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Sábado 09/11/2024
 

?Mi carrera como artista ha sido dolorosamente feliz?

Jerezana de nacimiento, María José Santiago no puede pasar mucho tiempo en su tierra por cuestiones de trabajo, sin embargo, ha vuelto a sus raíces para homenajear a La Paquera y al que fuera su primer compositor, Antonio Gallardo

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Flamenca y coplera, María José Santiago se considera una artista versátil, pero sin perder su esencia. Ahora ha vuelto a casa “por navidad, como dice el anuncio” para protagonizar anoche un homenaje a La Paquera y a Antonio Gallardo, su primer compositor, en el Teatro Villamarta. A la primera le ha escrito una pequeña estrofa de un villancico que ella misma ha compuesto y es que, María José, considera que una artista debe saber hacer de todo.
—¿Qué recuerda de sus inicios en el flamenco?
— Mis inicios se remontan a mis once años cuando, en la plaza de toros de Jerez en Los Jueves Flamencos, gané el primer premio de cante por bulería. Ya luego con los 18 me presenté con la ayuda de un amigo mío que tenía una emisora, José Antonio Montero, en un concurso de peteneras y lo gané. Luego el de serranas y también lo gané. Más tarde me presenté en el concurso de Gente Joven y ya fueron mis comienzos. Ese mismo año presenté Tu carita divina de Antonio Gallardo, vestiga de hindú. Fue un exitazo porque era justo cuando el rey daba la felicitación de Navidad y justo detrás yo salía y salí durante muchísimos años. Claro, como nada más que teíamos una televisión que era La Primera, pues eso era un éxito porque te conocían de momento. Ahora no, ahora tenemos tantas televisiones que sales en una y te ven cuatro gatos, a no ser que sea un programa con muchísima audiencia. Yo creo que en eso sí que ganábamos los artistas más porque nos conocían más rápido, al haber nada más una sola televisión. Y así empecé hasta hoy.
—¿Ha sido difícil la carrera de artista?
—Dolorosamente feliz.
—¿A nivel internacional cómo se dio a conocer?
—Pues a nivel internacional con una canción de Ignacio Román titulada Tu locura y el disco del mismo nombre. Fue número uno en Miami, Argentina, Venezuela, México... Yo viajé a México, donde empecé a cosechar bastantes éxitos. De hecho, yo iba por la calle y la gente me conocía. Lo que ocurre es que... bueno, la poca edad y el tener mucho trabajo. Yo me vine de Méixico al tiempo de estar allí triunfando porque tenía una serie de conciertos, muchísimos, tenía como 40 o 50 ese año, y me vine. Y tampoco la persona que me llevaba en ese momento supo tener la visión que había que haber tenido de haberse quedado allí un poquito más.
—Pero volvió.
—Estuve el año pasado y también tenía que haberme quedado, pero por circunstancias personales me vine. Entonces grabé un disco de rancheras y me vine. Aquí hice televisiones, hice actuaciones y ahora el proyecto es volver pero, si Dios quiere, para rato, para un ratito.
—¿Y allí se siente bien acogida?
—Me siento divinamente allí. Allí la verdad es que gusta mucho todo lo nuestro, todo lo que es el flamenco, todo lo que es la copla, todo lo que es las rancheras. Allí un artista puede ser versátil. Yo he cantado allí desde el fandango naturales, los fandangos de Huelva, las bulerías, he cantado las rancheras lógicamente, coplas... y la verdad es que el público americano, y mexicano sobre todo, es muy agradecido porque cuando les gusta un artista les gusta de verdad, cante lo que cante.
—¿Qué es lo que más le gusta cantar a usted?
—A mí me gusta cantar de todo, porque yo soy una artista versátil y yo creo que hay que ser como las artistas americanas: que cantan, que bailan, que interpretan, que hacen teatro, que hacen comedia, que hacen cine, hacen de todo. A mí no me gusta ponerle puertas al campo y por eso, quieras que no, a veces se me ha mirado como que no he llevado un estilo definido, que no he llevado una línea. Es posible. Para aquí para España, es posible. Pero para afuera no, para afuera te lo admiten todo. Cuanto más completa sea una artista, más valor se le da.
—Entonces es más fácil no cerrarse a un único campo y estar abierto.
