Ya desde Mesopotamia o la Antigua Grecia, la fisiognomía intentó descifrar el carácter moral del individuo basándose en su apariencia externa. Incluso Feijoo (el otro, el fraile benedictino, el padre de la Ilustración española) no desdeñó en absoluto esta pseudociencia, que tuvo especial éxito durante los siglos XVIII y XIX. Homero había llegado a relacionar la fealdad con la maldad, y en el retablo del Cristo del Corpus, en la Magdalena, los judíos tienen cara de malos y narizones gongorinos. Desconozco si el gallego llegó a juzgarnos a los giennenses en virtud de nuestra apariencia, pero sí es cierto que se escandalizó de que por aquí aún se creyera que la reliquia del Santo Rostro había sido traída desde Roma por unos diablillos volanderos, surcando el cielo del Mediterráneo.
Yo no sé muchas cosas, es verdad / pero me han dormido con todos los cuentos / y sé todos los cuentos, escribió el poeta León Felipe, como si hubiera nacido al abrigo de la colina boscosa de Santa Catalina.
En una antología dorada del cuento español podría aparecer la historia de nuestro tranvía: proyecto que nace sin estudio de viabilidad, una empresa de autobuses de dudosa trayectoria que consigue la paralización de las pruebas, la llegada de un alcalde extrañamente sibilante que promete no subirse jamás al tren urbano, en fin… que la Junta acaba asumiendo las tres cuartas partes de su futuro déficit y el ayuntamiento considera ya asumible su costo anual. Se asegura con increíble ligereza que estará funcionando en 2020, pero hasta 2021 no se firma el anhelado nuevo convenio. Y a partir de ahí, el silencio y el remoloneo.
El PSOE, que a nivel nacional no lleva ya razón en casi nada, en este tema la tiene casi toda. Que desde entonces hasta 2023 (año electoral) la Junta de Andalucía ha estado demorando la puesta en servicio de la infraestructura es una evidencia como la catedral que estoy viendo desde mi ventana, lo diga Agamenón o su porquero. En ese mismo periodo, las partidas presupuestarias para otros ferrocarriles andaluces llovían del cielo sin que las explicaciones convencieran a nadie, porque la política sirve para vertebrar y equilibrar, no para lo contrario. Sin embargo, la nueva consejera de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda se metió el otro día en un jardín evitable. En realidad, lo que dijo, una vez escuchado el corte de audio, no carece de lógica, porque el tiempo perdido no regresa y los plazos son los que son, pero entre el hartazgo jahenciano y algún titular inexacto (amén de cierta impericia para lanzar balones a la banda) no le salió bien lo de sacarla jugada, a lo Manolo Herrero.
Por mucho que a partir de ahora se trabajara desde la consejería con la exigible decencia hacia nuestra ciudad y provincia, el tiempo en que nos han estado hablando como imbéciles para nosotros se queda.
¿Por qué nos tratan así tan a menudo? ¿Serán partidarios de aquellas teorías antiguas y tendremos cara de lerdos, bobos o sumisos?
No descartemos nada.