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Se acabaron las balas de fogueo

El camino hasta las elecciones no va a ser nada fácil: ni los resultados de las encuestas son inamovibles, ni hay que dar a nadie por muerto. Tal vez por ese motivo los discursos, las movilizaciones, el ambiente político en general, se ha quedado sin balas de fogueo. Aquí ya se tira a dar

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ayer comenzó la precampaña electoral. Lo hizo porque así lo dictaminaron los dos partidos mayoritarios del país con sendas comparecencias públicas más voraces que apetitosas, y porque en ambos casos aportaron titulares del tipo hagan juego. Mariano Rajoy se quitó un peso de encima, que no de su conciencia, al afirmar que cuando sea presidente del Gobierno rebajará la tasa del desempleo a la mitad, aunque lo peor es dar la sensación de que con el cambio de un gobierno se solucionan todos nuestros problemas; a lo sumo, no pasa de un buen comienzo, porque en las puertas de los ayuntamientos, en las manifestaciones por el centro y en las arcas públicas cambiará poco la cosa de un día para otro. La Ejecutiva Federal del PSOE, por su parte, celebró cónclave para presentar su lema de arranque preelectoral, que lleva por título La salida social, que a simple vista dota de mayor sentido si cabe a lo que comentaba aquí mismo hace un par de semanas: que a los ayuntamientos socialistas sólo les queda esperanza para la reválida a través de la vía social, de la política del subsidio. Sobre este planteamiento había realizado un borrón el propio Rodríguez Zapatero al anunciar la supresión de la ayuda de los 426 euros a los parados de larga duración, pero todo apunta a que en un tiempo prudente llegará la Junta de Andalucía al rescate de los perjudicados por esta medida con nuevos incentivos por la vía de la formación.
Mientras tanto, en Jerez, se aprecia que lo de estar en precampaña estaba superado antes de que lo dijeran los jefes de Madrid de PP y PSOE, entre otras cosas porque, como diría un amigo mío, aquí han empezado ya a pegar tiritos de verdad. Lo que ya no tengo tan claro es si lo de dejar la munición de fogueo para los plenos y emplear el calibre corto para el día a día se debe a que estamos realmente en precampaña o a que tampoco hay quien tenga muy claro cómo va a terminar esta historia que no desvelará su final hasta la noche del 22 de mayo. Entre otras cosas porque ni los resultados de las encuestas son inamovibles ni hay que dar a nadie por muerto, y aquí hay quien da por hecho que el PP se va a pasear el día de los comicios y quien desde hace tiempo da por muerta a la alcaldesa y candidata del PSOE, con la que ya intentaron acabar antes de que la nombrasen candidata oficial con resultado adverso.
No cabe duda que la marca PSOE está sufriendo un deterioro progresivo a escala nacional que terminará calando en las municipales; que, incluso a nivel local, ese deterioro se ha acelerado desde la Alcaldía con determinadas decisiones polémicas a lo largo del presente mandato, y se puede seguir acelerando en tanto no se superen las citas judiciales pendientes, aunque nadie puede predecir en este momento cuál es el coste político en concejales que todo este conglomerado pueda tener para las aspiraciones de Pilar Sánchez. Entre otras cosas, porque en todo este argumentario no se tiene en cuenta cuál está siendo la aportación del Gobierno municipal a la ciudad. Yo me lo pregunto cada noche cuando llego a casa, hago zapping y me encuentro en Onda Jerez uno de esos múltiples reportajes sobre encuentros municipales con asociaciones vecinales, colectivos culturales, talleres de formación, escuelas deportivas... No sé ustedes, pero yo, además de público, lo que veo son muchos votos, y no los del descontento. El problema es que tendemos a reducir la realidad a los que se manifiestan ante la puerta del Ayuntamiento, a los que boicotean la inauguración del alumbrado, a los que ponen a caldo a la alcaldesa por internet, a los que le han perdido el respeto en público, pero la realidad abarca mucho más allá y está en esos talleres, en esas convivencias, en la audiencia que ve todo eso por televisión, y, muy especialmente, en los casos de tantas familias -unas 4.500, según los cálculos del propio Ayuntamiento- que precisan anualmente del respaldo municipal para salir adelante. Por todo esto, mientras suenan los primeros disparos en forma de acusaciones insinuantes, uno no puede reprimir la tentación de preguntarse si el ruido de fuego cruzado se debe a que estamos en precampaña o a que, a fin de cuentas, las fuerzas no están tan desigualadas como se pensaba.

El autoembrollo del crematorio que no era

El proyecto de ampliación del cementerio municipal fue anunciado el pasado mes de octubre por el delegado de Infraestructuras como una de las actuaciones más singulares para los próximos meses. Ese proyecto contemplaba un crematorio, el mismo que el PGOU no permite construir a menos de 500 metros de una vivienda, y los vecinos de la zona se alarmaron. Ahora parece que la culpa es de los vecinos, pero quien se metió en el embrollo fue el propio Antonio Fernández, aunque lo defienda su partido.

El delegado ‘estrella’ hasta final de mandato
José Manuel Jiménez es uno de los delegados más fieles a la alcaldesa, también de los más fotografiados, y eso da buena cuenta tanto de su agenda como de su capacidad para moverse entre los colectivos sociales de la ciudad. Es, por otro lado, la viva imagen de cómo han cambiado las tornas en los ayuntamientos en los últimos años: ahora pinta más un delegado de Bienestar Social que uno de Urbanismo. El presupuesto con el que contará en 2011 lo pone de manifiesto, así como el papel clave que va a desempeñar.

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