Holanda es famosa por sus quesos y sus arenques, pero también por sus restaurantes insólitos y es que el país de los tulipanes cuenta con numerosos centros gastronómicos originales para gustos de todo tipo: se puede comer solo, a oscuras, en un plataforma radiofónica, o bajo la lámpara de una mesa de autopsias.
El 'Ctaste' es un restaurante situado en Ámsterdam basado en la en las ganas de disfrutar con los sentidos, ya que se come en la oscuridad. El menú sólo esboza sus líneas generales, siendo cuatro las opciones a elegir: el menú sorpresa, el de pescado y marisco, el de carne y el vegetariano.
La elección se realiza en una sala con luz desde la que camareros invidentes trasladan a los comensales a un salón totalmente a oscuras, donde comienza la aventura.
El carácter cosmopolita de Ámsterdam también se refleja en las iniciativas de sus habitantes. Y es que es en esta ciudad donde se ha inaugurado un novedoso concepto de restauración: 'Eenmaal', el primer restaurante del mundo pensado para ir a comer solo.
Ahí sólo hay mesas para uno. La idea es "romper la percepción de que comer fuera de casa solo no es muy atractivo", aseguran desde el restaurante, en el que hay revistas y periódicos pero no Wi-Fi.
También en Holanda se puede disfrutar de menús basados en conceptos arquitectónicos. Así son los platos temáticos del restaurante 'De culinaire werkplaats', donde se practica una especie de 'eatinspiration', con platos originales y vistosos, con mucho color negro y texturas insólitas, como los papeles comestibles. Lo más sorprendente llega en forma de no-cuenta: en este restaurante no hay precios, cada uno paga lo que cree que vale su cubierto.
Otro restaurante destacado es 'REM Eiland', sobre todo por su ubicación. Se inauguró en el verano de 2011 y está situado en una plataforma construida en los años 60 y que en su día sirvió como base de operaciones para una estación de radiodifusión comercial no autorizada y que emitía desde aguas internaciones.
Posteriormente fue una estación meteorológica y en 2006 la plataforma fue desmantelada, pero se gestó un plan para salvarla y convertirla en restaurante. Consta de dos plantas y una gran terraza panorámica parcialmente cubierta que ofrece una espectacular vista de 360 grados de Ámsterdam, el canal IJ y el puerto.
COMER EN LA MORGUE.
La ubicación de 'Lab111' tampoco resulta nada convencional: un antiguo laboratorio de anatomía patológica reconvertido en centro cultural. El elemento más significativo de su pasado como morgue es la gran lámpara de la mesa de autopsias, que hoy preside la sala principal del restaurante. La fachada del edificio sigue siendo también la original.
Fuera de Ámsterdam, concretamente a 20 kilómetros del centro de Rotterdam, se puede encontrar un bio-restaurante: 'Uit Je Eigen Stad', situado en una nueva zona en la que las granjas de animales y los huertos ecológicos han sustituido a antiguas fábricas abandonadas.
En este restaurante el menú es cambiante porque está elaborado con productos locales y de temporada. Hay además una tienda para poder llevárselos a casa. Y también se organizan actividades infantiles, talleres y ferias de productos.
Y por último para los fans de la pinturas campestres de Van Gogh en Nuenen, en la provincia de Brabante, donde nació y vivió el pintor, se encuentra 'De Watermolen van Opwetten', uno de los molinos que inmortalizó con sus pinceles en 1884 ('Molino de agua en Opwetten', actualmente en manos de un coleccionista privado).
Allí es posible disfrutar de una comida en pleno contacto con la naturaleza para poder sentirse como dentro de un cuadro del pintor mientras se desgustan típicos platos holandeses.