Debemos apartar todos los miedos pasados y empezar a ser, porque no hay nada más valioso que ser uno mismo a cada instante
Yo no quiero ser recuerdo. No quiero ser nada que tenga que ver con algo pasado. Ayer ya pasó y aunque podamos arrepentirnos de actitudes en algunas ocasiones, también pienso que algo sentimos dentro de nosotros para actuar así. Porque siempre actuamos por impulsos, por lo que nuestro corazón nos dice, aunque la cabeza por otro lado piense otra. Pero el corazón es el que siente y padece. Es el que después de todo, sigue latiendo por nosotros por muy roto que se encuentre, por muchas heridas que albergue, sigue bombeando ganas de vivir, de sentir, de ilusionarnos, de empezar de cero, de experimentar nuevos momentos. Porque siempre tenemos que seguir hacia delante, evitando echar la vista atrás. Echar la vista atrás a veces nos resulta más fácil que ver todo lo que tenemos que afrontar de ahora en adelante. No podemos volver al pasado por más que queramos en algunas ocasiones. Tenemos que pensar que algo mejor está por llegar, el karma siempre tiene la última palabra. Todo eso que alguna vez te quitó, se encarga de devolvértelo de una forma u otra. Y sí, está muy bien no caer en el olvido, señal de que has dejado huella, que has dejado tu rastro marcado allí por dónde has pisado. Pero tenemos que ser presente, aquí y ahora. Tenemos que ser hoy y no un ayer. Ser capaces de escribir cada día una nueva página en la que seamos punto y seguido, porque siempre tengamos algo más que escribir. Porque debemos apartar todos los miedos pasados y empezar a ser, porque no hay nada más valioso que ser uno mismo a cada instante.