En la Resolución del 11 de febrero de 2015 se realizó un acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre Enseñanza y Asuntos Culturales que garantizaba que todo alumno que lo desee pueda acceder al conocimiento de la religión católica.
Por otro lado este convenio también indica que la Jerarquía Eclesiástica es la que decide los contenidos, los materiales a usar en clase y en definitiva la didáctica y pedagogía que se usa dentro de las aulas de dicha asignatura.
No estoy en contra ni en detrimento de todas esas maravillosas personas que dedican su vida al bien, sean religiosos o no, no me opongo a dejar la asignatura o quitar los crucifijos y demás símbolos que puedan ofender a unos cuantos, a mí la verdad, ni me preocupa ni es mi máxima inquietud sobre este aspecto.
Creo necesario la formación en valores, no solo relegados a la asignatura de religión ‘católica’, para que el respeto, la motivación, la autoestima y el buen trato prevalezcan en las sociedades que se están gestando en las diferentes escuelas de todo el mundo. Además considero importante de conocer muchas de las historias y leyendas que existen detrás de cada tipo de fe, porque al fin y al cabo, creer es algo muy personal y cada uno lo lleva a su manera. Sin olvidar que de esto también se puede aprender.
Es decir, muchos educadores, filósofos o pensadores llevan años diciendo que el papel principal de la educación es la de promover que el alumno piense por él mismo, que se pregunte y se cuestione el porqué de las cosas, que busque, investigue, razone, comparta, se replantee, dude y concluya con una opinión mucho más rica que la que traía de casa.
Durante muchas décadas la educación se ha utilizado para manipular, para crear niños robots que hagan lo que el poder absoluto decida, sin libertad de pensamiento ni herramientas que dieran alas al acceso a más aprendizaje.
La religión es filosofía pura y dura. Es ver una misma idea desde diferentes perspectivas, la tuya y la mía, la suya y la del resto. La asignatura ‘optativa’ podría dársele un nuevo enfoque sin perder de vista los valores y las buenas intenciones. Se trata de sumar no de excluir. Se habla de inclusión, concepto tan de moda en los últimos tiempos, que fomenta aprender del prójimo, a través de debates, de trabajos de clase, de preguntas o de experiencias. Estoy segura de que detrás de todo esto existe un alto porcentaje de adoctrinamiento, es lo que tiene la fe…
Muchas iglesias se llenan en la época de mayo y junio de chicos que no saben por qué hacen la comunión, o niñas que llevan un pañuelo en la cabeza sin saber por qué o a que hace referencia llevar cubierta la cabeza. Por eso sería ideal dar alas a una asignatura que lleva siglos estancada.
No se trata de prohibiciones u obligaciones, lo que se fomenta es un poquito de convivencia dentro del mundo que por suerte o por desgracia nos ha tocado vivir.