El Estado español garantiza la libertad de culto y, a la vez, se manifiesta aconfesional. Así lo exponen los arts. 16.1 y 16.3 de nuestra Constitución. Aunque tampoco olvida la estrecha vinculación social con la religión católica al señalar que “los poderes públicos (...) mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica”.
Lo dicho viene a cuento de lo ocurrido en El Puerto durante la pasada Semana Santa y el uso político que se ha realizado de la misma. Por una parte hemos visto la actitud del tripartito (PSOE, IU y Levantemos-Podemos) que ha decidido gobernar estos días no para la mayoría sino para la minoría iconoclasta reduciendo a su mínima expresión el mandato constitucional de mantener “las relaciones de cooperación”.
El desinterés ha estado a punto de tener consecuencias por los fallos detectados en el plan de seguridad vial, donde el concejal de turno ha tenido su viacrucis particular. Muchos de los ediles del equipo de gobierno sólo han valorado de la Semana Santa su aspecto vacacional, es de esperar que hayan recargado las pilas para que, de una vez por todas, comiencen a aplicarse por esta ciudad.
En el lado opuesto se ha situado el PP, que no es que se haya interesado por nuestra Semana Santa, es que la ha utilizado en su interés. Aprovechando que el tripartito sólo les había concedido un sitio en el palco de autoridades lograron que el Consejo de Hermandades les “prestase” sillas en el suyo (papelito también del Consejo dejándose involucrar en estas controversias políticas).
Si tantas ganas tenían de hacerse presentes en la carrera oficial podían haber adquirido un palco como cualquier otro ciudadano. Luego están las visitas realizadas por concejales del PP a las distintas hermandades, por supuesto bien publicitadas en las redes sociales, para que nadie se quede con la duda de que el PP “apoya a las instituciones religiosas”.
La fe es ante todo personal y lo verdaderamente importante es la comunicación con Dios, radiar esa relación y hacer ostentación de ella no deja de ser un acto cercano al fariseísmo.
Pasada la Semana de Pasión, y para no variar, el PP se seguirá preocupando de lo que más necesitan los portuenses, que el Ayuntamiento de El Puerto conceda a la Virgen de los Milagros la medalla de oro de la ciudad. Esta labor vale al menos 30 votos.