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Martes 12/11/2024
 
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Sor Pilar, la ultima esperanza para las concepcionistas franciscanas en Écija

Si monja abandona la ciudad, se pierden una de las congregaciones más importantes en la ciudad por su labor y por su historia, además un convento se deshabita y la receta de los bizcochos marroquíes desaparecería de la ciudad, aunque parece haber solución para esto.

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  • hechoenandalucia.net -

En torno a un mes tiene Écija y los ecijanos para evitar que una de sus congregaciones religiosas más arraigadas abandone la ciudad. Si monja abandona la ciudad, se pierden una de las congregaciones más importantes en la ciudad por su labor y por su historia, además un convento se deshabita y la receta de los bizcochos marroquíes desaparecería de la ciudad, aunque parece haber solución para esto.

Y es que la última de las monjas concepcionistas franciscanas que queda en la ciudad, Sor Pilar, debería haber sido trasladada en estos días a la localidad de Osuna. Sin embargo las conversaciones mantenidas entre la congregación y el Ayuntamiento y las muestras de interés de entidades en particular y ciudadanos en general para que esta orden permanezca en Écija, han evitado el inminente desplazamiento.

El delegado de Cultura, Fernando Reina y la responsable de  Bienestar Social, Rosario Díaz han mantenido este martes una reunión con Sor Pilar, consiguiendo el compromiso de la religiosa de retrasar su marcha y quedarse al menos un mes. De esta manera se gana tiempo por parte del Ayuntamiento para realizar más gestiones con el interés de que la congregación permanezca en la ciudad.

Entre estas gestiones está por un lado aprovechar la visita a Écija del Arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo este fin de semana para trasladarle la preocupación por el asunto y  pedir que medie a favor de la permanencia en la ciudad. Por otro lado, está prevista la audiencia con  la Madre Presidenta de la Federación Bética “Santa María de Guadalupe” de la Orden de lnmaculada Concepción para intentar que no abandonen Écija y proponer el estudio de una reestructuración para que la ciudad sea destino de religiosas de otros conventos de la congregación.

Actualmente, Sor Pilar, es la única monja de la congregación que queda en la ciudad, y está ayudada por 5 monjas mexicanas pertenecientes a las Carmelitas Descalzas de la Santísima Trinidad, que abandonarían también Écija tras la marcha de la monja. Sor Pilar, es dibujada como una mujer entrañable, tiene noventa años, lleva 75 años en nuestra ciudad, lugar al que llegó con  quince años. La monja sólo ha salido del convento dos veces por el fallecimiento de sus padres para viajar a Burgos, su ciudad natal.  Sor Pilar, ha explicado que no quiere abandonar su convento, pero por otro lado se siente sola y necesita estar arropada por otras hermanas.

La marcha de esta última concepcionista franciscana trae importantes consecuencias para la ciudad. Por un lado, Écija se queda sin una de las congregaciones más importantes históricamente y que mayor labor han realizado a favor de la ciudadanía astigitana.

Por otro lado, el Convento de la Santísima Trinidad y Purísima Concepción de Écija (conocido como el de las marroquíes, en recuerdo al apellido de su fundadora), quedaría deshabitado, con las consecuencias que ello podría acarrear para el patrimonio ecijano.

Y el tercero de los problemas que supone para la ciudad la partida definitiva de la congregación, tiene que ver con los afamados bizcochos marroquíes, cuya receta secreta propiedad de las comunidad abandonaría la ciudad con ellas.

Según el delegado de Cultura,  “es una cuestión jurídica”, ya que  la receta de los bizcochos, es propiedad de la congregación concepcionista franciscana, y es su decisión transmitirla o no a otra persona. Pero por otro lado, apunta el delegado, es  también es una receta vinculada a la ciudad, porque existen miembros de la orden en otros conventos y no se fabrican los bizcochos.

Sin embargo, según ha explicado el delegado de Desarrollo Turístico y Empresarial, Rafael Benítez, las hermanas dominicas del convento de Santa Florentina serán las encargadas de custodiar la receta del los bizcochos. Las monjas concepcionistas franciscanas  han cedido la receta, y ha autorizado su elaboración a las hermanas de convento de Santa Florentina, que ya habrían iniciado la fabricación.

La marcha de las concepcionistas franciscanas, significaría la segunda congregación que abandona la ciudad en los últimos meses, la primera fue la Orden de las Madres Filipensas. Esta situación no ha dejado indiferente a nadie, y ya se han producido las primeras concentraciones vecinales pidiendo que  la comunidad permanezca en la ciudad.

El convento

El Convento de la Santísima Trinidad y Purísima Concepción de Écija, está declarado como Bien de Interés Cultural y pertenece al arzobispado aunque está cedido a la Comunidad de Concepcionistas Franciscanas.

Según recogen los datos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, el 11 de noviembre de 1583, el Arzobispo Rodrigo de Castro, inició el proceso de fundación en manos de las hermanas Marroquí y fue en julio de 1599 cuando se autoriza a Dª Francisca Marroquí y a sus sobrinas Luisa Marroquí y Ana Mendoza, a fundar un convento de monjas descalzas de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, convento que contará a partir de esta fecha con la protección directa del cabildo astigitano.

Estos dulces, uno de los más afamados en toda Andalucía, se realizan en el convento de Écija desde el siglo XVIII.

Poco se sabe de la mágica receta, que lleva azúcar, huevos, almidón de trigo y el ingrediente secreto “la gracia de Dios”, de esta manera responden en convento a los muchos curiosos que preguntan, lo cierto es que poco importan los ingredientes, pues efectivamente sólo unas manos sabias como las de la marroquíes saben hacer el milagro para el paladar.

Al parecer la receta data de 1752, concretamente de la Marquesa de Valdetorres. Pronto la fama del bizcocho sobrepasó fronteras locales. Tanta es la fama de este manjar que incluso aparece reflejada en la obra del escritor Juan Valera “Juanita la Larga”.

El Ayuntamiento ecijano hizo el intento de que los dulces fueran catalogados como Bien de Interés Cultural, cuestión esta que no llegó a buen puerto.

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