1959 es un año tristemente recordado por los grandes amantes de la música y, en especial, del rock and roll. El 3 de febrero perdieron la vida en accidente de avión Buddy Holly, Big Bopper Richardson y Ritchie Valens. Don Mclean se inspiraría en aquellos hechos para dar forma a la canción más popular de toda su carrera, American Pie, en la que hace referencia al día en que murió la música. Justo por aquellas fechas, surgía un nuevo ídolo teenager, Ricky Nelson, que también falleció en accidente de avión, en 1985, después de haber interpretado en directo un tema de Buddy Holly. 1959 fue un gran año para Nelson, ya que también gozó de su debut cinematográfico, para la que no pudo tener mejor elección: Río Bravo. En esta maravillosa y grandiosa obra maestra del western de Howard Hawks compartió protagonismo con John Wayne, Dean Martin, Ward Bond, Walter Brennan y Angie Dickinson.
En la recta final de la película, mientras aguardan en el despacho del sheriff a que se consume el esperado duelo final, Dean Martin y Ricky Nelson interpretan a dúo una preciosa balada country: My rifle, my pony and me. A nadie escapa que los representantes de ambas estrellas obligaron a incluir en el guión el que aparecieran interpretando una canción -en realidad son dos, una detrás de otra- en la película para promocionar sus respectivas carreras musicales, pero lo más importante es la naturalidad con la que fueron integradas al desarrollo dramático de la narración.
Por supuesto, la voz y el encanto de Dean Martin están muy por encima de las posibilidades de Nelson, pero seguro que fue éste quien derretía los corazones de las jovencitas cuando aparecía en primer plano y cantando con su decorada guitarra acústica. Ha pasado medio siglo desde entonces y ni la película ni aquella escena han perdido nada de su encanto ni de su grandeza.