida en este lugar, puedo decir que soy del Arrabalejo. Es por eso que me siento tremendamente preocupado por el futuro de mi barrio. No me refiero a las persianas que bajan para siempre (enfermedad de la que estamos tocados, pero no hundidos). Mi inquietud viene por el anuncio de la ejecución de las obras de la Ciudad de la Justicia.
Como amante de mi tierra y, además, guardando amistad con muchos profesionales de la justicia (herencia de ser hijo de abogado), estoy totalmente convencido de que la Ciudad de la Justicia será buena para Jaén y será buena para gran parte de los profesionales a quienes les afectaría esta mudanza, ya sean abogados, procuradores o la gran masa de personal público ligado a la justicia de Jaén.
Pero no olvidemos los metros y metros cuadrados de edificios públicos totalmente vacíos que quedarán en este barrio y alrededores. Esto a corto-medio plazo supondrá que gran parte de la hostelería de la zona no sea sostenible ante la falta de demanda y la puntilla final vendrá cuando parte del ecosistema de despachos profesionales de la zona decidan mudarse (como es lógico) cerca de la Ciudad de la Justicia.
¿Existe un plan de contingencia del Ayuntamiento de Jaén, Diputación de Jaén, Junta de Andalucía y Gobierno de España para dar vida de una manera sostenible a la cantidad de edificios que quedarán vacíos?
Hago un llamamiento al PP y PSOE de Jaén, así como al partido en el que milito, Jaén Merece Más. Espero que los tres desde las administraciones que están representando a nuestra tierra saquen bolígrafo y papel para dar solución a este problema desde ya, para evitar que empiece a oler a barrio fantasma. A tiempo estamos de solucionarlo.
El pasado viernes tomé nota de todos los políticos con cargo público que se dieron cita en el pregón de las fiestas de El Pilar del Arrabalejo. Espero en unos meses poder decir que estoy orgulloso de cada uno de ellos sean cuales sean sus siglas porque empiecen a trabajar desde las diferentes administraciones para que uno de los barrios con más solera de Jaén no se convierta en el tercer cementerio de la ciudad.
Atentamente, un enamorado de Jaén que creció en el Arrabalejo.
