A los responsables de la destilería ‘Martes Santo’ de Higuera de la Sierra (Huelva) les rondaba por la cabeza desde hace años convertir el mantecado de Estepa en un licor y, tras sucesivas pruebas, han conseguido que este dulce navideño “se beba”.
La destilería buscaba “que no tuviese errores el producto final, que contara con una fuerte presencia de notas de canela, limón y ajonjolí”, y el proyecto salió adelante.
Lo explica a EFE el gerente de la empresa, Manuel Belchi Garfia: lograron dar con la fórmula “después de muchas pruebas, con una primera mezcla que se consiguió hace tres años”, a la que se fue añadiendo mas o menos cantidad de ajonjolí, entre otros ingredientes, hasta que “se fue mejorando” y llegó el producto final.
Para conseguirlo se contó con el asesoramiento de fabricantes de mantecados en Estepa (Sevilla) partiendo de la idea inicial del director comercial de Martes Santo, Javier Saavedra, “una persona tremendamente inquieta” que transmitió a la empresa su proyecto y se encontró con un equipo al que “le gusta hacer cosas distintas a los demás”.
Una idea "pegada al oído"
“Su idea se me pegó al oído y estuvimos en conversación con una empresa de Estepa que colabora con nosotros y empezamos a desarrollar el producto”, recuerda Belchi Garfia, que detalla que “se envió una prueba a quienes nos asesoraban y aprobaron el producto”, con una primera partida en el mercado poco antes de Navidad, para ver qué opinaban de lo conseguido los últimos jueces, es decir, los clientes.
La aceptación fue tal que no solo se incluyó en el catálogo de la destilería en su tienda situada en la carretera que atraviesa el pueblo, sino que se probó a mantenerlo todo el año en las estanterías, y las ventas no solo son estables, sino que es “uno de los productos más demandados” del establecimiento.
De hecho, mientras EFE está visitando la destilería junto a su gerente, al menos una decena de personas ha entrado a comprar algunas de las bebidas de su catálogo, y, buena parte de ellas, se lleva en su bolsa la botella que contiene ese trocito de Estepa en forma de líquido.
Nacida en la revolución industrial
La destilería debe su nombre al día en que comenzó a funcionar, el Martes Santo de 1870. La creó Francisco Girón Pineda, un empresario de la revolución industrial de la comarca serrana onubense, que invirtió la friolera de 500.000 pesetas de la época en una empresa que le reportaría la Medalla de Oro en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929.
Ya entonces se exportaban barricas de sus destilados a Latinoamérica, y con el paso de las décadas ha posicionado sus creaciones en países como Dinamarca, Alemania, Portugal o Nueva Zelanda.
Pero ha evolucionado desde sus primeros años, "cuando fabricaba el producto pionero de la época: el anís, un anís destilado de una calidad muy alta", y, curiosamente, primero nació el producto y luego se pensó en el nombre, porque "estaban buscando hacer un anís de mucha calidad, y cuando lo encontraron no supieron qué nombre ponerle y le pusieron el del día que era, Martes Santo. El nombre de la bebida fue, finalmente, el de la empresa".
Manuel Belchi Garfia se puso al frente de la firma en 2006 y ha conseguido hitos como poner en el mercado ginebra, whisky de malta, vodka y ron ecológico certificados, "destilados en alambique de cobre" y, a pesar de que las cifras son más que llamativas, el gerente asegura que mantiene "la esencia de una empresa familiar".
Así se puede apreciar en el museo dedicado a la destilación artesanal con que cuenta en un edificio del afamado arquitecto sevillano Aníbal González.
De entrada gratuita, el espacio, con más de 500 metros de salas de exposiciones, jardines y huertos ecológicos, recrea el trabajo artesanal de la compañía y muestra al visitante cómo se trabaja para poner en el mundo el nombre de este pequeño municipio onubense gracias a ideas como la de beberse el mantecado a sorbos.