Pacientes cardíacos del Puerta del Mar crean Trébol de Corazones

La puesta en marcha el pasado año de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz ha generado la creación de una nueva asociación de pacientes con enfermedades cardiacas denominada Trébol de Corazones, que ya cuenta con medio centenar de miembros.

El hospital gaditano acogió ayer la presentación de este nuevo colectivo, formado por personas con patología cardiovasculares que pretenden ayudar, informar y apoyar a otros pacientes en su situación. Varios profesionales de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca, la primera de la provincia, han arropado con su presencia este acto, en el que el presidente de Trébol de Corazones, Rafael Ruiz de Madariaga, ha aprovechado para agradecer su labor.

Ruiz de Madariaga ha estado respaldado en la presentación por la directora gerente del Puerta del Mar, María Dolores Alguacil, que ha destacado que el trabajo de los profesionales “haya sido la semilla de este proyecto, al que hemos tendido la mano, porque los pacientes son nuestra razón de ser”. En este sentido, ha recordado que en el marco de los planes de participación ciudadana del hospital está el impulso y el apoyo “para que los pacientes se organicen de manera proactiva”.

La Unidad de Rehabilitación Cardiaca funciona desde el pasado noviembre y es una prestación que se enmarca en el Plan Integral de Cardiopatías de la Consejería de Salud. En la actualidad cuenta con 32 pacientes repartidos en cuatro grupos de ocho personas; en este primer año de rodaje, el equipo multidisciplinar al cargo aspira a atender a un total de 130 pacientes.

La rehabilitación cardíaca es una actividad multidisciplinar que persigue, entre otros fines, que el paciente que sufra un infarto de miocardio pueda recuperar lo antes posible su estado previo para poder llevar una actividad diaria normal y reincorporarse a su puesto de trabajo. Así, el programa de atención multidisciplinar comprende una valoración cardiológica previa, en la que evalúa el riesgo del paciente, así como el desarrollo de un plan de rehabilitación individualizado, que incluye, entre otros elementos, un programa de ejercicio físico y la educación del paciente orientada hacia el control de los diversos factores de riesgo vascular, como son el tabaquismo, obesidad, hábitos dietéticos, hábitos de actividad física o el control del estrés.