En 1966 la Sociedad bíblica Watch Tower, que regía los destinos de los testigos de Jehová (hoy día lo hace el Cuerpo Gobernante de los Testigos), publicó el libro ‘Vida eterna en libertad de los hijos de Dios’, escrito íntegramente por Fréderick William Franz, a la sazón vicepresidente de la mencionada Sociedad y teólogo único de la misma. No existía entonces un Cuerpo Gobernante que emitiera las doctrinas, sino que lo hacía exclusivamente el presidente de la Sociedad, aunque en este caso el presidente, Nathan H. Knorr, que entendía más de cuestiones comerciales que espirituales, delegó el asunto doctrinal en Franz.
En dicho libro Franz anunciaba que en 1975 se cumplían seis mil años de la creación del hombre. Mediante discursos en las grandes asambleas de Testigos, Franz aclaraba que el fin de seis mil años de la creación del hombre eran parte del día sexto de la creación y que a ese día le quedaban mil años que a su entender la Biblia especificaba como los mil años del reinado de Cristo sobre la Tierra. Ello significaba que, cumplidos los seis mil años referenciados, para poder pasar la humanidad a los mil años del reinado de Cristo, primero tendría que venir el Armagedón, en que todos los reinos y gobiernos del mundo serían destruidos por el propio Cristo.
De la lectura del citado libro, así como de las publicaciones de La Atalaya de la Watch Tower y de los discursos de los oradores de la Sociedad de aquel tiempo, los Testigos de Jehová de todo el mundo entendían obviamente que el Armagedón o fin del sistema de cosas del mundo vendría en 1975, concretamente el 5 de Septiembre de 1975, como lo especificó el propio Franz en su discurso a la gran audiencia del Arena Stadium de Los Ángeles.
Tan al pie de la letra tomaron los Testigos de Jehová las advertencias que publicaba la Watch Tower, pues en caso contrario serían tachados hasta de apóstatas, que muchos de ellos abandonaron sus trabajos y sus estudios, vendieron sus casas y se dedicaron a predicar de tiempo completo la inminencia del fin para 1975. De ello hay constancia en las publicaciones del día. Por un lado los periódicos insertaban en grandes titulares que, según los Testigos de Jehová, el fin del mundo vendría en 1975. Al mismo tiempo la Watch Tower imprimía textos adicionales como los siguientes:
“¿En qué año, entonces, terminarían los primeros 6,000 años de la existencia del hombre y también los primeros 6,000 años del día de descanso de Dios? En el año de 1975. Esto es digno de notarse, particularmente en vista del hecho de que los ‘últimos días’ comenzaron en 1914, y en vista de que los hechos físicos de nuestro día en cumplimiento de la profecía señalan a ésta como la última generación de este mundo inicuo. De modo que podemos esperar que el futuro inmediato esté lleno de acontecimientos conmovedores para los que cifran su fe en Dios y en sus promesas. Esto significa que dentro de relativamente pocos años presenciaremos el cumplimiento de las profecías restantes que tienen que ver con el tiempo del fin”. (Revista ¡Despertad!, 8 Abril 1967, página 19).
“El futuro inmediato ciertamente habrá de estar lleno de acontecimientos culminantes porque este viejo sistema se está acercando a su fin completo. En el transcurso de unos cuantos años a lo más… la humanidad sobreviviente será libertada para que entre en el glorioso reinado de mil años de Cristo”. (Revista La Atalaya, 15 Septiembre 1968, página 562).
“El hecho de que ya han pasado cincuenta y cuatro años del periodo que se llama los ‘últimos días’ es sumamente significativo. Significa que solo unos cuantos años, a lo más, quedan antes de que Dios destruya el corrompido sistema de cosas que domina la Tierra”. (Revista ¡Despertad!, 8 Abril 1969, página 13).
“Un precursor de Texas dice: ‘Me di cuenta de que cada semana dedicaba cuarenta horas a trabajo seglar que pronto iba a esfumarse en el Armagedón y yo quedaría con las manos vacías. De modo que dejé mi empleo y emprendí el precursorado”. “En vista del poco tiempo que queda, la decisión de seguir una carrera en este sistema de cosas no sólo es imprudente sino extremadamente peligrosa”. (Boletín mensual de los Testigos de Jehová ‘Nuestro Ministerio del Reino’, Junio 1969).
“Si tú, lector, eres persona joven, también tienes que enfrentarte al hecho de que nunca envejecerás en este presente sistema de cosas. ¿Por qué no? Porque toda la evidencia en cumplimiento de las profecías bíblicas indica que este sistema corrompido habrá de terminar en unos cuantos años. De la generación que observó el principio de los ‘últimos días’ en 1914, Jesús predijo: ‘De ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas esas cosas’ (Mat. 24:34). Por lo tanto, como persona joven, nunca realizarás alguna carrera que ofrezca este sistema. Si estás en la secundaria y piensas en una educación universitaria, esto significa por lo menos cuatro, quizás hasta seis u ocho años más para que obtengas tu titulo de una carrera especializada. Pero, ¿dónde estará este sistema de cosas para ese tiempo? ¡Estará bien avanzado hacia su fin, si es que no habrá desaparecido en realidad! (Revista ¡Despertad!, 22 Agosto 1969, página 15).
“Hay informes de hermanos que están vendiendo sus hogares y propiedades y están haciendo planes para terminar el resto de sus días en este viejo sistema en el servicio de precursor. Ciertamente esa es una excelente manera de usar el corto tiempo que queda antes del fin de este mundo inicuo”. (‘Nuestro Ministerio del Reino’, Julio 1974).
La expectación llegó al cénit en 1975; pero pasó el año y no sucedió lo que la Sociedad Watch Tower había dado a entender a la grey. No vino el Armagedón ni Jesucristo inició su reinado de mil años. La Watch Tower se lavó las manos culpando a los Testigos de que habían entendido mal. En La Atalaya del 1 de Diciembre de 1976, página 726, se lee: ‘Si alguien ha resultado desilusionado… debe concentrarse ahora en ajustar su punto de vista, al ver que no fue la palabra de Dios la que le falló o lo engañó y le trajo desilusión, sino que su propio entendimiento se basó en premisas incorrectas’.
Para la Watch Tower absolutamente todos los Testigos estaban equivocados al entender que el fin venía en 1975. Ya había sucedido algo parecido en 1914 y en 1925. Sin embargo los testigos, muchos de los cuales abandonaron sus trabajos y vendieron sus hogares para dedicarse a predicar todo el tiempo -lo cual la Organización alabó por página impresa-, sencillamente se habían limitado a aceptar ciegamente lo que la Watch Tower había dado a entender.
Todos los Testigos al unísono no podían estar equivocados. Finalmente, en 1980, la Sociedad admitió, aunque con reservas, que tuvo parte de la culpa al haber declarado lo que tan abiertamente declaró mediante publicaciones y discursos.