?El Caído ha pagado las consecuencias de hablar y exigir en los plenos?
Pedro Reynoso lleva 40 años formando parte de la Cofradía del Caído, ha sido hermano mayor, y no descarta volver a serlo
Pedro Reynoso fue hermano mayor del Caído durante diez años y pertence a la cofradía desde 1972. Hoy, no puede ocultar el daño que le ha causado los argumentos utilizados para dejar a su Titular fuera de la Magna.
—¿Desde qué año pertenece usted a la Cofradía de Jesús Caído?
—Soy hermano de esta cofradía desde 1972, y seguiré acompañando a mi Titular cada Martes Santo hasta que Dios me dé fuerzas. Solamente falté un año porque estaba en Covadonga.
—¿Cómo ha sido capaz de inculcar el cariño por la cofradía a sus dos hijos?
—Desde pequeñitos venían conmigo a la capilla. Mi hijo Pedro Pablo, el actual hermano mayor, salió con tres años de monaguillo y desde entonces no ha dejado de venir por aquí. En mis tiempos de hermano mayor cree un grupo joven del que han salido varias personas de la actual junta de gobierno.
—Además tenéis una buena cantera en el Colegio San Felipe Neri...
—Eso por supuesto, la cantera de San Felipe Neri hay que aprovecharla al máximo. A los chavales les gusta mucho el Caído, el propio director espiritual nos dice cada Martes Santo que parece que estamos en el colegio en lugar de estar formando un cortejo procesional, por la cantidad de juventud de San Felipe que hay.
—Ahora tenéis un grupo joven muy nutrido que está trabajando mucho por la hermandad...
—Están trabajando muy bien y están muy comprometidos. Si me vanaglorio de algo de mi gestión durante el tiempo que fui hermano mayor es de que preparé el futuro para cuando no estuviera mi junta de gobierno. Un hermano mayor no debe dedicarse sólo a lo estético, debe formar a la gente, porque si no se corre el riesgo de no tener relevo cuando llegue la hora. Creo que una de las misiones más importantes de un hermano mayor es crear escuela y yo lo he conseguido.
—¿Cuántos años fue hermano mayor?
—De 1992 al 2002 y de mi junta queda el fiscal, Rafael López, todos los demás eran colaboradores de mi junta, pero no formaban parte de ella.
—¿Cómo ha evolucionado la hermandad desde su incorporación a la misma?
—Ha cambiado de la noche al día. Es increíble el cambio para bien que ha dado la cofradía. Yo llegué en un momento malo, porque aquí había un grupo de personas que gobernaban la cofradía y no permitían ninguna opinión en contra. Con el tiempo me fui enfrentando a esos temas hasta que al final se consiguió que la cofradía fuera mucho más democrática y participativa. Cuando llegué, esta cofradía no tenía enseres, y ahora tenemos el paso de la Virgen hecho, el del Cristo se está haciendo, hemos cambiado los hábitos de los penitentes, hemos sumado atributos al cortejo. Pero sobre todo, hemos cambiado en la vida diaria de la hermandad que considero que es lo más importante.
—Tanto es así que en esta cofradía se vota absolutamente todo.
—Aquí cualquier cosa se hace por votación y lo que decida la mayoría.
—¿Cómo ha visto el cambio “obligado” a San Francisco?
—Allí estamos muy bien, los franciscanos nos tratan de maravilla, el guardián del Convento está encantado y Vera Cruz y Nazareno del Amor están a nuestro servicio para lo que necesitemos, pero como la casa de uno no hay nada, sobre todo por comodidad y operatividad.
—Algunos ex hermanos mayores han asegurado que los plenos de mayordomos eran más eficaces que los de ahora, donde la represtación recae en la figura del hermano mayor, ¿cómo lo ve usted?
—Los plenos no sirven de mucho. Allí se va a escuchar, y ya está. No puedes exponer tu opinión, y mucho menos si es en contra de lo que dice la Permanente. Para empezar, un Pleno no puede comenzar a las nueve de la noche y terminar cerca de la una de la madrugada, porque la gente que está allí se tiene que levantar para trabajar. En lugar de convocar un Pleno cada dos meses, es preferible hacerlo cada 15 días y más cortos. Sobre todo cuando después no se hace nada, ni se decide nada. Por lo que tengo entendido ahora es igual que antes. Tenemos a un presidente del Consejo que quiere quedar bien con todo el mundo y eso no puede ser, lo blanco es blanco y lo negro es negro.
