Estamos tan mal que solo miramos al cielo, no por ver si llueve, que ya sabemos que no, que tiene fecha marcada en el calendario celestial para la primera semana de abril, sino que lo hacemos para ver si nos cae, algo de dinero.
Nos tenemos que tragar y parece carbón del negro, que nuestro Ministro de Cultura piensa que somos -los andaluces-tontos y lelos.
Debemos serlo, para no haber visto la que teníamos liada, en la economía, lo que nos iba a pasar con la burbuja inmobiliaria y el “todo está bien”, dicho en texano ibérico.
Los bancos quieren dinero y van a buscarlo en los desahucios, de desgraciados que en vez de vender su alma a Satanás, que solo te la pide en la otra vida, se la vendieron a ellos a plazos, por los que pagaron sangre y sudor y rechinaron dientes y vivieron en el infierno, pero en la tierra.
El gobierno quiere dinero y va a buscarlo quitando empleos públicos y echando a gente a la calle, matándonos a todos lentamente la esperanza, haciéndonos ver que cualquier tiempo pasado fue mejor y que el blanco y negro de las películas de los abuelos, son deseable pastel , para unos días que se vuelven morados , por la penitencia de padecerlos.
Los ayuntamientos quieren dinero y suben a uno por mil -de un año para otro- las licencias de las terrazas de los bares y solo se justifican diciendo eso tan oído de, “necesitamos dinero”, que a los parroquianos nos suena a manteca rancia guardada en la despensa y es la razón principal, por la que vamos con la taza del wáter a cuestas , no en señal de protesta, sino en señal de la cruz que llevamos al cuello, que no es más que miseria.
La DGT batalla por las multas y los controles que acarrean dinero, sembrado en carteras de infractores, en billetitos por pasarte de cincuenta en una carretera que no tiene peligro o por llevar el móvil encendido, para decirle a tu madre que vuelves de trabajar y que vas a recogerle- ya- a los niños.
A nosotros , desgraciados, que no nos podemos ir ni a Laponia, para darle de comer a nuestros hijos, necesitamos dinero, para pagar la hipoteca , necesitamos dinero y para pagar las multas y los impuestos, necesitamos dinero y lo buscamos mirando al cielo, porque en las colas del paro se ha secado la hierba o se la han llevado y hecho con ella menestra de verduras y los azulejos de los pisos que desahucia el banco se han volatilizado y los rumanos de los semáforos están huidos y los niños de los colegios miran con resignación a las gaviotas , que antes los miraban envidiosas a ellos, comiéndose los bocadillos de chorizo y de salchichón.
Porque ahora , las gaviotas , reinas de los levantes ventoleros, acampan en las papeleras, llenas de la nada, más absoluta, porque ni migas quedan y allí empollan su inexistencia, su humanidad y su pereza, destilando en el fondo tragedia, no griega , sino como el acento texano de Aznar, ibérica.
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