Que Málaga gana peso en el tablero interno del socialismo andaluz es un hecho incontestable. Que la segunda agrupación provincial andaluza está desde hace tiempo muy en línea y con teléfono directo con el núcleo de poder político institucional es algo constatado. Pero no siempre fue así. El PSOE malagueño ha tenido una evolución en positivo de la mano de Miguel Ángel Heredia y Francisco Conejo, los dos principales artífices de esta situación. Ha pasado de la residualidad a estar en el núcleo duro de San Vicente.
La recompensa se ha hecho carne este fin de semana en Granada. Heredia sigue al frente de la Interparlamentaria andaluza y Conejo se alza con la poderosa secretaría de Política Institucional tras sus pasos anteriores en la CER por las áreas de Comunicación primero y por Política Municipal hasta el día de ayer. Es como haber sufrido tres ascensos consecutivos de altura, de comandante a coronel y de ahí a general en el argot castrense. Conejo es ya el número tres del organigrama de San Vicente con un poder real, con poderío que diría Rubalcaba cogiendo prestadas las palabras de Lourdes Lucio en El País sobre Susana Díaz.
El arrollador y fulgurante periplo orgánico de Francisco Conejo -Paco entre los malagueños de un lado y de otro- se debe a méritos propios y a la especial afinidad y lealtad mutua trufada con grados de amistad personal con la presidenta de la Junta y líder absoluta del PSOE-A, Susana Díaz. Son carreras en paralelo cronológico e ideológico. De las Juventudes al partido y de ahí a concejales. Luego a lo orgánico provincial y más tarde a la política andaluza de partido.
Entre medias Conejo, junto a Heredia, pacificaron el partido en Málaga (es más difícil encontrar un crítico en Málaga que una morsa en el desierto del Kalahari); aguantaron con firmeza el tsunami electoral no convirtiendo Málaga en la Almería del PP como algunos auguraban y la mantienen en estos momentos -encuestas haberlas haylas- con unas perspectivas de vuelco electoral de cara a las municipales seriamente preocupantes para el PP. De paso metieron consejeros relevantes en el Gobierno andaluz, 'Pepín' y Luciano, y ampliaron influencia.
No cortaron cabezas a lo sarraceno ni a lo degollador masivo como Carlos Sanjuán. Fueron finos en eso y utilizaron sable florentino y no daga romana. Integraron y mantuvieron algo de la vieja guardia -solo lo justo y necesario- y abrieron el camino a nuevas figuras jóvenes y emergentes copando delegaciones y cargos orgánicos provinciales. Fueron respetuosos con algunas canas e inflexibles en el cambio generacional. Quitaron el "tapón" al que se refería ayer Griñán descorchando suavemente la botella.
Paco Conejo, es justo reconocerlo así, ha hecho bien sus deberes en Málaga y ha sabido manejar los tiempos. Se ha currado la secretaría municipal regional y se ha recorrido miles de kilómetros de pueblo en pueblo en las ocho provincias. Paradojas de la vida en realidad a Conejo le ha brindado esa oportunidad de descollar en una secretaría que antaño era gris, el propio Rajoy. Y es que ha sido el presidente del Gobierno quien con la puñetera Reforma Local le ha dado contenidos a esa secretaría. Pregonar la contrarreforma y poner a los alcaldes andaluces en primera línea de contestación y confrontación contra el PP a cuenta de esa ley que quiere cargarse la autonomía local, es algo que el de Alhaurín el Grande, a diferencia de lo sucedido en otras comunidades, ha hecho disciplinadamente y con una capacidad de trabajo inconmensurable.
Desde Ayamonte a Adra y desde Lucena a El Puerto de Santa María, el actual número tres de los socialistas andaluces ha encendido la antorcha del municipalismo, ha hecho evidenciar que a pesar del tsunami electoral del PP todavía había alcaldes y parcelas de poder socialista y sobre todo ha visibilizado a una secretaría discreta y a veces casi sin competencias. Lo ha hecho bien y de ahí su ascenso a una categoría orgánica de mucho más poder, tal vez menos propicia a la fotografía de la prensa, pero que le hará sentarse con consejeros, directores generales, parlamentarios, empresas públicas y colectivos y entidades sociales. Díaz ha prescindido de la Vicesecretaría general en su Ejecutiva pero sí se sabe, porque siempre ha sido así, que cuando el teléfono suene y se lea “Conejo” en el aparato del receptor, es no solo el aparato quien llama, es la voz de la propia secretaria general del PSOE... Conejo y el poderío.