“Si tu casa está encantada, estás j*****”. Así lo afirma Grady Hendrix, célebre escritor de terror, en la presentación de su nueva novela “Cómo vender una casa embrujada” (América Latina) o “Cómo vender una casa encantada” (España).
Y es que, a pesar del tono humorístico del discurso de Hendrix, el escritor explica que “hay un 50% de probabilidades de que tu casa esté embrujada”. Es más, “solo en Estados Unidos entre el 44% y el 49% de personas creen que su vivienda lo está”.
¿El motivo del encantamiento? Normalmente, fantasmas, que, en palabras del autor “una vez entran en tu casa, no tienes manera legal de echarlos” y bromea afirmando que “como compañeros de piso, los espíritus apestan”.
Este es uno de los tópicos más viejos de las obras de ficción. Una fórmula que nunca pasa de moda. Nos gustan las casas embrujadas. Nos gustan las películas y libros en las que un edificio maldito es el escenario a través del cual los protagonistas nos hacen temblar de miedo.
Pero ¿por qué? ¿Qué tiene el concepto de “la casa encantada” que nos atrae tanto? Incluso más allá de la ficción hay lugares que se han ganado la fama de estar realmente embrujados, muchos de ellos, viviendas. Y siguen atrayendo al consumidor.
MISTERIO AJENO
Según la “booktuber” Chelo, del canal Moonlight Books (https://www.youtube.com/@MoonlightBooks), “el concepto de la casa encantada plantea un misterio que hay que resolver… Y creo que esto es lo que nos mantiene tan atrapados”, afirma en entrevista con Efe.
Y es que una casa embrujada nos plantea varias incógnitas: “¿Es verdad que está encantada? ¿Qué es eso que la infesta? ¿Qué es lo que hace que un espíritu se quede ligado a un lugar? ¿Cómo podemos resolver esta situación y hacer que el ente trascienda?”.
Para Grady Hendrix, la respuesta es más sencilla: cuando leemos un libro o vemos una película sobre una casa encantada, “estamos contentos de que no nos ocurra a nosotros”, y así, pensamos “menos mal, no soy yo… es su problema”.
Así, como una eterna clave del éxito, estos escenarios regresan una y otra vez. Series, películas, “realities”, libros, videojuegos… Siempre hay nuevas historias con esta ambientación, especialmente en plena época de Halloween, fecha en la que estas obras se estrenan con más intensidad.
Acaban de hacerlo en “The Fall of the House of Usher” de Netflix, inspirado en la obra de Poe. Lo ha hecho también Atari con el lanzamiento de “Haunted House”, basado en el que fue el primer videojuego de terror. Lo hacen en el mencionado libro de Grady Hendrix, publicado en español gracias a Minotauro (Planeta).
DEL GÓTICO AL HOY
Para comprender el origen del tópico de la casa encantada, hay que remontarse a las clásicas novelas góticas, pues son un escenario recurrente de estos libros. Aunque no siempre fueron casas como tal: “El Castillo de Otranto” (1764), de Horace Walpole primera novela del género, transcurría en un castillo.
Un escenario que se repite en otras novelas del género, como “Drácula” (1897) de Bram Stoker. En otros casos, son los monasterios y conventos el lugar escogido, como en “El Monje” (1796), de Matthew Lewis.
Sin embargo, la literatura gótica fue evolucionando y las casas encantadas (ya sea real o imaginariamente), fruto de algún embrujo, maldición o aparición demoníaca o fantasmal; se convirtieron en un tropo más del género, como en las novelas de las hermanas Brönte o en “Otra Vuelta de Tuerca” (1847), de Henry James (que sirvió de inspiración para la exitosa serie de Netflix “The Haunting of Bly Manor”, de Mike Flanagan).
Más adelante, el mismísimo Stephen King recurrió a ello, aunque en forma de hotel, en “El Resplandor” (1977), que después se convertiría en película con “The Shining” (1980) gracias a Stanley Kubrick. Y cercano es el éxito de Mike Flanagan con la serie “The Haunting of Hill House” (Netflix), inspirada en la célebre novela de Shirley Jackson.
Novelas góticas contemporáneas y otras de terror en general han repetido este tema en los últimos años: una casa que está encantada o llena de secretos y misterios por resolver. Es el caso de “Gótico”, de Silvia Moreno García (Minotauro, Planeta); “La Costa de Alabastro”, de Victoria Álvarez (Alianza Runas), “Una casa sobre tus huesos”, de Marina Tena (Dimensiones Ocultas) o “Figuras Ocultas” de Jason Rekulak (Nocturna).
MILLONES DE CASAS EMBRUJADAS
El impacto del género de las casas encantadas se ha analizado exhaustivamente. Recientemente, todo este progreso se ha estudiado y publicado en forma de libro gracias a la historiadora Érica Couto-Ferreira, en “Infestación. Una historia cultural de las casas encantadas” (Dilatando Mentes).
No es de extrañar, por tanto, que en Estados Unidos haya más de 1.200 atracciones de casas encantadas, según America Haunts. Y, de acuerdo con The Hustle, en Halloween el gasto estadounidense en este tipo de actividades es de unos 12.200 millones de dólares.
Además, según Hendrix, “el 73% de personas comprarían una casa encantada”. Sin embargo, “el 52% no pagaría su valor real”. Por lo tanto, cuando no son atracciones sino viviendas reales “las viviendas embrujadas son una mala inversión”.
Distinto es en la ficción, claro, a juzgar por el éxito de las películas, series y juegos ambientados en lugares así, y el de las novelas del propio Grady Hendrix. Porque, según Chelo, este género “acaba provocándonos la necesidad de ponernos en esa situación, el deseo de visitar una casa encantada”.
“Y esto me parece muy fuerte porque creo que el mayor atractivo del terror es el de sentir miedo sabiendo que estás a salvo”, explica. Y es que, efectivamente, esta es una adictiva paradoja. Porque recuerden, según Grady Hendrix, “si su casa está embrujada, están j******”.