El empresario riojano Delfín Cañas Cortázar, ex mecenas del desaparecido CD San Fernando al que aún reclama 4,5 millones de euros en los tribunales, ha sido condenado a tres años y tres meses de prisión y multa de 31 millones de euros, aunque se trata de una sentencia de la Audiencia Nacional recurrible en la Sala Segunda del Tribunal Supremo.
El otrora admirado por los aficionados del primer equipo de la ciudad, hasta que llegaron las vacas flacas, forma parte, según la sentencia, de una red de narcotraficantes que operaba desde 1988 y junto a él han sido condenadas otras siete personas, comenzando por el cabecilla de la la banda, Rafael María Bornia Bordón, de 66 años, detenido en la Operación Kaiser como presunto autor de un delito de blanqueo de capitales procedentes del tráfico de drogas.
La implicación de Cañas en esa operación se conoció en San Fernando en noviembre de 2004, pocos días después de que la Policía entrara en la oficina madrilena del empresario riojano que tuvo que facilitar documentación vinculante de sus negocios con el principal implicado, Bornia Bordón.
En la Operación Kaiser se incautaron 400.000 euros, joyas valoradas en 200.000 y 20 vehículos de gran cilindrada y de gama alta en una operación que permitió detener a 13 personas (10 españoles, un libanés, un venezolano y un mauritano), entre Las Palmas, Málaga y Madrid. La banda creó una red de sociedades mercantiles para blanquear el dinero a través de operaciones de compraventa de bienes e inmuebles y ejecución de obras. Delfín Cañas fue detenido en Madrid para prestar declaración, y puesto después en libertad tras decretarse el secreto de sumario.
La mujer de Cañas, María del Carmen Fernández Alonso, que ejercía entonces como presidenta de la entidad azulina, manifestó que que no tenían “ni idea de esta actividad. Con este señor hace siete años que mi marido inició actividad empresarial, pero Delfín se ha declarado inocente y está en muy mal estado. Ni mi marido ni yo tenemos nada que ver con esta acusación, ni con droga. Delfín dice que quiere morirse porque en La Rioja se le ha vinculado a estas cosas y puedes imaginarte esta un hombre con 61 años y que ha trabajado toda su vida”, según publicó el 11 de noviembre de 2004 la web mundoatleti.com de Linares.
En tiempos de Antonio Moreno
Delfín Cañas Cortázar llegó a San Fernando en la temporada futbolística 2000-2001 siendo alcalde de La Isla, Antonio Moreno Olmedo, y nunca se aclaró cómo se gestó su participación como mecenas del Club Deportivo -nunca fue presidente y su representación la llevaba el director general del club, Ángel Serrano- en unos momentos que coincidían con una ciudad que acababa de perder la primera fábrica de bienes de equipos de Andalucía y ganar un solar donde se pretenden construir 800 viviendas de cara a la Bahía.
La llegada, además, coincidía con los primeros planes de los andalucistas para desafectar 360.000 metros cuadrados del cuartel de Camposoto, en cuya explotación pensaba estar el empresario riojano como manifestaba en una comparecencia pública señalando a un óleo del litoral isleño, además de con la reconversión del suelo industrial de Fábrica San Carlos en suelo urbano para poder pagar los derechos laborales de los trabajadores.
Pues bien, en todos los grandes proyectos -que siguen siendo proyectos- de la ciudad, estaba la figura del empresario, de una forma u otra, bien como accionista en firme o pidiendo que “trataran con cariño” sus proyectos empresariales.
Fábrica de San Carlos
Los propios sindicatos que asistieron al cierre de Fábrica San Carlos reconocían que la única salida que tenía ese suelo era residencial, habida cuenta de que estaba y está totalmente encerrado y sin comunicaciones al exterior, como lo demostraba el hecho de que las calderas que se construían en la antigua Constructora Naval tenían que salir por mar o poner en marcha una operación de cortes de tráfico que afectaba a toda la Bahía en las pocas ocasiones que el producto tenía que salir por carretera.
La venta de los terrenos de FSC como suelo industrial y para actividad industrial apenas llegaba a los 1.100 millones de pesetas, insuficientes para pagar a los trabajadores, por lo que todos los partidos políticos decidieron recalificarlos a suelo urbano para conseguir los 1.800 millones de pesetas necesarios.
La Sociedad de Gestión San Carlos SA (Sogescar) participada por Unicaja con el 75 por ciento de las acciones y la Empresa del Suelo Isleña SA (Esisa), compró los terrenos previo acuerdo plenario de recalificación del suelo. Un acuerdo que los grupos de la oposición rompieron antes de las elecciones de 2003 por motivos electorales, pidiendo un plazo para intentar encontrar un comprador que dedicara el suelo a industria y contar con la ayuda de las administraciones.
No hubo éxito y siguió adelante el proceso urbanístico de recalificación cuyo Plan Especial de Reforma Interior (PERI) ha estado enfrentado a los intereses de la defensa nacional hasta ahora y este mismo viernes anunciaba el actual alcalde, José Loaiza, un nuevo paso hacia la solución definitiva con una nueva modificación del proyecto municipal.
A través de INFORMACIÓN
Las intenciones del empresario Delfín Cañas sobre esos terrenos y la construcción de viviendas no se conoció públicamente hasta que este periódico lo destapó el 9 de noviembre de 2008, una vez que el CD San Fernando estaba a punto de desaparecer y la única salvación pasaba porque el mecenas siguiera poniendo dinero sobre la mesa.