—Entonces, ¿ha cambiado poco?
—Creo que sí. Sigue habiendo hermanos mayores que van al Pleno para ver, oír y callar por temor a que le puedan decir algo, porque ése es el handicap de los hermanos mayores de Cádiz. La gente no puede ir al Pleno defendiendo la vara, tiene que ir defendiendo a la cofradía. Lamentablemente el que se salga un poco del tema le dan palos continuamente, y la prueba la tenemos en esta cofradía. Pedro Pablo levanta la voz y ya no es una persona agradable al Pleno y al Secretariado, es una persona incómoda para ellos por el simple hecho de decir que lo blanco es blanco y lo negro es negro.
—Pero últimamente parece que se está notando un cambio con la incorporación de los jóvenes a los puestos de mando, ¿no lo percibe así?
—Algunos jóvenes, porque todavía hay jóvenes que siguen la pauta de la vara y yo siempre he dicho que la vara es algo simbólico. A nosotros nos pasó un caso desagradable hace unos años, cuando el hermano mayor ya era mi hijo, y la junta de gobierno acordó que cuando llegásemos al Palillero no nos íbamos a sentar en el palco, porque eso es otra tontería que no sirve para nada. Pues le obligaron a dejar la vara en el palco; Pedro Pablo se negó porque esta insignia no es más que la representación de la cofradía, y si no queremos estar en el palco no queremos estar. Aquí se ha pasado mal y se sigue pasando mal porque hay algo, que no se lo que es, pero hay algo en contra del Caído. No es algo de ahora, ocurre desde siempre, y creo que es porque esta hermandad siempre ha sido innovadora y eso incomoda al Consejo y al Secretariado.
—Esta hermandad siempre ha pedido un Pleno para la revisión de las normas diocesanas que atañen a las cofradías y hasta ahora no se le ha hecho mucho caso...
—Mi hermano mayor pidió que se convocara un Pleno diocesano para eso, porque hace 7 años que no se convoca. A nosotros como cofradía nos obligan a celebrar cabildo todos los años y cabildo de elecciones cada 4 años. Pero el Secretariado sin embaro no lo hace. Pues yo digo que las normas están para cumplirlas, incluso para el que las decreta.
—¿ Está orgulloso por tanto de la labor que está haciendo la junta de gobierno actual?
—Sí, la lástima es que a estos jóvenes, como a tantos otros, no se les está haciendo ni caso. Mi hermano mayor pidió el Pleno que comenté antes, y la primera rabieta del Consejo, o del Secretariado, no sé de quien, ha sido dejar fuera de la Magna a la imagen de Jesús Caído, una cosa burda y torticera, porque Cristo cayó tres veces, y en Cádiz nada más que hay una advocación del Caído, y en el Vía Crucis se velan tres estaciones dedicadas a las caídas del Señor. Me dicen que es una imagen no devocional, cuando llevamos saliendo 50 años de forman ininterrumpida, tenemos mil hermanos en nómina y sacamos a la calle más de 400 personas cada Martes Santo, ¿me va a decir que la talla no es devocional? ¿con qué fuerza pueden decir eso? Esto no es más que la consecuencia de la postura de mi hermano mayor y de esta cofradía de exigir y de hablar en los plenos.
—¿Cree que es una especie de castigo?
—Pienso que estamos pagando las consecuencias de que se hable y se exija en los plenos. En mi cabeza no entra otra cosa. ¿Por qué se saca la caída de Jesucristo de la Magna? Hablo del Caído pero te puedo hablar también del Nazareno de Amor, porque el momento en el que el Cirineo ayuda al Señor a cargar con la Cruz es otra estación, Sanidad es otra, ¿por qué se obvian?
—¿Le ve sentido a la Magna?
