Abengoa mantiene los mismos patrones de gestión de personal, bien diferenciados entre el trato que da a su cúpula y el que da al resto de su plantilla, pese a la gravísima crisis financiera que vive y los 8.800 millones de pérdidas acumuladas entre 2015 y 2016, récord histórico en España. Este mes de marzo se ha producido la salida de los dos máximos responsables que quedaban en el área estratégica de ingeniería, agrupada en la filial Abeinsa. Ni su presidente, el sevillano Alfonso González, ni su vicepresidente, el uruguayo Brandon Kaufman que también dirigía la filial Teyma en ese país americano, seguirán como plantilla de la empresa.
Pero, como ocurrió con el expresidente Felipe Benjumea o el exconsejero delegado Manuel Sánchez, salen de la empresa pero seguirán ligados a ella como asesores externos con un generoso salario. Cobrarán un millón de euros cada uno. Estos directivos venían cobrando anualmente, entre salario fijo y variable, entre 2 y 3 millones de euros. Cercano al sueldo del expresidente y exCEO que era idéntico: 4,4 millones. Todo ello según las distintas fuentes internas consultadas.
Benjumea y Sánchez, aparte de las indemnizaciones de 11,4 y 4,4 millones recibidas al dejar la empresa en 2015, firmaron también contratos de asesoría externa por un millón de euros. No obstante, ninguno llegó a facturar cantidad alguna por ese concepto tras dejar la empresa.
También el presidente
La diferencia es que, ahora, estos contratos se han firmado con la nueva cúpula ajena a las familias históricas que controlaban la empresa. El propio presidente, Gonzalo Urquijo, se elevó el sueldo fijo un 42% hasta 1 millón de euros respecto al de su antecesor, Antonio Fornieles, nada más llegar al cargo en noviembre pasado. Su variable anual, además, podrá ser de hasta el 140% de esa cifra.
Esta información es el enésimo jarro de agua fría para la plantilla, que ve cómo se gastan cantidades desorbitadas en salarios mientras, desde hace casi un año, se suceden los ERE y los Ertes que han diezmado la plantilla. Hasta 25 procesos de este tipo se han desarrollado o se desarrollan en la compañía. Los representantes de los trabajadores, agrupados sobre todo bajo las siglas de UGT pero también de CCOO, trasladaron además al secretario de Estado de Empleo que estos procesos se están focalizando en los empleados con sueldos más bajos, lo que reduce el ahorro de costes que se busca con estas medidas.
Pepón, la excepción
El caso de José Domínguez Abascal, que sucedió a Felipe Benjumea como presidente en septiembre de 2105 y hasta el último día de febrero de 2016, es una excepción en cuanto al cobro de indemnizaciones millonarias -que no sólo se circunscribe a Benjumea y Sánchez, sino que se extiende al exjefe de la filial Yield, Javier Garoz (1,3 millones) o el exvicepresidente José Terceiro (2,8 millones por 19 día de trabajo en 2015).
Domínguez Abascal, catedrático de la Escuela de Ingenieros de Sevilla donde es conocido popularmente como Pepón, renunció a cobrar 700.000 euros al dejar el cargo como recogía su contrato. Esa posibilidad de no cobro estaba vinculada a la vuelta a su puesto anterior en la Universidad, como así lo eligió Abascal. Además, la empresa decidió no abonarle otros 700.000 euros de bonus al no cumplirse las condiciones.