Juan Tribuna era un gran narrador cuando lo requerían las distancias largas, y un experto sintetizador ante el trazo breve, en definitiva era un maestro de la palabra, a la que cuidaba, porque amaba las palabras, y era consciente, porque se trataba de una persona generosa, y de un extraordinario profesional, que la palabra no le pertenecía a él, al periodista, aunque las generara el periodista, sino que pertenecía al público, al oyente, y por tanto debía entregarles la mejor y la más cuidada palabra en cada momento.
En la época de los locutores de voz grave e impersonal de los años duros del parte radiofónico de las 10 de la noche de Radio Nacional de España, Juan Tribuna hablaba en sus programas con una voz suave, tenue, inconfundible, de modo que sus palabras surgían de aquellos primeros transistores marca Sanyo impregnadas de amabilidad y cercanía. En medio de aquel maravilloso Carrusel Deportivo de la Cadena Ser con las cancioncillas de la publicidad de cuando entonces, “zapatitos, zapatitos de charol, que de La Corona son”, o el concurso de anís Castellana, en medio de aquellas cuñas publicitarias, decíamos, estaban esos profesionales inmensos, comandados por Vicente Marco, y entre ellos Juan Tribuna, que hacían creer, tal vez porque ellos estaban absolutamente convencidos de ello, que el periodismo era la profesión más hermosa del mundo. Juan Antonio Tirado, brillante periodista malagueño, actualmente el más antiguo de Informe Semanal, de TVE, ha contado siempre que él se hizo periodista porque de niño quería ser como Juan Tribuna.
Juan Tribuna fue un estilo. De narrar y de tener la voz ideal para hacerlo. Un estilo espontáneo, y por tanto el más elegante, porque nunca ese estilo fue buscado. Juan Tribuna narró los partidos del Betis y el Sevilla como nadie.
Y este lunes se ha producido una confusión descomunal. Francisco García Montes ha fallecido a los 91 años de edad. Pero Juan Tribuna vive, porque sus palabras se quedaron flotando en la atmósfera, llenas de vida, por esa magia invisible que tiene la Radio, o se quedaron pegadas a sus oyentes, para hacerlos mejores, más cultos, mejor informados, por eso Juan Tribuna sigue viviendo, aunque la muerte de Francisco García Montes nos haya hecho llorar a todos. n