—Sí, creo que es conveniente, porque es una manera de mostrar la labor que llevamos realizando durante mucho tiempo. En Cádiz no se celebra una desde 1982, y el Caído por cierto estuvo en esa Magna, supongo que sería porque antes sí era devocional y ahora por lo visto no lo es. Lo que está claro es que en Cádiz sigue habiendo cofradías de primera y de segunda, lamentablemente. Se va a organizar una Magna a gusto de unos señores, y no logro entender nada más.
—¿Considera que el Caído está poco valorado?
—Nos siguen llamando ‘los niños del parque’ en tono despectivo, y no entiendo el por qué de esa revancha, porque no tiene otro nombre. Nos han argumentado también que teníamos un paso sin terminar, como si fuéramos los únicos; o que el Cristo no era una buena talla, ¿es que todas las imágenes de Cádiz son buenas? Creo que le han faltado el respeto a esta cofradía, sobre todo, cuando han empleando esos argumentos. El Caído no se merece lo que le han hecho.
—¿Cómo recuerda la relación con el resto de cofradías durante todos estos años?
—Ahora parece que hay más relación, antes prácticamente no existía. El Caído nunca ha sido una hermandad de participar en tertulias cofrades, reuniones, cotilleos, etc. quizás por eso estamos mirados de reojo. Nosotros hemos ido a la nuestro y punto.
—¿Cómo recuerda sus inicios en la cofradía?
—Aquí hemos pasado muy malos momentos económicos, porque había mucho apellido, pero dinero poco, ya que eramos chavales que estábamos estudiando y encima vilipendiados con ‘los niños del Caído’ que se sigue diciendo, y yo tengo ya 66 años, así que de niño tengo poco.
—¿A Pedro Pablo se le acaba el mandato este año, hay alternativas para el cabildo?
—Para suerte del Consejo Local a Pedro Pablo se le acaba la legislatura. Aquí hay gente preparada para ser hermano mayor, el problema es que son jóvenes y tienen niños pequeños, están muy liados con los trabajos, entonces quieren que se presente alguien antiguo con una vida más estable para ganar cuatro años de margen.
—¿Y esa persona “mayor” puede ser usted?
—Por ejemplo, pero me lo tengo que pensar muchísmo, porque a esto hay que echarle muchas horas. De todas formas, la puerta no está del todo cerrada, yo por mi hermandad hago lo que haga falta. Pedro Pablo cesa ahora porque ya cumple los ocho años y con su salida al Consejo se le van los cuatro jinetes del apocalipsis, que son Francis Lucero, Miguel Ángel Novo, José Mari Caro y Pedro Pablo.
—¿Quizás no quiere ser hermano mayor por tener que volver a los plenos?
—Yo no voy a permitir humillaciones al Caído ninguna, no lo admito, de nadie, y menos de forma gratuita. En el caso de que yo fuera hermano mayor no hace falta que me den la enhorabuena, porque eso es de fariseo, lo que quiero es que me dejen trabajar y que escuchen y valoren lo que tenga que decir en los plenos. Ésa es la única manera que concibo de respetar a esta cofradía.
—¿En el caso de que se presente auguro unos plenos mas calentitos que con Pedro Pablo?
—Voy a hablar cuando lo considere necesario. Yo soy peor que Pedro Pablo, porque siempre he sido contundente y muy radical. Si me tengo que levantar e irme de los plenos, lo hago. Me dirán que no tengo educación, pero para qué voy a estar en un sitio donde no se me escucha.
—¿Qué opina del cambio de sentido?
—Me parece conveniente e incluso me daría igual que el Martes Santo se sumara a esa iniciativa. No me importaría que nos cambiaran el sentido. Otra cosa que veo mal es que el Consejo no ha sido capaz de arreglar el Domingo de Ramos. A veces hay que tomar decisiones. En todas partes la Semana Santa empieza con la Borriquita, aquí no. ¿Por qué? Porque no son capaces de decir esto es lo que hay. Nosotros teníamos en Estatutos que nuestra cofradía tenía que salir con la puesta del sol, y sin embargo, nunca nos han dejado salir a las ocho de la tarde. Igual que nos han obligado a nosotros, por qué no hacen lo mismo con otras. Volvemos a lo mismo de siempre, cofradías de primera y de segunda categoría.
—¿Cómo está resultando esta Cuaresma y cómo espera la salida procesional del próximo Martes Santo?