—Hombre claro, por supuesto. Y además yo creo que una artista no debe encasillarse. Y ahora la vida me está dando la razón. Recuerdo que yo fui de las pioneras que grabé un disco de la mano del productor de Camarón. Él me propuso ir a Cuba y hacer los temas de Camarón con el son subano propio de allí. A mí aquello, la verdad, me impresionó cuando él me lo propuso y le dije que estaba loco. Pero él insistió y yo hice ese disco. Hubo a quien le gustó mucho, pero también hubo quien me criticó. Luego ya vinieron todas las fusiones. A partir de ahí, todo lo que se hace, el flamenquillo, el llamado flamenquito viene de ahí. Se hacen muchas fusiones en todo y a mí me parece muy bien, la música tiene que evolucionar, aunque sin perder su esencia. Y que se cante y se haga bien. Payasadas no. Pero cuando las cosas se hacen con categoría, y las cosas se hacen bien, por supuesto que puede haber una fusión. Yo le puedo meter a un villancico, una batería si suena flamenco y suena a bulería, por supuesto. Ya lleva mucho tiempo que incluso en Jerez lo han hecho: han metido percusión, violines, contrabajo, pianos. Yo he visto una zambomba de Fernando Terremoto con el piano acompañando de la Reina Gitana. Esto quiere decir que hasta la zambomba está evolucionando, pero suena a flamenco, es flamenco.
—Entonces lo importante es no perder la esencia.
—Lo importante de la vida es no perder la esencia, ya te puedes acompañar con una botella de anis, con una pandereta, con un piano, con una batería... Pero que no pierda la esencia, que es la madre del cordero.
—¿Qué le supone volver a Jerez?
—Volver a Jerez siempre supone una alegría. Imagínate, voy por la autopista y cuando paso el peaje ya me pongo nerviosa. Todos lo órganos de mi cuerpo se me alteran porque, ¿qué se puede hablar de Jerez? Es mi tierra, donde yo he nacido, como dice Gloria Estéfan. La tierra tira, es la que te llama. Pero bueno, yo por circunstancias de que soy artista tengo que viajar, tengo que vivir fuera, a pesar de que en estos momentos el momento del artista y el mundo del disco no están pasando por buenos momentos, para nada.
—¿El mundo de la música está en crisis?
—No tiene nada que ver de hace doce años para detrás a ahora. Todo ha cambiado para peor porque, primero, porque estamos hablando que hay una crisis enorme que ojalá termine, que yo creo que esto va a terminar muy pronto. Y luego porque Internet nos ha hecho mucho daño en el mundo del disco. Entonces, si el mundo del disco falla, fallan muchas cosas: fallan el que los músicos no tengan grabaciones, fallan el que trabaja en el estudio, falla el que hace el disco, el que lo fabrica, falla el fotógrafo, falla todo. Hay un engranaje ahí... Es como con el tema de la construcción, el engranaje era tan fuerte, que cuando ha fallado, se ha derrumbado todo. Y esto ha pasado con el mundo del disco. Ya no tiene nada que ver, porque ya es grabar un disco para tirar el dinero a la basura, porque no se venden. Yo creo que ya no hay que grabar un disco de 10 canciones. Lo que hay que grabar son dos canciones, promocionarlas, ponerlas en Internet para que todo el mundo se las baje y ya está. Eso es lo que yo haría.
—¿Pero con los conciertos no se suple un poco esa crisis?
—Bueno, los conciertos ahora lo suplen un poco, pero también han bajado ahora un 70% o un 80%. Y se está trabajando de una manera diferente, y se están haciendo cosas diferentes, es todo muy complicado.
—Y su nuevo disco de rancheras, ¿cómo surgió la oportunidad?
—Bueno, yo fui contratada el año pasado por Puebla en un evento ecuestre enorme al que asistieron, yo no sé si fueron 20 o 30 mil personas. Y me pidieron que llevara partituras para sinfónicas. Fue el maestro Moreno, director musical de Rocío Durcal el que me acompañó y juntos abrimos la feria. Fue un éxito tremendo y decidimos grabar el disco en directo.
—Cuénteme un poco la gira que está planeando.
—En principio yo lo que pretendo es para el año que viene ya, que será en enero o en febrero, preparar una gira por México, Miami y queremos ir a Argentina. Ese es el proyecto que hay, el más inminente, para promocionar el disco, sacar el disco de rancheras y estar allí un tiempecito. Eso es lo que hay previsto, luego la vida te cambia los vientos, porque ya me lo ha demostrado muchas veces. Por eso creo que posiblemente tardaré en volver, al teatro Villamarta.

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