La Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) enseñó ayer a Mercedes Alaya la puerta que conduce a la salida en la instrucción de la maraña de macrocausas que ella misma inició a principios de 2011. Salvo inesperado milagro en forma de contraorden llegada desde el CGPJ, la juez mediática por excelencia durante el último lustro quedará apartada de la investigación de los grandes escándalos que salpican a la Junta de Andalucía -los ERE, los cursos de formación y los avales que la Agencia Idea concedió a empresas- al entender el Alto Tribunal que su sucesora al frente del Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla, María Núñez Bolaños, cuenta con suficiente respaldo en la figura de Álvaro Martín, magistrado de refuerzo en comisión de servicio.
La esperada resolución, adoptada por unanimidad, es una sonora derrota para Alaya. Tras su salto en junio pasado por voluntad propia a la Audiencia de Sevilla, donde desde entonces ocupa plaza, reclamó poder compaginar su nuevo cometido con la continuidad en la instrucción de las grandes macrocausas. El TSJA accedió a su petición con una propuesta salomónica al CGPJ, el órgano con autoridad en la materia: limitó sus competencias a los ERE y la ramificación del caso Mercasevilla mediante una comisión de servicio y dejó el resto, las tramas de los cursos de formación y de los avales a empresas, en manos de Núñez. Pero Alaya quiso más.
La decisión del Tribunal Superior de Justicia anula en la práctica aquella comisión de servicio concedida a Alaya en junio, que no echó a andar porque quedaba por aclarar la batalla con su sucesora, y confirma la segunda, la del magistrado Álvaro Martín, que apoya a Núñez en las causas ordinarias. Entiende el TSJA, en su resolución de ayer, que debe dar marcha atrás a lo sugerido y acordado hace más de tres meses atendiendo a “las especiales circunstancias que concurren, determinadas por vicisitudes posteriores al Acuerdo de 23 de junio”, el que forjó las dos comisiones. Sin citarlo, se estaría refiriendo al encontronazo entre ambas jueces.
Guerra declarada
Contra Alaya habría jugado el duro ataque que Alaya dirigió contra su compañera Núñez para justificar por qué creía que debía seguir acaparando macrocausas. Tras conocer la división de las instrucciones, tachó a su sucesora en el Juzgado número 6 de carecer de experiencia para hacerse cargo de las investigaciones penales e incluso insinuó que pudiera ser un obstáculo por la “estrecha amistad” que le uniría a Emilio de Llera, actual consejero de Justicia. El propio TSJA asumió entonces el riesgo que suponía la manifiesta falta de “colaboración” de Alaya con Núñez, pero aplazó su decisión y no se decantó hasta ayer para dar casi por zanjada la polémica. Tras desacreditarla en el escrito en el que reclamaba todas las macrocausas, Alaya se ganó la réplica de Núñez. Su sucesora dijo de ella que no la necesitaba y que en su lugar le enviaran  “más funcionarios”.
A Alaya podría ‘salvarla’ ya sólo el CGPJ, que como órgano supremo de gobierno de los jueces concede las comisiones de servicio y es a quien eleva la propuesta el TSJA. Pero esa opción parece ya inviable.