La 'Zorra' de Nebulossa se va de Eurovisión 2024 sin presa, con un puesto vigésimo segundo para España, pero con el buen sabor de boca de haber forjado una actuación hipercoreada, en una edición que finalmente fue para el suizo Nemo y su defensa de la diversidad de género.
Él ha sido el primer artista declarado persona no binaria que se hace con el codiciado micrófono de cristal, cuando solo unas horas antes las apuestas lo relegaban al tercer puesto por detrás de Croacia y de Israel. "¡Espero que este concurso pueda estar a la altura de su promesa y continuar defendiendo la paz!", ha declarado muy emocionado tras conocerse el resultado.
Su triunfo ha despejado algo el horizonte negro que asomaba con Israel como ganador y organizador de la próxima cita, tras una edición tensada hasta el extremo por su presencia en este otrora foro de convivencia en medio de su cruenta ofensiva militar en Gaza, con casi 35.000 civiles palestinos muertos, prácticamente la mitad de ellos niños.
Se ha hablado tanto de los abucheos a su representante en todas sus actuaciones o de las constantes peticiones de expulsión, con la ciudad sueca de Malmö convertida en epicentro de las protestas propalestinas, que ha quedado en algo anecdótico el 50 aniversario de 'Waterloo' de ABBA, al que tanto debe la actual identidad de este festival. A decir verdad, a ello tampoco ha contribuido que el cuarteto haya reaparecido en esta gala como meros hologramas.
Frente a su espíritu de color y celebración musical, hasta la gran final se fue produciendo un reguero de episodios cada vez más agrios que culminó este sábado con una descalificación, sí, pero la del representante holandés, Joost Klein, un castigo que su TV ha considerado "desproporcionado" por realizar un "gesto amenazante" a una operadora de cámara del festival en un contexto de tensión.
Una gala con abucheos.
La gala ha arrancado con un mensaje de la princesa Victoria de Suecia y con la actuación de los representantes musicales de su país este año, los hermanos Marcus & Martinus. Les han relevado propuestas como la celestial exaltación ucraniana al poder femenino o el retorno de Luxemburgo tras 30 años de ausencia.
Después la artista israelí ha vuelto a entonar su exaltación de la resistencia en momentos adversos entre aplausos de una parte del público y abucheos de otra, más sonoros aún si cabe que en sus anteriores actuaciones con público.
La irlandesa Bambie Thug ha saltado finalmente al escenario para su apabullante invocación demoníaca, algo que a media tarde no estaba tan claro a causa "de una situación" que requirió una reunión urgente con la UER.
Por su parte, el dúo Nebulossa puede decir que ha conseguido llevar un proyecto independiente y modesto al que hace solo un año no acudió nadie a ver en concierto a que más de 15.000 personas en una ciudad sueca entonaran a voz en grito y de principio a fin una canción por la dignidad femenina frente a los estigmas machistas.
Destacables han sido también la aparición por Reino Unido del alma de la banda global Years & Years, Olly Alexander, con un homenaje a la música de The Pet Shop Boys, así como la cumbia experimental de la italiana Angelina Mango, con un nuevo vestuario en negro o la elegante presentación de la portuguesa Iolanda.
Ya en el tramo final se han acumulado algunos de los grandes favoritos. Primero Nemo, que con 'The Code' ha hecho gala de su talento como rapero y cantante de tesitura lírica, todo saltando sobre una inestable plataforma giratoria que en un principio lo arrastra, como las convenciones sociales, hasta que aprende a surfearlas y, como reza el estribillo, "rompe el código".
El croata Baby Lasagna ha combinado el influjo de Rammstein con elementos visuales y musicales del folclor de su país, para reflexionar así sobre el éxodo forzoso de miles de estudiantes de su país para buscarse la vida en otro.
Para terminar, el francés Slimane, con un cercano diálogo de tú a tú con la audiencia como "partenaire" sentimental, en coordenadas musicales de clásica canción francesa y un nada habitual fragmento "a capella" a metro y medio del micrófono que pasará a la historia del festival.
Suiza, el más votado de los jurados.
La presentación de los resultados de los 37 jurados ha estado marcada por los abucheos por las decisiones tomadas en esta edición contra el supervisor ejecutivo de Eurovisión, Martin Osterdahl, y la negativa de Países Bajos de presentar los votos de su jurado.
La gran mayoría le ha dado a Suiza su máxima puntuación, por lo que ha acabado este tramo como la candidatura más votada, con 365 puntos, por delante de Francia (218) y Croacia (210).
Este último país ha sido el receptor del mayor volumen de puntos del voto popular, hasta sumar 547 puntos, insuficientes sin embargo para alcanzar a Nemo, que ha concluido la competición con 591 puntos, mientras que Ucrania ha completado el podio con 453.
Los jurados habían dejado ya mermadas las opciones de Israel a la victoria, en decimosegunda posición con 52 puntos. Ha sido el voto popular el que le ha insuflado empuje suficiente para propulsarse finalmente hasta el quinto lugar, por detrás de Francia.
El resto del "top 10" ha quedado así: 6) Irlanda, 7) Italia, 8) Armenia, 9) Suecia, 10) Portugal. A la cola, Noruega.
España ha recibido sus 18 puntos de los jurados de Italia (7), San Marino (6), Austria (4), Suiza (1) y Finlandia (1). A su vez el jurado español ha entregado puntos a Italia (1), Reino Unido (2), Portugal (3), Letonia (4), Austria (5), Alemania, (6), Francia (7), Suecia (8), Irlanda (10) y Suiza (12). Del voto popular ha recibido 11 más, por lo que ha acabado con 29 puntos y en el puesto 22 de 25.