Para torear en San Fernando tuvo que convencer a mucha gente de que se encontraba bien para enfrentarse a dos toros cinqueños. No sólo a su familia, también a su amigo Enrique Romero.
Si ha sido la última, fue en su tierra natal y en la corrida del Bicentenario de las Cortes Generales y Extraordinarias de 1810. Esto es, un día que sólo se repite de siglo en siglo. Ya dijo en el Real Teatro de las Cortes que para torear en La Isla el 26 de septiembre de 2010 había tenido que convencer a mucha gente, a su familia y a su amigo Enrique Romero, que le pidió que no se volviera a vestir de luces tras el éxito de Villaluenga. No en vano, el maestro no es un niño ni mucho menos, aunque lo parezca y lo pareciera esta tarde por su agilidad y su poderío.
Después de un toro que hizo presagiar que realmente no debió aceptar el reto de volver a vestirse de luces en su tierra, con un toro que sólo tenía un pitón, el derecho y era un peligro público, salió en el cuarto de la tarde a desquitarse y el resultado fue lo que pudo contemplar una plaza de toros casi llena -que ya es decir- y lo que vieron los espectadores de Canal Sur Televisión en directo. Más lo que aporta este periódico, el video de la faena completa (casi).