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Viernes 15/11/2024
 
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Andalucía

Béziers, la ville Biterroise

Es una ciudad francesa cuyo centro se alza sobre una colina por lo que siempre hay que subir para llegar al “Centre Ville”

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  • El Teatro Municipal -

Los habitantes de Béziers se llaman “Biterroises” como una derivación del nombre romano que tuvo la ciudad igual que, por ejemplo, a los que son de Mérida se les llama “Emeritenses”. En nuestro camino por Francia, Ana y yo pasamos un día en Béziers, una ciudad no tan pequeña que nos gusta, en la que tenemos algunos amigos y en la que nos sentimos muy a gusto.

Béziers es una ciudad cuyo centro se alza sobre una colina por lo que siempre hay que subir para llegar al “Centre Ville”, que en el caso de Béziers, se representa en el Allée Paul Riquet -en homenaje al creador del Canal du Midi e hijo de la ciudad-, una arbolada y ancha rambla que va desde la plaza Victoire hasta la rotonda de la Legión de Honor -desde la que se accede Jardín de los Poetas, un excelente ejemplo de jardín en estilo inglés que, sobre una superficie en suave descenso, fue diseñado en 1870-. Esta avenida, en la que lo tupido de los árboles crea un reducido y fresco microclima, es el lugar perfecto en el que protegerse del calor en verano ya sea dando un agradable paseo o tomando un refresco en alguna de sus terrazas. 

En el Allée Paul Riquet está nuestro hotel preferido, no sólo por su situación central, rodead de restaurantes, comercios y mucha vida, sino por el confort de sus instalaciones y amabilidad del personal. El Imperator es un tres estrellas céntrico, pero en el que una vez cruzas la puerta, estás en un remanso de paz ya que el edificio da a la parte antigua de Béziers.

El casco viejo

Entre Paul Riquet y el curso del rio Orbe está el casco viejo de la ciudad, el origen del Béziers actual, un entramado de calles estrechas con mucha animación en horarios comerciales y en el que siguen viviendo sus habitantes, lo que le da un carácter muy genuino y auténtico.  La catedral de Saint Nazaire, en el límite opuesto, es el monumento que más impresiona en la visita al Béziers antiguo. Construída entre los siglos XII al XV, combinó sus funciones religiosas con las de fortaleza, algo que se intuye por su ubicación, en el borde de la colina que ocupa la ciudad y desde donde se tiene una vista magnífica del departamento del Hérault.

El Jardín de los Obispos, del s. XVIII, es un coqueto y tranquilo lugar que precede, en el camino de regreso al centro de Béziers, a la plaza de la Revolución, un entrañable rincón con algunos restaurantes y una fuente en el centro que más recuerda a un pueblecillo que no a la plaza de una ciudad. La Rue Viennet y sus restaurantes tomando la mitad de la calle con sus mesas en las terrazas, es un vivo, animado y bullicioso pasaje que conduce hasta al ayuntamiento del s. XVIII y a la calle Coquille, donde continúa la oferta gastronómica de la ciudad. Todavía dentro del Béziers clásico, le recomiendo continuar el recorrido en paralelo a Paul Riquet y callejeando por las calles comerciales lo que le permitirá ver tanto les Halles -el mercado central, una instalación de 1891 que recuerda en su estilo al mercado de Narbonne- como la iglesia de Saint Jacques -precioso ejemplar del estilo románico-.

De regreso al centro, el Teatro Municipal, entre la plaza Victoire y el inicio del Allée Paul Riquet, es una preciosa referencia para volver a situarse en el centro de la ciudad. Con una fachada en estilo neo-clásico, fue construido en 1844, su interior está trabajado en madera y ofrece un aforo de 600 personas que disfrutan en cada espectáculo de uno de los pocos teatros en estilo “bombonera”. Prosiguiendo bajo los árboles, especialmente los viernes -día de mercado- se respira un animado ambiente entre los vendedores de flores y sus clientes.

Como recomendación para comer, esta vez toca un restaurante que nada tiene que ver con la cocina francesa. Junto al hotel Imperator, el Wok Concept ofrece una fórmula muy original para diseñarse uno mismo el plato de Wok que va a comer. Los cocineros prepararán el plato delante suyo. Para acabar en Béziers, y fuera del centro, le gustará acercarse a las esclusas de Fonseranes. Se trata de una combinación de siete esclusas que se construyeron en el Canal du Midi en el s. XVII y que permiten remontar un desnivel de 21 metros. Le gustará Béziers, una ciudad para las personas. 

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