El número de muertos por el terremoto de magnitud 7,7 en la escala de Richter registrado el 28 de marzo en el centro de Birmania, que sacudió también China y Tailandia, ha aumentado a más de 3.600, según las últimas estimaciones dadas a conocer este lunes por la junta militar que gobierna el país.
El recuento del domingo reflejaba 3.471 fallecidos y 4.671 heridos, mientras que ahora la cifra de heridos supera ya los 5.000 --con 5.017-- y son 160 las personas que continúan en paradero desconocido debido al trágico seísmo, según ha informado el Consejo de Administración Estatal de Birmania a medios estatales chinos.
Los equipos de rescate desplegados sobre el terreno han alertado de que las fuertes lluvias registradas durante los últimos días están complicando las labores, especialmente en Sagaing y Mandalay, las zonas más afectadas por el seísmo.
Las precipitaciones y los fuertes vientos están afectando significativamente a las miles de personas que seguían durmiendo a la intemperie después de que sus viviendas resultaran dañadas.
Asimismo, muchos temen que estas fuertes lluvias provoquen aún más daños estructurales a sus propiedades, a las que no han regresado por el miedo a un derrumbe completo a causa de las réplicas que vienen registrándose durante las última semanas.
El país está sumido en una grave crisis interna desde el golpe de Estado de febrero de 2021, perpetrado por el Ejército para anular los resultados de las elecciones generales de noviembre de 2020. La represión posterior derivó en una guerra civil que ha tenido un enorme impacto sobre la población civil y que se ha visto ahora agravada por el seísmo.