De lo sucedido en torno a la elección del nuevo presidente de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, tras los resultados de los comicios del pasado 24 de mayo, se puede, en opinión de un servidor, efectuar la lectura que sigue. El diseño que en su día se hizo de este organismo allá por febrero de 1985 no fue el más acertado. E ídem de lo mismo cabe decir sobre la redacción de sus estatutos.
La decisión de que el número de miembros de la denominada Junta de Comarca fuera par en lugar de impar no puede considerarse afortunada. No puede considerarse afortunada, digo, teniendo en cuenta la que se ha liado en este recién iniciado mandato para la constitución de una mayoría y la designación de la presidencia. Un número impar de integrantes habría impedido que se produjera un empate entre dos bloques antagónicos con aspiraciones de asumir el gobierno de la entidad como el que se ha producido entre PP y PA, por un lado, y PSOE, IU y Algeciras Sí Se Puede, por otro.
Tampoco parece atinada, a tenor de lo visto esta semana que ya casi termina, la mención expresa incluida en los estatutos a la legislación electoral y de régimen local para el nombramiento de alcaldes, que quizá ha dotado de razón legal, pero no moral, a populares y andalucistas, para poner a don Luis Ángel Fernández al frente de la institución comarcal y hacerse con el control de esta. Un error el de dicha mención hasta la fecha paliado con un acuerdo entre los grupos políticos al que, si no me equivoco, nunca se tuvo que apelar y que PP y PA, no obstante, se acaban de pasar por el forro cuando por primera vez había que hacerlo porque no les convenía.
La junta de comarca es un órgano cuyos miembros son designados de forma indirecta. Esto es, no mediante el voto de los ciudadanos, sino a través de las Corporaciones que estos eligen en los siete municipios mancomunados. Pero es que, además, es también un órgano de representación territorial y como tal fue concebido. Por tanto, recurrir al número de sufragios obtenidos en las pasadas elecciones del 24 de mayo por las fuerzas políticas que la integran como argumento para dirimir quien la preside es desvirtuar el objetivo para el que dicha junta fue creada: la defensa de los intereses conjuntos de los municipios campogibraltareños más allá del tamaño y población de cada uno de ellos.
Permitir como se ha permitido que se prime el número votos en la elección de la presidencia en lugar del número de representantes conseguidos por cada partido es otorgar a Algeciras un plus de supremacía sobre los demás superior al que ya le corresponde como municipio más poblado. Y lo de conceder un voto de calidad a la presidencia de una mesa de edad en el pleno de constitución para alterar el procedimiento en favor de uno de los bloques enfrentados, una actuación que raya en lo antidemocrático y que causa bochorno.
Desde el pasado miércoles el Partido Popular gobierna la Mancomunidad con el apoyo del Partido Andalucista, pero lo ha logrado protagonizando un “pucherazo” en toda regla.
Opiniones de un payaso
Pucherazo en Mancomunidad
De lo sucedido en torno a la elección del nuevo presidente de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, tras los resultados de los comicios del pasado 24 de mayo, se puede, en opinión de un servidor, efectuar la lectura que sigue.
- José Antonio Ortega
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