Mel, tras los pasos de Juande y Serra

No es cuestión de vender faltas expectativas. Ni pensar que un equipo recién ascendido tiene que acabar por obligación entre los seis primeros de la tabla clasificatoria tras haber logrado mucho antes de lo previsto el objetivo marcado el pasado estío. Pero a nadie se le escapa que sin la presión de tener que ganar sí o sí y cuando la cosa está tan igualada por la zona media-alta no hay que descartar que un excelente final de curso pudiera permitir a equipos como el verdiblanco jugar la temporada que viene la Europa League. De momento, toca acordarse de un precedente que precisamente invita al optimismo: tras los dos últimos ascensos a Primera, Europa fue el premio de los heliopolitanos después de su retorno a la élite.

Con Lorenzo Serra Ferrer en el banco, el técnico que obró el milagro de un ascenso impensable cuando Manuel Ruiz de Lopera no tuvo más remedio que destituir a Sergio Kresic, los de la Avenida de la Palmera lograron un más que meritorio tercer puesto. Una meta que ni los incondicionales más positivos esperaban en los albores del ejercicio 1994/95. La extinta Copa de la UEFA premió a un conjunto que fue capaz de acabar aquella campaña ganando en el estadio Santiago Bernabéu (gracias en gran medida al partidazo en el Paseo de la Castellana de Daniel Toribio Aquino).

Una situación similar ocurrió en el campeonato 2001/02. Juande Ramos, como hiciera con anterioridad el preparador de Sa Pobla, dejó a sus hombres en la sexta plaza... después de haber coqueteado durante bastantes jornadas con la Liga de Campeones. Como ocurriera a mediados de la década de los 90 del siglo pasado, un grupo de profesionales con escasa experiencia en Primera división habían sido capaces de rubricar un año que sus seguidores tardaron en olvidar. Cinco partidos por delante tienen los profesionales de las trece barras para darle un alegrón inesperado a los suyos. Amén del encuentro del próximo fin de semana ante el Valencia en Mestalla, les tocará verse las caras con el At. de Madrid en Heliópolis.

Luego, el duelo ante el eterno rival en Nervión. Tras el derbi, nueva salida (en esta ocasión, al Sporting de Gijón). Y para acabar el curso, duelo casero ante el Barcelona. Quince puntos por delante para soñar con los ojos abiertos. Para reeditar lo hecho tras los dos últimos retornos a Primera división. Para que Pepe Mel emule a Lorenzo Serra Ferrer y a Juande Ramos.