—Para mí esta salida será como si fuera la primera. A mí se me nota cuando va llegando la Semana Santa porque me pongo nervioso. Espero que la salida vuelva a ser como siempre: grandiosa.
—¿Desde qué año pertenece usted a la Cofradía de Jesús Caído?
—Soy hermano de esta cofradía desde 1972, y seguiré acompañando a mi Titular cada Martes Santo hasta que Dios me dé fuerzas. Solamente falté un año porque estaba en Covadonga.
—¿Cómo ha sido capaz de inculcar el cariño por la cofradía a sus dos hijos?
—Desde pequeñitos venían conmigo a la capilla. Mi hijo Pedro Pablo, el actual hermano mayor, salió con tres años de monaguillo y desde entonces no ha dejado de venir por aquí. En mis tiempos de hermano mayor cree un grupo joven del que han salido varias personas de la actual junta de gobierno.
—Además tenéis una buena cantera en el Colegio San Felipe Neri...
—Eso por supuesto, la cantera de San Felipe Neri hay que aprovecharla al máximo. A los chavales les gusta mucho el Caído, el propio director espiritual nos dice cada Martes Santo que parece que estamos en el colegio en lugar de estar formando un cortejo procesional, por la cantidad de juventud de San Felipe que hay.
—Ahora tenéis un grupo joven muy nutrido que está trabajando mucho por la hermandad...
—Están trabajando muy bien y están muy comprometidos. Si me vanaglorio de algo de mi gestión durante el tiempo que fui hermano mayor es de que preparé el futuro para cuando no estuviera mi junta de gobierno. Un hermano mayor no debe dedicarse sólo a lo estético, debe formar a la gente, porque si no se corre el riesgo de no tener relevo cuando llegue la hora. Creo que una de las misiones más importantes de un hermano mayor es crear escuela y yo lo he conseguido.
—¿Cuántos años fue hermano mayor?
—De 1992 al 2002 y de mi junta queda el fiscal, Rafael López, todos los demás eran colaboradores de mi junta, pero no formaban parte de ella.
—¿Cómo ha evolucionado la hermandad desde su incorporación a la misma?
—Ha cambiado de la noche al día. Es increíble el cambio para bien que ha dado la cofradía. Yo llegué en un momento malo, porque aquí había un grupo de personas que gobernaban la cofradía y no permitían ninguna opinión en contra. Con el tiempo me fui enfrentando a esos temas hasta que al final se consiguió que la cofradía fuera mucho más democrática y participativa. Cuando llegué, esta cofradía no tenía enseres, y ahora tenemos el paso de la Virgen hecho, el del Cristo se está haciendo, hemos cambiado los hábitos de los penitentes, hemos sumado atributos al cortejo. Pero sobre todo, hemos cambiado en la vida diaria de la hermandad que considero que es lo más importante.
—Tanto es así que en esta cofradía se vota absolutamente todo.
—Aquí cualquier cosa se hace por votación y lo que decida la mayoría.
—¿Cómo ha visto el cambio “obligado” a San Francisco?
—Allí estamos muy bien, los franciscanos nos tratan de maravilla, el guardián del Convento está encantado y Vera Cruz y Nazareno del Amor están a nuestro servicio para lo que necesitemos, pero como la casa de uno no hay nada, sobre todo por comodidad y operatividad.
—Algunos ex hermanos mayores han asegurado que los plenos de mayordomos eran más eficaces que los de ahora, donde la represtación recae en la figura del hermano mayor, ¿cómo lo ve usted?
—Los plenos no sirven de mucho. Allí se va a escuchar, y ya está. No puedes exponer tu opinión, y mucho menos si es en contra de lo que dice la Permanente. Para empezar, un Pleno no puede comenzar a las nueve de la noche y terminar cerca de la una de la madrugada, porque la gente que está allí se tiene que levantar para trabajar. En lugar de convocar un Pleno cada dos meses, es preferible hacerlo cada 15 días y más cortos. Sobre todo cuando después no se hace nada, ni se decide nada. Por lo que tengo entendido ahora es igual que antes. Tenemos a un presidente del Consejo que quiere quedar bien con todo el mundo y eso no puede ser, lo blanco es blanco y lo negro es negro.
