La buena noticia de la semana ha sido, sin duda, la apertura del nuevo museo dedicado a la vida y obra del ilustre Manolo Sanlúcar. Como bien es sabido, ha tenido que venir una entidad privada a divulgar la figura de uno de los sanluqueños más universales de todos los tiempos en su propia tierra. Desde estas líneas, como vecino, vaya mi humilde agradecimiento a la voluntad de todas las personas que componen la Fundación Manolo Sanlúcar Aura Seguros y que lo han hecho posible.
Aún recuerdo la última vez que vi al maestro en vida. Fue durante la reinauguración del auditorio al que decidieron poner su nombre. Un gesto tan acertado como desaprovechado, al no desarrollar posteriormente la oportunidad de convertir aquello en un lugar de peregrinación mundial para quienes admiran la obra del genio de la guitarra. Es lo mínimo que se podría despachar para quien decidió renunciar a su propio apellido para llevar el de su madre por todo el mundo. Antes de que esto sucediera, la localidad hermana de Chipiona ya le había dedicado un monumento público en pleno paseo marítimo.
A partir de ahora, Sanlúcar sí podrá disfrutar de un homenaje permanente a don Manuel Muñoz Alcón. El Palacio del Pueblo Andaluz Manolo Sanlúcar, como ha sido bautizado, acogerá en plena avenida de Bajo de Guía una colección de objetos del maestro y un repaso a su brillante trayectoria con el objetivo de conservar su legado. Más de 1.100 kilómetros separan a Sanlúcar de Barrameda de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), ciudad donde se ha gestado la exposición.
Me alegra ver cómo la iniciativa privada apuesta por la cultura en Sanlúcar de Barrameda. Bienvenido, Mr. Marshall. Ojalá sean muchos más los proyectos que decidan venir a instalarse en la ciudad, y que puedan redundar en un beneficio para sus ciudadanos. Aunque el nuevo museo no deja de causar en mí, una vez más, la sensación de que donde realmente se valora a Sanlúcar es desde fuera de nuestras fronteras. ¡Cuánto bien nos haría un poco de amor propio!
Aprender a valorar lo que tenemos es una gran asignatura pendiente. Sanlúcar debe ofrecer a las decenas de miles de personas que la visitan cada año una oferta cultural y museística sólida que complemente a los ricos atractivos que ya conocemos de sobra. No será por las infinitas opciones temáticas que podrían llegar a explotarse en forma de museos: historia, cultura, arte, gastronomía, tradiciones… Ya está todo inventado, es cuestión de ordenar las ideas, habilitar los espacios y hacer la promoción correspondiente.
La conmemoración del V Centenario de la Circunnavegación pasó con más pena que gloria, como injustamente pasan a veces las grandes cosas. Empecemos por poner de una vez en funcionamiento el Castillito de Bajo de Guía y abramos la mente. ¿Acaso no merecen los guisos marineros, las arenas finas o el langostino tener una exposición propia? Nada es imposible si existe la voluntad de hacerlo.
La fórmula es bien sencilla: entrada gratuita para nacidos y residentes en Sanlúcar, y un precio simbólico para quienes nos visiten desde fuera con el objetivo finalista de reinvertir esos ingresos en más cultura. La colaboración público-privada también es una vía que deberían explorar para conseguirlo. Facilitar el conocimiento hacia dentro y permitir la divulgación hacia fuera. Es imposible huir del turismo, y si queremos mantenerlo bajo control hay que empezar por ofrecer experiencias a la altura de la excelencia que debe caracterizar al destino Sanlúcar; que la ciudad pueda ofrecer un itinerario cerrado propio de actividades culturales a realizar durante todos los días del año.