A punto de expirar el año 2013, el mercado de los turismos compactos tiene una nueva aparición, un enemigo, con mayúsculas, que tendrán que batir el resto de las marcas y especialmente aquellas que aspiran a reinar este dificilísimo segmento de mercado que en toda Europa concentra la mayor cuota de ventas.
El protagonista no es otro que el Peugeot 308 de nueva generación, un compacto que llega con un diseño con mucha personalidad, que deja atrás las estridencias que han sido propias de la marca, especialmente en los frontales, en los últimos años.
Las formas del nuevo 308 son limpias y nítidas, el diseño tiene los ingredientes y rasgos necesarios para aguantar la fatiga del paso del tiempo, un factor que es extensivo al resto de los elementos del coche.
Para empezar, el Peugeot 308 parte de una plataforma nueva, que servirá para hasta nueve siluetas (crossover y familiares incluidas), extraordinariamente flexible y funcional, que ha supuesto para el grupo PSA Peugeot Citroen un gigantesco ahorro.
La nueva plataforma, al margen de facilitar el trabajo a los ingenieros y de hacer posible una reducción del peso en 140 kilos respecto a su predecesor, muestra su potencial en la dinámica del modelo sobre el asfalto.
La calidad de rodadura, gracias, además, a un elevado nivel de insonorización, está en estándares difíciles de encontrar en este mercado de los compactos, al menos en el equilibrio entre confort y prestaciones de matiz deportivo.
Una de las sorpresas para quien toma el volante del 308 es la calidad y nivel dinámico del bastidor. Se percibe en línea recta, con un buen filtrado de todo lo que sucede entre el neumático y el suelo, y en curva con respuestas rápidas y firmes de los trenes y con la mínima inclinación de la carrocería.
A los mandos del nuevo 308 se reciben sensaciones que no son propias, al menos hasta ahora, de los turismos compactos considerados generalistas. Los "premium" son alcanzados a pasos de gigante.
Una de las grandes innovaciones del 308, aunque ya ha habido un adelanto a bordo del 208, es el concepto i-Cockpit, nombre con el que se designa el puesto de conducción y todo lo que le rodea.
Para quienes hayan tenido la oportunidad de sentarse ante del volante de un 208 se encuentra con un entorno radicalmente distinto del resto de los coches del mercado que requiere unos minutos de examen y un proceso de acomodación que se adquiere con algunos kilómetros.
A bordo del 308 se encuentra el mismo concepto, pero la mayor amplitud del entorno hace más natural la acomodación. La gran revolución del i-cocpkit es que el conductor, una vez habituado a la nueva posición tendrá dificultades de manejo y se fatigará, más cuantos más kilómetros realice.
El secreto está en que el cuadro de instrumentos aparece por encima del aro de un volante pequeño, de tacto muy agradable, achatado para incomodar menos, que favorece una posición de manos mucho más baja que reduce la tensión que sufre un conductor con loa brazos en la posición debida de otro ocho.
La tendencia del conductor normal, al menos después de unos cuantos kilómetros recorridos, es la de bajar las manos hacia una posición más relajada. La idea de Peugeot lleva desde el principio la posición de manos y brazos a un ángulo y elevación más naturales. Es más descansado en viajes en carretera y en ambiente urbano mejora la capacidad de maniobra del conductor.
No menos importante en el nuevo entorno de conducción es la notable reducción de mandos y dispositivos a manejar. Salvo los controles de la climatización, se concentran en un punto la gran pantalla central, a la que se accede con facilidad desde cualquiera de los dos puestos delanteros.
La pantalla táctil da acceso casi a cualquier función del coche, de una forma más o menos intuitiva, lo que simplifica el manejo, además de facilitar un diseño del habitáculo limpio y minimalista, que tiene su punto de elegancia.
El elemento más tradicional de este 308, el sometido a la prueba dinámica, es el motor. Se trata del de acceso a la gama diesel, al menos de momento, el clásico 1,6 de 92 caballos de potencia. En principio es una planta suficiente para una conducción turística, sin pretensiones, porque le falta un punto de carácter, el que le dan a la versión superior los 20 caballos que redondean una opción más equilibrada. De la puesta en marcha de este diesel sobresale la baja rumorosidad en el habitáculo a ralentí, pero también en marcha. Este 308 tiene competidores de muy alto nivel que parecen, desde el punto de vista acústico, auténticos tractores, muy ásperos de tono y tacto.
Con este propulsor, el 308 es una de las opciones de compra de la gama más razonables, sin perder de vista las nueva motorizaciones de gasolina, que empiezan constituir una alternativa seria si la utilización que se le de al coche es de poco kilometraje.
Peugeot 308, rival a batir
Las formas del nuevo 308 son limpias y nítidas, el diseño tiene los ingredientes y rasgos necesarios para aguantar la fatiga del paso del tiempo, un factor que es extensivo al resto de los elementos del coche.
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