Se nos ha ido Paco Fernández. Y se nos ha ido tal y como vivió. Sin molestar, sin hacer ruido. Estuve el martes pasado con él en el Bar Coruña dónde como yo, solía desayunar a diario.
Estaba como siempre y sin ningún síntoma que pudiese decirnos que estaba cercana su marcha.
Ha sido elegante hasta para eso. Él ha sido feliz lo que no quiere decir que no haya carecido de problemas, sino que ha conseguido que esos problemas, sus posibles fracasos y sus muchos dolores padecidos no fueron capaces de anular la alegría y serenidad de su alma.
La felicidad de paco ha estado en la propia base de su alma, en esa piedra sólida en la que él ha estado reconciliado consigo mismo.
Eso ha hecho que todos los dolores y amarguras quedaran en la superficie sin conseguir resquebrajar la alegría primordial e interior.
También paco ha estado siempre abierto a los ojos de sus vecinos y de los que siempre nos hemos considerado sus amigos y al gozo de trabajar que es lo que ha hecho toda su vida tanto en la prensa de esta comarca como en los años que ha estado en el gabinete de prensa del Ayuntamiento de Algeciras hasta su jubilación.
Y se ha interesado sinceramente por los demás porque él descubrió que quienes nos rodean tenían derecho a verle sonriente cuando se le acercaban mendigando comprensión y amistad.
Y paco sonreía hasta cuando no tenía ganas de sonreír. Y lo hacía porque los demás lo necesitaban.
Él daba felicidad hasta cuando él mismo no la tenía, porque sonriendo cuando no tenía ganas, terminaba siempre con muchísimas ganas de sonreír.
Este era, ni más ni menos, paco Fernández.
Ya te echo de menos, amigo.
Descansa en paz.
Algeciras a 30 de agosto de 2013
Patricio González