En una reunión a la que asistieron el ex alcalde Manuel María de Bernardo; la primera teniente de alcalde, María del Carmen Pedemonte Quintana; el portavoz del principal partido de la oposición -tan principal que había ganado las elecciones de 2007- Fernando López Gil; el todavía director general del club, Angel Serrano y el empresario, Delfín Cañas, no hubo compromiso en firme pero la contraprestación que pedía el riojano por seguir costeando al equipo era participar en la construcción de los pisos de renta libre previstos en los terrenos de FSC.
En esa misma reunión, y se cita como curiosidad, estaba también el que fuera secretario general del Partido Andalucista, Julián Alvarez, candidato del PA a la Presidencia de la Junta de Andalucía en las elecciones de 2008 que consiguió que su partido se quedara sin representación parlamentaria por primera vez. Al parecer estaba en calidad de abogado de Delfín Cañas.
Alvarez fue alcalde de Écija, donde estuvo trabajando como personal de confianza durante varios años el ex concejal andalucista Manuel Cruz, ahora director o algo por el estilo del área de Medio Ambiente gobernada por los andalucistas. Obviamente también estaba el entonces presidende del CD San Fernando, Manuel Acosta y el vicepresidente y ex delegado de Urbanismo andalucista, Fernando Rodríguez Moreno.
Si algo se acordó en aquella reunión, no se cumplió nada como demuestra la trayectoria del empresario y la que han seguido los terrenos, todavía pendientes del punto final al PERI por parte del Ministerio de Defensa. Pero lo cierto es que los terrenos de Fábrica San Carlos estucieron sobre la mesa de una reunión que tuvo lugar y así se ha reconocido por parte de asistentes a la misma.
Otros puntos de atención
Los intereses de Delfín Cañas en San Fernando no pasaban sólo por Camposoto -que ya a esas alturas de 2008 ni siquiera se trataba- o por los terrenos de Fábrica San Carlos, sino también por los Polvorines de Fadricas en lo que a construcción de pisos se refiere, y una vez que el convenio firmado en su día por el Ayuntamiento andalucista con los reversionistas -que tenían su propia promotora para desarrollar los pisos de renta libre- expiró al no llegarse a un acuerdo con Defensa y además existir una Reserva de Suelo desde el año antes decretada por el alcalde De Bernardo.
Otro de los proyectos en los que el empresario tenía particular interés era en la construcción de un hotel escuela en los terrenos aledaños al Parque del Barrero, para los que el ex director general del CD San Fernando, Angel Serrano, presentó un proyecto en el Ayuntamiento que finalmente tampoco llegó a buen puerto. Entre otras cosas porque el cerco se había estrechado y el empresario había anunciado su retirada de los negocios para concentrarse en la defensa de su inocencia. Por lo visto, sin éxito.
Reconocida intención de participar en el desarrollo de La Isla
Lo que han podido hacer los especuladores en la ciudad con los pocos recursos de que dispone lo hicieron en parte gracias a la impericia del Ayuntamiento a la hora de interpretar el futuro de la ciudad. Aunque en este caso este periódico no puede asegurar la presencia del empresario Delfín Cañas en la propiedad del polígono industrial Fadricas II, sí existen indicios de que una buena parte fue vendida al riojano, aproximadamente la mitad, mientras que la Empresa del Suelo Isleña SA (SA) centraba su labor en lo puramente técnico. O dicho de otra forma. no se anticipaba a los especuladores del suelo.
Lo realmente cierto es que ese polígono que se construyó sin subestación eléctrica y no es operativo porque Endesa le niega la electricidad, está en manos en un 75 por ciento de empresas privadas que a su vez están en algunos casos inmersas en procesos concursales o embargadas por los acreedores.
Es el caso de la empresa Promotora Coral SL, empresa de tamaño medio dedicada al alquiler debienes inmobiliarios por cuenta propia y a finales de 2010 inmersa en un proceso de concurso, quiebra y suspensión de pagos. La mercantil consiguió hacerse con el 30 por ciento del polígono y tenía como accionista a la empresa Valljov SA, anteriormente llamada Valles Factoring SA y con participación en la empresa Incrivertal SL, también en liquidación en el año 2010. Igualmente está relacionada con la empresa madrileña Ana Cañas e Hijos SL y con Construcciones Juanes, la primera de ellas en activo y la segunda en fase de concurso a principios del año en cuestión.
Especulación
“Llegó uno por allí comprando todo el suelo que le ofrecían y se quedó con casi todo el terreno”, manifestaban a este periódico pequeños propietarios de Fadricas II, los pocos que quedaban, dando por cierta una operación que iba en contra de cualquier estrategia tendente a abaratar el suelo y conseguir la implantación de empresas, que es el fin primordial de los ayuntamientos cuando intervienen en el sector.
La realidad ahora es que la mayor parte del suelo está diseminado por mor de los distintos procesos concursales, mientras que Esisa vende sus parcelas a empresarios que no pueden operar por falta de luz, un problema que se pretende solucionar con la subestación del Janer una vez que ese proyecto cuaje. Y ya se sabe cuánto tiempo lleva arrastrando el Janer.