Ya está todo puesto en su sitio. El pregonero,
José Joaquín León, ha realizado una
disertación centrada ampliamente en los
barrios de Sevilla y en las distintas
realidades sociales que se viven en una misma ciudad, con especial detenimiento en ciertos
barrios,
cofrades por definición.
Al comienzo,
Manuel Alés, teniente de alcalde y deelegado de Fiestas Mayores y presentador del acto, ha hecho un alegato a las formas de sentir y vivir de Sevilla y sus cofradías, a sus
acciones sociales y un recuerdo a las personas que se han ido en el año de hoy como
Martín Cartaya o Juan Borrero.
‘Sonó el llamador’, ha comenzado el pregonero su texto
con un martillo en sus manos, explicando que “Dios es capillita y hace Salidas Extraordinarias”. Especialmente emocionante fue el
recuerdo que hubo para tantísimas personas que han fallecido en el último año y que este año no podrán vivir terrenalmente el pregón, siendo un pregón suyo pero también
del sevillano “y de todos los que no están”.
Sobre las hermandades de
vísperas, León ha hecho un
alegato hacia ellas diciendo que
“si no existiera, habría que inventarlas”, con especial recuerdo para los primeros nazarenos que se verán por las calles de las Tres Mil Viviendas.
Pilatos, Herodes, Anas y los diferentes animales como los caballos, perros y gallos de los pasos de misterio han protagonizado un
grandísimo fragmento del pregón, que fue
desde Triana hasta Ciudad Jardín pasando por La Calzá o la Macarena.
El Barrio de
San Lorenzo ha ocupado un lugar especial en el pregón con la referencia al
Gran Poder, quien es “el hijo de la Esperanza” y que ha contenido su punto crítico con la reivindicación del pregonero que pedía que estos barrios fuesen también
para los sevillanos y no para los turistas.
“Un niño imaginero que tuvo un sueño, una niña vestida de
Virgen, Guadalupe, que es la cumbre del modelo sevillano, de
Luis Álvarez Duarte”, recordaba al imaginero José Joaquín León, quien fuera amigo del mismo, finalizando que es
“el amor más puro de su arte”
San Bernardo, por su parte, espera a que “vuelva sus hijos a reunirse el Miércoles Santo”, algo que también se espera del barrio de
Triana, uno de los grandes vertebradores del pregón y del que se dice que “los científicos investigan cómo fueron creada las estrellas y solo basta con ir a la calle
San Jacinto”
Con
guasa sevillana, el pregonero ha preguntado si alguna vez “
hemos mirado a la Canina a los ojos”, contando además que mientras escribía el texto al Triunfo de la Santa Cruz,
el ordenador se le apagó, "fíjense si tiene guasa la Canina", apostillaba el pregonero.
Tan solo sus
tres devociones rompieron la baraja de los barrios:
El Silencio, San Isidoro y la Virgen de la Soledad de San Lorenzo. Como si se tratase de un Sábado Santo fue especialmente destacado el momento de la saeta cantada por la
saetera Elena Delgado junto a los versos que remataba como “¡Ay, Mare mía”, Y la voz se desgarra: “Soledad de San Lorenzo”.
El pregonero finalizó pasadas las dos y media de la tarde, con un texto que
sobrepasó las dos horas con una declaración de los
Silencios Eternos de la ciudad de Sevilla.