Existen los milagros, sí. Eso debe pensar buena parte de la comunidad científica
tras contemplar el trabajo único de Sam Van Aken, un profesor de Arte en la Universidad de Syracuse, Nueva York, que se embarcó en un proyecto en 2012 que dejaría a todos boquiabiertos: transformar un árbol en un mosaico viviente de más de 40 tipos de frutas diferentes.
¿Su secreto? Injertos cuidadosamente calculados que ‘explotan’ en colores y sabores durante la primavera.
¿Y qué resultado obtuvo? Una obra que, como su origen literario, establece un paso más en los límites de lo que conocemos. Un asombroso árbol, conocido cariñosamente como el
'Frankenstein' de las plantas o el 'Árbol de las 40 frutas'. Una obra de arte viviente que ofrece una impresionante variedad de frutas, desde ciruelas y cerezas hasta melocotones y albaricoques. Lo extraordinario es que todas ellas tienen hueso y maduran secuencialmente de julio a octubre. Un trabajo de precisión del profesor que Van Aken que ha sido reconocida por toda la comunidad científica y publicaciones tan
prestigiosas como National Geographic.
Todo comienza con un rescate
El origen de este árbol de maravillas se encuentra en
un antiguo huerto de la Estación Agricultural Experiment Station de Nueva York, con más de 150 años de historia. El profesor Van Aken, al enterarse de que iba a ser demolido, lo rescató y comenzó su asombrosa transformación. Desde entonces, ha plantado este árbol en varias localizaciones en Estados Unidos, desde Arkansas hasta Nueva Jersey.
"Cuando el árbol florece en colores inesperados y ves una variedad de frutas colgando de sus ramas, no solo cambia la forma en que ves el árbol, sino la forma en que percibes la vida en general", compartió Van Aken.
Y es que el secreto está en los injertos.
Este asombroso logro no llegó sin desafíos. Los injertos requieren años para dar fruto, y Van Aken tuvo que ser meticuloso en su poda y en la selección de las ubicaciones estratégicas para los injertos. Además, tuvo que trabajar en sintonía con los ciclos de crecimiento de cada fruta.
Con todo ello,
Van Aken es aún más ambicioso: crear un 'Árbol de las 100 Frutas'. Escultura a través de injertos y una forma de seguir asombrando al mundo con la belleza de la naturaleza transformada por el ingenio humano”, apunta.