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Andalucía

20 años del incendio de la torre Windsor: los rescoldos de las dudas

El octavo edificio más alto de Madrid en ese momento -medía 106 metros de altura y tenía 31 plantas- estaba ubicado en la zona comercial de Azca

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  • Torre Windsor. -

Las torres Kio, la Picasso, la del BBVA, el 'enchufe'... Todas ellas formaban parte en 2005 del diseminado 'skyline" de Madrid, al igual que la Windsor, destruida ese año por las llamas. Veinte años después de ese incendio, se mantienen los rescoldos de las dudas y al menos cinco incógnitas sin aclarar.

El octavo edificio más alto de Madrid en ese momento -medía 106 metros de altura y tenía 31 plantas- estaba ubicado en la zona comercial, de oficinas y de ocio de Azca, próxima al Paseo de la Castellana; era obra de los arquitectos Genaro Alas y Pedro Casariego, y era propiedad de la inmobiliaria Asón.

Veinte de esas plantas pertenecían a la auditora estadounidense Deloitte, para la que trabajaban una mayoría de los 2.000 empleados que cada día acudían a las oficinas del edificio, que estaba siendo reformado desde hacía dos años y medio, en parte para adaptarse a la normativa contra incendios, sobre todo.


En pocas horas, del edificio solo quedó, aunque dañado, el esqueleto de la estructura de hormigón. Comenzaron las investigaciones con la hipótesis de que hubiera sido intencionado.

Hipótesis que alimentaron las dos sombras, las dos siluetas humanas, que se pudieron ver en el edificio después de que los Bomberos lo abandonaran. Y engordada por el hallazgo de un candado forzado y un butrón en los bajos de la torre.

Un año después se acordó el archivo provisional porque no se apreció responsabilidad penal alguna, ni de la empleada de Deloitte que fumó poco antes de desalojarse el edificio en el único foco de fuego que se determinó. Se la exculpó porque "apagó correctamente" los cigarrillos.

Las especulaciones sobre las causas y los motivos no tardaron en extenderse, incluidas las que hablaban de intereses económicos mezclados con políticos. El 22 de marzo de 2011 la Justicia dio carpetazo al caso, justo cuatro días antes de un acuerdo extrajudicial entre Deloitte, El Corte Inglés (la actual propietaria) y Prosegur.

Un extraño segundo incendio horizontal

El experto en seguridad José Luis Gómez Calvo era entonces el jefe operativo de seguridad y de emergencias de la sede central del Ministerio de Fomento, muy próximo a la torre.

Cuando acudía a su trabajo veía reflejado en los cristales del Windsor el cielo del sur de Madrid, "si por allí estaba nublado o claro", recuerda a EFE.

El 12 de febrero era sábado, Gómez estaba en su casa, no muy lejos de la torre. Fue hasta el lugar andando -habían cortado el tráfico- y se encontró con un espectáculo "dantesco".

Codo con codo con los Bomberos, comprobó cómo los hidrantes de la calle habían fallado y les indicó uno de la muy próxima calle Agustín de Betancourt.

Fue testigo de que cuando el incendio parecía controlado, se produjo un segundo incendio horizontal.

"La verticalidad era lógica. Primero porque el fuego y el humo asciende por una cuestión meramente física, y desciende de forma vertical por la caída de fragmentos del edificio ardiendo por los huecos exteriores, escaleras, huecos de ascensores, etcétera. Eso propagaba el fuego verticalmente. Hasta ahí era un comportamiento previsible" explica.

Pero lo que no era tan previsible era esa propagación súbita horizontal. "Fue lo que acabó ya con todo el edificio y con las perspectivas que en principio parecía que se iban a lograr de que la parte más baja pudiera sobrevivir", añade el experto.

¿A qué fue debido? Esta duda permanece y no la han despejado los criterios, contradictorios en todo caso, de la Policía Científica, que observó intencionalidad en el fuego horizontal, y de la autoridad judicial, que no la apreció.

Las siluetas de dos personas: ¿reflejo o reales?

Unos videoaficionados grabaron la silueta de dos personas en el edificio cuando oficialmente ya se habían retirado los Bomberos.

El juez consideró auténtico el vídeo, pero en el auto que archivó el caso provisionalmente consideró que "aunque se pudiera admitir la posibilidad de la presencia de personas en el Windsor, no existe evidencia de que ello pudiera haber tenido alguna incidencia en la propagación del fuego".

Pero, ¿qué hacían allí? Hasta intervinieron profesores de Física de la Universidad de Alcalá de Henares que certificaron que las sombras no eran un reflejo de la calle, sino dos personas dentro con trajes ignífugos.

Hasta Jon Imanol Sapieha Candela el Sapo, un conocido ladrón, ha reivindicado la autoría y ha dicho que esas sombras eran su gente, pagados para eliminar documentos. ¿Es fiable su testimonio?

Las discrepancias entre los Bomberos y la Policía Científica en este asunto también se hicieron patentes, porque los primeros, en consonancia con su informe sobre la no intencionalidad del fuego, consideraron que las sombras eran un reflejo. La Policía no lo compartía.

La sospechosa destrucción de documentos de una auditoría

Hay un tercer asunto que tampoco se ha aclarado. Se trata de la destrucción de los soportes documentales de una auditoría de Deloitte al Grupo FG Valores y que habían sido solicitados por la Fiscalía Anticorrupción para una vista que debía celebrarse el lunes siguiente al incendio.

Y la cuarta incógnita tiene que ver con las manifestaciones a los medios de comunicación de un conocido empresario que disputaba la presidencia de una importante entidad bancaria y que hablaban de retirarse tras el incendio, porque de continuar tal vez no habría podido llegar a conocer a sus nietos.

¿Acaso insinuaba la existencia de una trama?

También están pendientes de aclarar los efectos de la demolición y gestión de los escombros que, al parecer, contenían amianto.

¿Afectó el amianto -el Ayuntamiento lo detectó aunque dijo que no era mucho- a los trabajadores que desescombraron o al vecindario? ¿Qué se hizo con el material que se retiró? ¿Se trató?

Muchas preguntas y pocas respuestas en un caso que muchos ya han olvidado.

Hoy una nueva torre, moderna y elegantemente iluminada por la noche, acoge el mayor centro comercial de El Corte Inglés en Madrid. Por su puerta pasan cada día cientos de personas para las que la torre Windsor es solo pasado.

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