La actriz
María Luisa San José recibe en la noche de este miércoles la
Biznaga Ciudad del Paraíso en el 28 Festival de Cine de Málaga. San José ha mantenido un encuentro ante los medios en el Salón Rossini del Teatro Cervantes junto con el director del certamen, Juan Antonio Vigar, en el que ha repasado su carrera.
"
Yo quería ser artista, y de qué manera", ha recordado San José, a la que Vigar ha definido como "
una de las imprescindibles del cine español". Lo atestigua su participación en películas como 'Tormento' (Pedro Olea, 1974), 'El diputado' (Eloy de la Iglesia, 1978) o 'Pajarico' (Carlos Saura, 1997).
Antes de convertirse en
uno de los iconos fílmicos de la Transición española, la intérprete comenzó subiéndose a las tablas: "
El teatro es la Universidad del actor, y de ahí salté a la televisión, donde empecé a hacer pequeñas cositas. Luego, el cine y ahí conecto con [el guionista y productor] José Luis Dibildos", ha relatado.
"Echando la vista atrás, viendo a los predecesores que
no habían tenido escuelas, ni clases, ni métodos, sino agilidad mental... Me parece un milagro que el cine español en esa época existiera", ha subrayado.
Desde su perspectiva, aquel séptimo arte de la Transición era "
una forma de contar las historias habituales de esa sociedad en clave de comedia disparatada". "Era una manera de entrar en el mundo cinematográfico y conectar con el país en unas circunstancias de censura tremenda", ha valorado.
"Había unos
cerebros privilegiados que colaban unos textos... ¡ni los censores se daban cuenta!", ha recordado María Luisa San José, que ha reivindicado ese cine que contaba lo que pasaba a los españoles "con una crítica más ácida".
Desde aquella época hasta la actualidad,
ha encontrado un lugar en el teatro, que le ha dado "muchas satisfacciones". "No es que los directores de cine se olviden de ti, pero es que cuando no estás ahí no te están viendo trabajar", ha dicho San José.
Ahora, ha confesado,
le gustaría trabajar con la nueva generación de directoras del cine español "tan valientes", para las que el Festival de Málaga se ha convertido en un importante aliado.
"A las mayores no nos quieren... Pero ahora ya sí, nos quieren esas directoras y guionistas porque entienden muy bien la vida de las mujeres", ha subrayado: "Para eso se ha trabajado y se ha logrado mucho, para conseguirlo. Es un placer que por fin pueden expresarse".
Más películas con historias que no hay que perderse
Pero, de nuevo, la sección oficial ha traído nombres de mujer a un lado y al otro de la cámara, y en las tramas de las películas presentadas ayer. Así, la directora
Johanné Gómez Terrero exhibió
'Sugar Island', que compite en la sección oficial. Se trata de una coproducción dominicana-hispana. La trama sigue a Makenya, una adolescente embarazada que, mientras acompaña a su abuelo en las protestas contra la mecanización de la industria azucarera, emprende un viaje hacia la adultez guiada por una serpiente mística que la conecta con su poder y su conciencia multidimensional.
Además,
Gemma Blasco ha presentado
'La furia'. Se trata de un drama visceral sobre
el trauma, la incomprensión y la ira que siente una víctima de violencia sexual. La trama sigue a Álex, una joven actriz que, tras ser violada en Nochevieja, se enfrenta sola al dolor, la vergüenza y la culpa, mientras su hermano Adrián, incapaz de comprenderla, se adentra en un camino cada vez más oscuro. En el teatro y en su papel de Medea, Álex encuentra la única forma de canalizar su ira y su sufrimiento.
Por último,
Ana Lambarri ha presentado
'Todo lo que no sé',
una historia atípica sobre la ambición, el cambio y la ruptura de expectativas de género cuya trama sigue a Laura, una mujer de 35 años atrapada en una vida monótona, cuya rutina se rompe cuando un antiguo compañero le propone retomar un proyecto tecnológico. En su búsqueda de éxito y redescubrimiento, sus decisiones sacuden su entorno y la enfrentan al precio de priorizarse a sí misma.