El Banco Central Europeo (BCE), en su faceta de supervisor bancario, se aproxima a las operaciones entre entidades, como pudiera ser el caso de BBVA y Banco Sabadell, desde principios de solvencia, sin entrar en cuestiones de competencia, que corresponden a otras autoridades, según ha explicado el vicepresidente de la institución, Luis de Guindos.
"Nosotros haremos una valoración únicamente basada en principios de solvencia, en principios prudenciales, pero nosotros no entramos en el análisis de competencia. Eso es para otras autoridades", ha expuesto Guindos durante una entrevista en Onda Cero, recogida por Europa Press, añadiendo que para las cuestiones de competencia están reguladores como la CNMC o incluso la Dirección General de Competencia de Bruselas, "pero no el BCE".
Asimismo, ha recordado que la competencia en un sector no obedece únicamente al número de jugadores presente, sino que también obedece a la fortaleza de los mismos, aunque ha subrayado que se trata de una cuestión que tendrá que definir la autoridad de competencia responsable, "que parece que va a ser la española".
De este modo, ha insistido en el papel que a la hora de analizar esta clase de operaciones desempeñan los órganos reguladores y luego los accionistas de las entidades, "que tienen bastante que decir", mientras que ha evitado opinar sobre si el Gobierno "debería pronunciarse o no pronunciarse". "Eso se lo tiene que preguntar usted al ministro de Economía", ha apuntado.
Por otro lado, el vicepresidente del BCE ha recordado que, si bien la institución siempre ha defendido las fusiones transfronterizas, esto no quiere decir que esté en contra de operaciones en el mercado nacional.
"Nosotros lo que decimos es que, fundamentalmente, lo que creemos que da lugar a un mercado bancario europeo son las transfronterizas, pero a veces, para llegar a las transfronterizas, tienes que llevar a cabo fusiones nacionales", ha advertido.
La semana pasada, la entidad presidida por Carlos Torres solicitaba autorización para lanzar la OPA a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que revisará que la información que se proporcione a los accionistas sea acorde a la legislación vigente. Este lunes hacía lo propio con la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), que revisará que el nivel de concentración que resulte de la entidad resultante garantice la competencia en el sector bancario.
Por su parte, el BCE --que a pesar de haber sido el último al que BBVA ha remitido su solicitud será el primero en dar, o no, su 'visto bueno' a la operación-- revisará la solvencia y sostenibilidad del modelo de negocio del banco fusionado.
"Los supervisores analizarán la viabilidad y sostenibilidad del acuerdo alcanzado a fin de asegurar que el grupo bancario resultante pueda cumplir continuamente todos los requerimientos prudenciales en los próximos años. Con este objetivo, los supervisores examinan el modelo de negocio de la entidad que resultará de la operación", explica la institución que preside Christine Lagarde en su página web.
En concreto, el BCE examinará si el proyecto presentado por BBVA tiene los niveles de capital y liquidez adecuados y si podrá mantenerlos a lo largo del tiempo. También analizará el modelo de gobernanza y la capacidad para generar beneficios.
"En síntesis, el BCE estudia el plan de negocio, las proyecciones consideradas en dicho plan y su credibilidad (incluido el riesgo de ejecución y una comparación con entidades similares) y evalúa si la entidad resultante puede asegurar el cumplimiento continuado de todos los requerimientos y colchones", prosigue el banco central.
El BCE afirma en su web que la consolidación bancaria "puede contribuir a eliminar el exceso de capacidad, mejorar la eficiencia de costes y promover modelos de negocio más adaptados y creíbles".
"La consolidación transfronteriza también podría favorecer la diversificación de los riesgos y contribuir a la integración de los mercados financieros, que es un importante objetivo de la unión bancaria. No obstante, no corresponde al BCE promover (o impedir) activamente ninguna forma de consolidación. Como autoridad supervisora, el BCE debe mantener una posición neutral y evaluar los planes que presenten las entidades conforme a criterios puramente técnicos", señala al respecto.
Una vez se pronuncie el BCE, o no se oponga a la OPA, la CNMV ya podría aprobar la operación y permitir a BBVA que abra el periodo de aceptación, que podría extenderse de 15 a 70 días. La ley que rige estas operaciones contempla la posibilidad de ampliar la operación en caso de "resultar necesario".
BBVA estimaba en mayo, cuando anunció la OPA, que todo el proceso hasta obtener todas las autorizaciones llevaría entre seis y ocho meses y que la CNMC tardía entre cinco y seis meses.
Más allá de las autorizaciones de BCE, CNMV y CNMC, BBVA ya ha notificado la operación a los supervisores en Reino Unido, Francia y Marruecos, por TSB, filial británica de Sabadell, y las oficinas que la entidad tiene en París y Casablanca.