—Entonces, ¿ha cambiado poco?
—Creo que sí. Sigue habiendo hermanos mayores que van al Pleno para ver, oír y callar por temor a que le puedan decir algo, porque ése es el handicap de los hermanos mayores de Cádiz. La gente no puede ir al Pleno defendiendo la vara, tiene que ir defendiendo a la cofradía. Lamentablemente el que se salga un poco del tema le dan palos continuamente, y la prueba la tenemos en esta cofradía. Pedro Pablo levanta la voz y ya no es una persona agradable al Pleno y al Secretariado, es una persona incómoda para ellos por el simple hecho de decir que lo blanco es blanco y lo negro es negro.
—Pero últimamente parece que se está notando un cambio con la incorporación de los jóvenes a los puestos de mando, ¿no lo percibe así?
—Algunos jóvenes, porque todavía hay jóvenes que siguen la pauta de la vara y yo siempre he dicho que la vara es algo simbólico. A nosotros nos pasó un caso desagradable hace unos años, cuando el hermano mayor ya era mi hijo, y la junta de gobierno acordó que cuando llegásemos al Palillero no nos íbamos a sentar en el palco, porque eso es otra tontería que no sirve para nada. Pues le obligaron a dejar la vara en el palco; Pedro Pablo se negó porque esta insignia no es más que la representación de la cofradía, y si no queremos estar en el palco no queremos estar. Aquí se ha pasado mal y se sigue pasando mal porque hay algo, que no se lo que es, pero hay algo en contra del Caído. No es algo de ahora, ocurre desde siempre, y creo que es porque esta hermandad siempre ha sido innovadora y eso incomoda al Consejo y al Secretariado.
—Esta hermandad siempre ha pedido un Pleno para la revisión de las normas diocesanas que atañen a las cofradías y hasta ahora no se le ha hecho mucho caso...
—Mi hermano mayor pidió que se convocara un Pleno diocesano para eso, porque hace 7 años que no se convoca. A nosotros como cofradía nos obligan a celebrar cabildo todos los años y cabildo de elecciones cada 4 años. Pero el Secretariado sin embaro no lo hace. Pues yo digo que las normas están para cumplirlas, incluso para el que las decreta.
—¿ Está orgulloso por tanto de la labor que está haciendo la junta de gobierno actual?
—Sí, la lástima es que a estos jóvenes, como a tantos otros, no se les está haciendo ni caso. Mi hermano mayor pidió el Pleno que comenté antes, y la primera rabieta del Consejo, o del Secretariado, no sé de quien, ha sido dejar fuera de la Magna a la imagen de Jesús Caído, una cosa burda y torticera, porque Cristo cayó tres veces, y en Cádiz nada más que hay una advocación del Caído, y en el Vía Crucis se velan tres estaciones dedicadas a las caídas del Señor. Me dicen que es una imagen no devocional, cuando llevamos saliendo 50 años de forman ininterrumpida, tenemos mil hermanos en nómina y sacamos a la calle más de 400 personas cada Martes Santo, ¿me va a decir que la talla no es devocional? ¿con qué fuerza pueden decir eso? Esto no es más que la consecuencia de la postura de mi hermano mayor y de esta cofradía de exigir y de hablar en los plenos.
—¿Cree que es una especie de castigo?
—Pienso que estamos pagando las consecuencias de que se hable y se exija en los plenos. En mi cabeza no entra otra cosa. ¿Por qué se saca la caída de Jesucristo de la Magna? Hablo del Caído pero te puedo hablar también del Nazareno de Amor, porque el momento en el que el Cirineo ayuda al Señor a cargar con la Cruz es otra estación, Sanidad es otra, ¿por qué se obvian?
—¿Le ve sentido a la Magna?
—Sí, creo que es conveniente, porque es una manera de mostrar la labor que llevamos realizando durante mucho tiempo. En Cádiz no se celebra una desde 1982, y el Caído por cierto estuvo en esa Magna, supongo que sería porque antes sí era devocional y ahora por lo visto no lo es. Lo que está claro es que en Cádiz sigue habiendo cofradías de primera y de segunda, lamentablemente. Se va a organizar una Magna a gusto de unos señores, y no logro entender nada más.
