Irán celebra elecciones presidenciales este viernes en un momento de máxima tensión con Occidente a causa de su programa nuclear y su apoyo a Rusia y a grupos como Hizbolá o Hamás. ¿Podrían cambiar las relaciones con Europa y Estados Unidos con un nuevo presidente?
La respuesta corta es quizás, dependiendo de quién sea el nuevo presidente y en todo caso solo parcialmente, de acuerdo con los analistas consultados por EFE.
“El presidente no puede cambiar pero sí reorientar la política exterior del país”, dice a EFE el experto en Irán Raffaele Mauriello, quien añade que las líneas generales exteriores las determina el líder supremo, Ali Jameneí.
La máxima autoridad iraní arremetió ayer contra “los que tienen a Estados Unidos en su corazón” y creen que Irán “no puede progresar” sin el país norteamericano, en un aparente aviso a los candidatos presidenciales.
Pero aún así, el presidente tiene un papel importante y las relaciones de Irán con el resto del mundo han sido muy diferentes con los expresidentes Mohamed Jatamí (1997-2005), Mahmud Ahmadineyad (2005-2023), Hasan Rohaní (2013-2021) y Ebrahim Raisí, quien murió en mayo en un accidente.
Los favoritos para las elecciones presidenciales ahora presentan perfiles opuestos, como son el conservador Mohamad Baqer Qalibaf, el ultraconservador Saeed Jalili y el reformista Masoud Pezeshkian.
“Pezeshkian es un reformista e intentará tener mejores relaciones con Europa y a través de Europa con Estados Unidos”, dice Mauriello, profesor en la Universidad Allame Tabatabaí de Teherán.
Qalibaf, exgeneral de la Guardia Revolucionaria y exalcalde de Teherán, es un conservador al que se considera un pragmático y quiere mejorar la economía “algo que no se puede hacer sin tener buenas relaciones con Europa y Estados Unidos”, opina Mauriello.
El hipernacionalista Jalili es aún más conservador que el ultraconservador Raisí y con un Gobierno suyo el “enfrentamiento sería más duro con Occidente”.
Política nuclear
La mejora de relaciones con Occidente sería fundamental para revivir el acuerdo nuclear de 2015, que limitaba el programa atómico iraní a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales.
Estados Unidos abandonó el acuerdo de manera unilateral en 2018 y reimpuso sanciones económicas contra Irán, lo que ha llevado al país a una inflación del 40 % con un devaluado rial.
Como respuesta, Irán está enriqueciendo y acumulando cantidades significativas de uranio con una pureza del 60 %, cercano ya al nivel necesario del 90 % para fabricar armas atómicas.
En este aspecto, Pezeshkian ha llamado resolver “los problemas (de Irán) con el mundo y las cuestiones del pacto nuclear”.
Por su parte, Qalibaf ha asegurado que “definitivamente” llegará a un nuevo acuerdo pero matizó que lo hará gradualmente, “dando un paso como respuesta a un paso de la otra parte”.
Jalili, jefe negociador nuclear durante la presidencia de Ahmadineyad, se opuso al pacto de 2015 y ahora ha propuesto mejorar las relaciones económicas con África y América Latina para hacer frente a las sanciones estadounidenses.
“Debemos hacer que el enemigo lamente haber sancionado económicamente”, ha dicho durante la campaña electoral.
Afifeh Abedi, del Instituto de Investigaciones Estratégicas de Irán, explica a EFE que la decisión de cerrar un nuevo acuerdo nuclear sería “colectiva” y pasaría por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, donde se sientan representantes del líder y de las Fuerzas Armadas, además del presidente.
Eje de la Resistencia
La investigadora considera que la parcela exterior que no cambiaría en absoluto sería la política del llamado Eje de la Resistencia, la alianza informal antiisraelí liderada por Irán y formada por el libanés Hizbulá, el grupo palestino Hamás y los hutíes del Yemen.
“La relación de Irán con el eje de resistencia es una relación supragubernamental, y estas políticas se deciden en el Cuartel General de las Fuerzas Armadas, incluido el Ejército, la Guardia Revolucionaria y el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, el líder”, afirma Abedi.
“Con un nuevo gobierno no habrá cambios en este sentido”, asegura.
Abedi cree que la victoria de un presidente reformista podría enviar un mensaje positivo a Occidente, pero señala también a la situación política de Estados Unidos, donde el presidente Joe Biden y Donald Trump se jugarán con muchas probabilidades las próximas elecciones.
Un aspecto que también apunta Mauriello. “Sea quien sea el presidente iraní habrá una contraparte, que será Biden o Trump”.
Y a Irán no le ha ido bien con ninguno de ellos.