El poeta alemán, Friederich Hebbel, nos dejó un pensamiento rebosante de advertencia: “Cualquier cosa que el ser humano gane debe pagarla cara, aunque no sea más que con el miedo de perderla”…Y así podemos llegar a sobrevivir, casi sin aliento, por las inseguridades asumidas, con la ansiedad de que se nos despoje de todo bien material o abstracto, rango y máscara. ¿Qué nos sucede cuando nos encontramos jugándonos la última carta con la desnudez de nuestra esencia?
El “yo potencial” frente a la conciencia compartida…todo un desafío que se desvanece como un reflejo en los espejos, cuando decidimos escondernos, huir de una realidad que interpela duramente la savia más soterrada de la existencia. Siempre, con esa diatriba encajada en nuestro rumbo, como G. Flaubert expresó: “El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el presente”. Y es precisamente, en este momento, cuando se nos grita que no podemos acceder a unas cotas progresivas de bienestar social. Que es necesario tragar arena, recortes, horas extras sin remunerar, tiempos completos por contratos parciales, colas interminables en las oficinas de demanda de empleo, tardanzas en la recepción de nóminas, presupuestos “cero” para la obtención de los mismos objetivos y la implementación de idénticas actuaciones, sin que nos falten ingredientes tan nocivos para la ciudadanía, como las insoportables subidas de los impuestos, las manchas de la corrupción política, el secuestro de la estabilidad económica, y los desatinos de una trasnochada monarquía. La respuesta a estos excesos de batuta dictatorial es mediante la creación y activación plena de plataformas ciudadanas, la revitalización de los movimientos ideológicos y sindicales…Cada persona deberíamos adquirir compromisos individuales y colectivos, apostando por el mantenimiento de las conquistas sociolaborales adquiridas en el transcurso de nuestra trayectoria histórica. Esta semana, se ha concentrado una representación de la comunidad universitaria onubense, a iniciativa del alumnado de Trabajo Social, para frenar la toma de decisiones unilateral del Gobierno en materia de educación, para lanzar sus propuestas y hacerse escuchar ante un “muro” que repele cualquier iniciativa de reacción y que desprecia las manifestaciones de denuncia. Las tijeras de esta legislatura, van a requerir de nuestra oposición permanente, con un blindaje férreo, frente a propuestas donde se ahoga completamente a la clase trabajadora. El encierro en la Facultad ha sido un paso positivo, pero el camino es demasiado largo…La unión es imprescindible, especialmente cuando el acto de dividir es lo que más se cultiva, porque es la fórmula magistral del caciquismo, la pseudodemocracia y la especulación. Aquí y ahora… ¡unámonos!