—¿Considera que el Caído está poco valorado?
—Nos siguen llamando ‘los niños del parque’ en tono despectivo, y no entiendo el por qué de esa revancha, porque no tiene otro nombre. Nos han argumentado también que teníamos un paso sin terminar, como si fuéramos los únicos; o que el Cristo no era una buena talla, ¿es que todas las imágenes de Cádiz son buenas? Creo que le han faltado el respeto a esta cofradía, sobre todo, cuando han empleando esos argumentos. El Caído no se merece lo que le han hecho.
—¿Cómo recuerda la relación con el resto de cofradías durante todos estos años?
—Ahora parece que hay más relación, antes prácticamente no existía. El Caído nunca ha sido una hermandad de participar en tertulias cofrades, reuniones, cotilleos, etc. quizás por eso estamos mirados de reojo. Nosotros hemos ido a la nuestro y punto.
—¿Cómo recuerda sus inicios en la cofradía?
—Aquí hemos pasado muy malos momentos económicos, porque había mucho apellido, pero dinero poco, ya que eramos chavales que estábamos estudiando y encima vilipendiados con ‘los niños del Caído’ que se sigue diciendo, y yo tengo ya 66 años, así que de niño tengo poco.
—¿A Pedro Pablo se le acaba el mandato este año, hay alternativas para el cabildo?
—Para suerte del Consejo Local a Pedro Pablo se le acaba la legislatura. Aquí hay gente preparada para ser hermano mayor, el problema es que son jóvenes y tienen niños pequeños, están muy liados con los trabajos, entonces quieren que se presente alguien antiguo con una vida más estable para ganar cuatro años de margen.
—¿Y esa persona “mayor” puede ser usted?
—Por ejemplo, pero me lo tengo que pensar muchísmo, porque a esto hay que echarle muchas horas. De todas formas, la puerta no está del todo cerrada, yo por mi hermandad hago lo que haga falta. Pedro Pablo cesa ahora porque ya cumple los ocho años y con su salida al Consejo se le van los cuatro jinetes del apocalipsis, que son Francis Lucero, Miguel Ángel Novo, José Mari Caro y Pedro Pablo.
—¿Quizás no quiere ser hermano mayor por tener que volver a los plenos?
—Yo no voy a permitir humillaciones al Caído ninguna, no lo admito, de nadie, y menos de forma gratuita. En el caso de que yo fuera hermano mayor no hace falta que me den la enhorabuena, porque eso es de fariseo, lo que quiero es que me dejen trabajar y que escuchen y valoren lo que tenga que decir en los plenos. Ésa es la única manera que concibo de respetar a esta cofradía.
—¿En el caso de que se presente auguro unos plenos mas calentitos que con Pedro Pablo?
—Voy a hablar cuando lo considere necesario. Yo soy peor que Pedro Pablo, porque siempre he sido contundente y muy radical. Si me tengo que levantar e irme de los plenos, lo hago. Me dirán que no tengo educación, pero para qué voy a estar en un sitio donde no se me escucha.
—¿Qué opina del cambio de sentido?
—Me parece conveniente e incluso me daría igual que el Martes Santo se sumara a esa iniciativa. No me importaría que nos cambiaran el sentido. Otra cosa que veo mal es que el Consejo no ha sido capaz de arreglar el Domingo de Ramos. A veces hay que tomar decisiones. En todas partes la Semana Santa empieza con la Borriquita, aquí no. ¿Por qué? Porque no son capaces de decir esto es lo que hay. Nosotros teníamos en Estatutos que nuestra cofradía tenía que salir con la puesta del sol, y sin embargo, nunca nos han dejado salir a las ocho de la tarde. Igual que nos han obligado a nosotros, por qué no hacen lo mismo con otras. Volvemos a lo mismo de siempre, cofradías de primera y de segunda categoría.
—¿Cómo está resultando esta Cuaresma y cómo espera la salida procesional del próximo Martes Santo?
—Para mí esta salida será como si fuera la primera. A mí se me nota cuando va llegando la Semana Santa porque me pongo nervioso. Espero que la salida vuelva a ser como siempre: grandiosa.
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