Los móviles desmontan la coartada del menor de madrugada
Las escuchas intervenidas en el Centro de Menores al joven apodado el Cuco, acusado de la violación y muerte de Marta del Castillo, lo reflejan más preocupado por su colección de navajas y por su perro que por la suerte de la víctima o el estado de sus padres, según las cintas oídas ayer en el juicio.
Abogados personados en la vista, que se celebra a puerta cerrada, dijeron a los periodistas que el joven expresaba a su madre su temor a lo que sus amigos pudiesen decir en apoyo de su coartada y le pidió antes que llamase a los padres de Samuel Benítez, acusado en el sumario contra los mayores de edad, que a los de Marta, que era amiga de la misma pandilla.
El juicio terminará el próximo martes y fuentes de la Fiscalía de Sevilla comentaron a los periodistas que durante las once sesiones no han surgido sorpresas, por lo que previsiblemente mantendrán su petición de seis años de internamiento por dos delitos de violación -la cometida por él mismo y la realizada por su amigo mayor de edad Miguel Carcaño- y uno de asesinato.
Las conversaciones fueron intervenidas por orden judicial en los meses de marzo y abril de 2009, cuando el chico estaba internado en un Centro de Menores como encubridor de la muerte de Marta, y en ellas se ve a un joven preocupado por su perro, con el que llega a hablar por teléfono.
En una de las cintas, el Cuco le cuenta a su madre que el centro le ha abierto expediente por poseer una cuchilla de sacapuntas y comenta: “entre esto y lo de Marta se me viene todo encima”.
En muchas ocasiones es la propia madre del menor, Rosalía G. M. quien le pide silencio porque pueden tener el teléfono pinchado, algo que el padre de Marta, Antonio del Castillo, interpretó ante los periodistas como que “los padres sabían algo y querían evitar que su hijo hablase”.
En una de las llamadas, el Cuco muestra su preocupación por su colección de navajas y la posibilidad de que su madre la tire o la Policía la incaute, y dice: “esas navajas no tienen nada”, según las citadas fuentes.
La abogada de la familia del Castillo, Inmaculada Torres, destacó el tono de esas conversaciones, “sin compasión o pena por la familia de la víctima y con más sentimiento hacia un perro”.
Además, el juez tomó declaración a dos peritos sobre las antenas de telefonía que se activaron en las llamadas del Cuco durante la noche de la muerte de Marta, y que según Torres demuestran que el chico no podía estar durmiendo en su casa a partir de las 23.30 horas, como afirma, sino que participó de madrugada en las labores para sacar el cadáver del piso de la calle León XIII.
El informe policial aportado a la causa, al que ha tenido acceso Efe, indica que el móvil del Cuco permaneció “sin posicionar”, esto es, sin emitir ni recibir llamadas, entre las 19.35 horas y las 23.26 horas del 24 de enero de 2009, y luego entre la 1.38 horas de la siguiente madrugada y las 13.05 horas del día 25.
A las 19.35 horas recibió una llamada canalizada a través de la antena de la avenida Kansas City, coincidiendo con la hora en la que el chico dijo estar de botellona en el Polígono San Pablo.
A las 00.10 horas recibió otra llamada de una de las amigas de Marta que fue canalizada a través de un repetidor de la avenida San Francisco Javier, lo que según el informe policial “indica que no es cierto que permaneciese en su casa desde las 23.30 horas, como manifiesta”.
La última llamada de esa noche a su móvil se produjo a la 1.38 horas y se canalizó a través de una antena del barrio de Rochelambert, próximo a su domicilio.